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Los nuevos temas de Panic at the disco sonaban con fuerza por los parlantes del cuarto de Selena. Luz se encontraba despatarrada en el piso comiendo papitas mientras que yo me había adueñado de la cama y buscaba alguna película buena para ver. Casi sin quererlo otra semana había pasado en la academia, el ambiente estaba más relajado y más tenso al mismo tiempo, la llegada de los demás cada vez más inminente, los entrenamientos cada vez más brutales y las clases más exigentes. Luego de una semana difícil todas habíamos pensado que lo que más necesitábamos era una noche de chicas, a pura comida y bobadas, así que en eso estábamos.

Sele volvió rápidamente de la cocina, armada con dos pizzas, unas papas con queso y un tarro de helado, yum. Desparramando todo en el piso nos sentamos en círculo a comer, y una vez que pasamos a las cosas dulces la cosa se puso seria. Robando el tarro de helado Luz salió corriendo a la otra punta del cuarto para señalarnos amenazadoramente con una cuchara.

- El helado está de rehén- gritó muy seriamente a lo que Sele y yo nos miramos sin entender nada- las dos tienen muchas cosas que contar sobre sus respectivos chicos, así que si quieren a esta dulzura ¡desembuchen!

El repentino tono bordó de la cara de Sele consiguió arrancarme una carcajada que me ganó una mirada de odio por parte de la rubia.

- Yo no he escondido nada pero acepto el interrogatorio si eso te hace feliz y me consigue algo de helado-accedí aún entre risas,después de todo el helado valía esta locura.

- Yo no tengo ningún chico- refunfuñó Sele con la cara como un tomate.

- Claro porque hacerse ojitos con mi hermano casi continuamente ahora es nada.-repliqué haciendo que sacara chispas.

Mientras teníamos esa pequeña guerra de miradas, Luz ya se había puesto a comer parada donde estaba. Tomando una siguiente cucharada del delicioso helado se lo puso enfrente a Sele tentadoramente.

- Somos tus amigas y queremos saber de tu vida y que está pasando en tu corazón porque nos importas mucho y son cosas lindas de compartir, y encima te estoy ofreciendo helado a cambio, no te atrevas a rechazarme porque sino juro que vas a tener que vértelas con toda mi ira.

Tras unos segundos de lucha interna la rubia abrió la boca y se comió la cucharada de helado aún con cara de enfado, pero rindiéndose al fin. Pronto nos volvimos a sentar de círculo,cada una cuchara en mano, sonrisas amplias pintadas en nuestros rostros. La pequeña morena fue la primera en preguntar.

-Selena ¿te gusta o no el hermano de Cathy?

- Cathy tiene muchos hermanos. - contestó ella evasiva.

- Si pero el único que hecha baba por ti y tu por él es Enzo, así que contesta.

- Esta bien, esta bien, puede ser que me sienta un poco atraída hacia él...- contestó llevándose una cucharada de helado a la boca.- Ahora a vos, ¿por qué tan repentinamente interesada por nuestras relaciones amorosas?

- Soy hija de la diosa del amor, lo que significa que necesito dos cosas, mucha atención física, si es que me entienden, y también mucho romanticismo e historias y acciones tontas y tiernas. La primera mitad Sam la cubre más que bien continuamente, pero el pobre no tiene ni un pelo romántico en todo su enorme y sexy cuerpo.- contestó ella dramáticamente, y llevándose su cucharada de helado- Además ya era hora de tener una charla de chicas y compartir estas cosas. Ahora Cathy, ¿que tal es Ian?

La pregunta me agarró un poco por sorpresa y la verdad no entendía por completo a que se refería.

- Es genial- les contesté sintiendo como la sonrisa de enamorada boba se formaba en mis labios- es un tonto engreído pero también es tierno y loco y me cuida y me hace reír. Nunca tuve algo así con nadie, y no me imagino como pudiera ser mejor.

En el amor y la guerra, todo se valeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora