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     Nos encontrábamos todos sentados en los sillones del living, luego de lo que había pasado en mi cuarto Eric me había llevado hasta allí y yo me había hecho una pelotita pegada a su costado mientras el me abrazaba fuerte, y aún seguíamos así. Los demás chicos habían terminado la comida casi sin hacer preguntas y justo cuando llegó Ares se habían venido a sentar con nosotros, ahora esperando a que comenzara a explicar todo. Tras sentir un fuerte apretón de los brazos de Eric, alentándome a hablar me aclaré la garganta y empecé.

     - Yo, la verdad no se que es lo que está pasando. La primera vez que lo sentí fue la primera noche que pase acá, era como si una mano me estuviera acariciando el brazo, pero cuando me levante no había nada ni nadie. Y se vino repitiendo desde entonces, cuándo estuve en la cocina después de la pelea,anoche en el ascensor y algunas otras veces, al principio creí que eran sólo imaginaciones mías, pero cada vez la sensación se vuelve más clara, las caricias más duraderas.- dije dándome cuenta de la gravedad de lo que había estado ocultando,al no decirlo antes no lo había visto- hace un rato fue la primera vez que lo vi, nunca antes me había tocado el pelo, y menos había podido verme mover así. Supongo que no eran imaginaciones mías después de todo.

     Los chicos parecían profundamente pensativos luego de lo que les había dicho, pero no conseguía adivinar por sus rostros si estaban pensando que era algo bueno o algo malo.

     - El día después de la pelea- intervino Diego aclarándose la garganta- ¿te referías a cuando entre a la cocina?

      - Si, a ese mismo.

     - ¿Al entrar viste o sentiste algo que fuera remotamente amenazador?- preguntó Ares con voz seria.

     - No, Cathy estaba completamente sola en la cocina. Recién me había despertado y fui a ver si había alguien en la cocina y allí estaba ella, no sentí nada más.

     Me removí algo inquieta en mi lugar, acomodándome más derecha sobre el brazo de Eric, con el leve roce de la tela en mi cuello recordé el tatuaje.

     - Hay otra cosa, la noche después de la pelea me apareció un tatuaje en el cuello. No se cuando salió ni que significa, simplemente está ahí. - Les dije y ante sus miradas corrí mi cabello y tire un poco del cuello de la remera para que se pudiera ver.

     Uno a uno los muchachos lo observaron, terminando por Ares que pasó sus manos levemente sobre él. La piel aún cosquilleando por alguna razón, no reaccionó para nada ante el contacto, y por la cara de todos podía saber que ellos esperaban que pasara algo.

     - Las alas pueden significar muchas cosas, un sin fin de criaturas las poseen, nuestras o de otros dioses, son también el signo de Hermes y de la resurrección... ¿Sentiste algo cuando aparecieron?¿molestia, quemazón o algún ardor, cualquier cambio?

     - No de hecho hasta que Ian no me comentó de "mi tatuaje" no supe de su existencia. Supongo que fue después de la batalla porque antes se hubiera visto con el vestido.

     Me acomode la ropa mientras todos pensaban en silencio por unos momentos, el único que parecía tan desconcertado como yo era Andrés, pero aún el tenía una mueca sería en sus siempre alegres rasgos. Ares paseaba concentrado por el living, sus musculosos brazos cruzados sobre su pecho y susurrando cosas en voz baja.

     - Realmente no tengo muchas respuesta sobre nada de esto, no es extraño la presencia de espíritus o poltergeist, pero sus intervenciones suelen ser más bien bromas y por lo general no duran más que un par de días. Me gustaría poder consultar con los demás sobre el tema, e hija, no quiero que nos ocultes algo así nunca más ni a mi ni a tus hermanos, no tenemos forma de ayudarte o protegerte a menos que nos lo digas, y no puedo decir ahora si esto es algo grave o no, no dadas todas las cosas extrañas vinculadas a tu nacimiento. - Me dijo él parando su incesante paseo y agachándose frente a mi, podía ver el desconcierto y preocupación pintados en sus ojos marrones, tan similares e los míos, era acogedor y extraño a la vez, no estaba acostumbrada a tener un padre.- sobre el tatuaje tampoco puedo decir mucho más. No me explico como puede haber aparecido sin que lo notaras, aunque la adrenalina y estrés de la batalla si pueden haber activado algo dentro de ti que estuviera dormido hasta entonces. Sólo conozco otro caso de alguien con un tatuaje así, y aunque hasta ahora no le ha traído ningún problema tampoco nunca le encontramos explicación.

     - Prometeo - dijo Enzo con una mirada indescifrable. 

En el amor y la guerra, todo se valeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora