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Sentía mi cabeza palpitar como si alguien me hubiera estado golpeando con un martillo,todo mi cuerpo se sentía adolorido, aunque más importante que eso me sentía casi internamente cansada. Parpadee lentamente intentando acostumbrar mi vista a la brillante luz que me rodeaba, y no pude evitar soltar un quejido al mover mi cabeza, sintiendo una punzada.

- Gracias a Hades, ¿cómo te sientes enana? - escuché la voz de Enzo a mi lado como si estuviera gritando y no pude contener otro quejido.

- Como si alguien hubiera estado utilizando mi cabeza de blanco de boxeo. - dije con voz áspera sintiendo lo rasposa que estaba mi garganta.

Notando mi incomodidad Enzo rápidamente me alcanzó un vaso de agua y me ayudó a enderezarme en la cama para poder beber con comodidad. Un poco más lúcida pude hechar un vistazo a mi al rededor, reconociendo rápidamente las líneas de camas a mi alrededor y el techo abovedado, me encontraba en la enfermería, pero solo estábamos nosotros dos.

- Cielos agradece que estoy tan feliz de volver a ver tu maldita y molesta cara porque sino verdaderamente debería asesinarte- dijo Enzo tomando el vaso vacío de mis manos y dejándolo en una mesita, sus ojos igualmente angustiados y felices. - lo que hiciste fue demasiado Cath, no deberías haberte presionado de aquella manera, Samuel casi no puede traerte de vuelta.

De a pedazos recuerdos de lo que había pasado llegaban a mi mente, el percance en el gimnasio con Prometeo, la tos con sangre y todo el problema, su inminente muerte y la ubica opción que teníamos sobre la mesa para mantenerle vivo, y luego la pequeña práctica con Harael y el intercambio con el moreno, la sensación de tener mi cuerpo drenado y su mirada brillante antes de que cayera al piso.

-¿Pude hacerlo? ¿Esta vivo Prometeo?

Con un suspiro vi como Enzo sacudía su cabeza antes de contestar.

- Si, lo conseguiste, pero casi te cuesta tu vida enana - contestó él como si las palabras le dolieran - Harael cree que lo que sucedió fue que en lugar de curar las partes dañadas en él, tú absorbiste el veneno de su sistema de alguna forma, canalizándolo hacia el tuyo, esa transacción tomando casi toda tu energía y por eso casi te cuesta tu vida... Has estado inconsciente por dos días.

- ¿Pero eso significa qué él está bien? ¿Qué ambos lo estamos? - insistí, una parte de mi sin poder creerse del todo que efectivamente había conseguido hacerlo, que yo había sido la responsable.

- Si tonta - me dijo entre molesto y sonriente, tomando una de mis manos entre las suyas y acariciándola- Los muchachos siguen sin estar completamente seguros de que y como lo hiciste, y aunque apenas acabaste de hacerlo Prometeo parecía estar como nuevo no hay forma de garantizar que no haya algún tipo de secuelas es ambos. El tipo de conexión que activaste, el poder que demostraste, esta lejos de ser algo común Cath... Cuando comenzaste a trabajar sobre él tu tatuaje comenzó a brillar al igual que tus ojos, pura luz saliendo de ti y aunque nadie lo intentó estoy seguro de que si hubiéramos querido acercarnos hubiera sido imposible. Por un momento hasta puedo jurar que tus alas parecieron despegarse de tu espalda, como si de verdad te estuvieras convirtiendo en alguna especie de ángel.

>>Ermine cree que podemos haber subestimado el poder de tu sangre y la combinación con la de papá, pero es difícil determinar también que tan estable es la relación entre ambas, hacer el tipo de cosas que hiciste puede tener resultados inesperados como mínimo.

Sin saber que más decir suspiré intentando relajar mi cuerpo sobre la cama, intentando formar una sonrisa en mis labios para tranquilizar un poco a Enzo, a la vez que enredaba suavemente mis dedos en su cabello haciéndole los mimos que sabía que lo relajaban; aunque nunca había sido mi intención, definitivamente lo había puesto en una posición dura. Aunque después de todo lo que me había dicho ya no conseguía sorprenderme, sabía que estaba jugando con fuego, y que probablemente había tenido mucha suerte de salir entera de ello. Me sentía como yo misma, pero no podía evitar recordar la forma en que los instintos se habían apoderado de mi cuerpo a la hora de manejar la conexión, una parte más profunda y misteriosa de mi tomando poder, las preguntas surgiendo de a montones.

En el amor y la guerra, todo se valeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora