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     No podía dejar de mirarme al espejo con la boca abierta aunque nunca había sido una de esas chicas que les gusta admirar su reflejo, es más, era más bien de la chicas que le huían a los espejos, sobre todo porque nunca me había sentido bien c...

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     No podía dejar de mirarme al espejo con la boca abierta aunque nunca había sido una de esas chicas que les gusta admirar su reflejo, es más, era más bien de la chicas que le huían a los espejos, sobre todo porque nunca me había sentido bien conmigo misma, ni con mi físico ni con mis rasgos, pero ahora simplemente no podía apartar mis ojos del reflejo. La ropa que las chicas me habían traído era más que perfecto, una pollera recta de gasa negra con borde de encaje me cubría de los pies a la cintura, un corte sobre la pierna izquierda me permitía caminar con comodidad y a la vez se veía endemoniadamente sexy junto con un pequeño adorno dorado que me rodeaba el muslo. En la parte de arriba un top de manga larga de encaje me cubría dejando a su vez ver mi piel, un corpiño tela oscura tapaba la parte del busto y terminaba, dejando una leve franja de piel descubierta entre ambas prendas. Era un conjunto más que hermoso, y sabía que nunca lo hubiera elegido yo misma, pero ahora no podía estar más feliz de tenerlo puesto. Las chicas además habían peinado mi cabello en una gruesa trenza adornada con pequeños hijos negros y dorados, acompañando perfectamente el maquillaje de mi rostro, el negro y dorado también en mis ojos, resaltando el tono marrón de una forma brillante y preciosa, y sellando mis labios con un tono rosa oscuro. Me veía increíble, hermosa y a la vez intimidante, como una verdadera guerrera, pero sobre todo me sentía bien, y eso era lo mejor.

      Las chicas estaban en silencio mientras me dejaban recuperar el aliento, con sonrisas iguales a las mías. Luz llevaba puesto un precioso vestido rojo oscuro de estilo griego, con millones de pliegues cayendo sobre su cuerpo suavemente, haciéndola parecer aún más delicada y hermosa de lo que ya era. Selena por el contrario llevaba un vestido estilo trompeta en azul marino, que dejaba sus hombros descubiertos con millones de pecas a la vista; combinado con su precioso cabello rojizo casi parecía una exótica sirena.

     - Estas hermosa Cath, mi hermanito verdaderamente tiene buen gusto en ropa- me dijo Luz a la vez q entrelazaba suavemente sus dedos con los míos,regalándome una sonrisa radiante.

       -¿Tu hermano? ¿No habían elegido ustedes el vestido?

      - Bastian nos llevó a buscar los vestidos e hizo un poco como psicólogo- consejero, y apenas entramos vio este conjunto en un maniquí y simplemente dijo que era perfecto para ti, y no puedo evitar estar más de acuerdo, resalta tu belleza.- contestó ella con toda naturalidad. 

     La respuesta me dejó bastante helada por unos segundos, una parte de mi sabía que no era la gran cosa, pero la otra no podía dejar de asociar un cierto nivel de intimidad a toda la situación, aún más dado lo que me había encantado el conjunto. Una luz se prendió en el fondo de mi mente y no demore en ir hacia el pequeño joyero que tenía sobre mi tocador y sacar el collar de la golondrina que me había dejado en mi habitación hace un tiempo, su tono dorado brillando tal como lo recordaba y era el perfecto cierre para todo lo que llevaba puesto. 

      - Tendré que buscarlo después en la fiesta para agradecerle entonces, de verdad se pasó, todos con esto, en serio no podría encantarme más. - les dije recomponiendome un poco de todo aquello.

En el amor y la guerra, todo se valeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora