14º

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     Ian consiguió reaccionar antes que yo y tomándome de la mano salió corriendo nuevamente hacia el salón. Hubo un segundo más en el cual todas las personas que estaban afuera asimilaban lo que estaba pasando, mirando con ojos desconcertados mientras pasábamos corriendo a su lado.

     Un par de segundos después ya habíamos entrado al salón, Ian soltó mi mano y subió de un salto a una pequeña tarima que había y corriendo la tela del fondo dejó descubierta una palanca roja que tiró. Instantáneamente se prendieron todas las luces del salón y se cortó la música, ahora se escuchaban con más fuerza los gritos desde el jardín.

     - Estamos bajo ataque.- gritó a todos los presentes.- hay un ejército afuera, todos en formación ya.

     Luego de otro segundo de desconcierto las personas comenzaron a moverse. De detrás de las barras comenzaron a sacar armas, algunas personas sacaban otras de sus sacos o carteras. Un ruido metálico me hizo mirar al rededor y alcancé a ver el momento exacto en que unas persianas metálicas caían tapando casi todas las ventanas y puertas externas del lugar,menos por la que habíamos entrados y ahora la gente salía.

     - Cathy necesito que me escuches bien- me dijo Ian agarrándome de los hombros- no salgas, no tengo idea que está pasando pero no salgas. No terminamos tu entrenamiento.

     - ¿Qué mierda esta pasando?

     Ian no me contesto,sólo sacó un cuchillo de alguna parte de su traje y me lo puso en la mano.

      - Enserio, gatita, no salgas, apenas pueda voy a volver por ti.- y sin esperar ninguna respuesta me dio un beso en la frente y salió corriendo nuevamente.

      Me quedé un par de segundos mirando el cuchillo que Ian había dejado en mis manos. La gente corría por todas partes,algunas personas hacia afuera y otras juntando a los muchachos más jóvenes de la fiesta para llevarlos al fondo del salón, acomodando las mesas de alguna forma especial. Mire al rededor buscando algún rostro conocido pero no podía ver nada en la vorágine de rostros, ni si quiera era capaz de encontrar a los dioses, aunque esperaba que ellos estuvieran afuera enfrentando la batalla. A pesar de las palabras de Ian, no podía quedarme adentro, no si no sabía donde estaban los demás o si estaban bien, así que agarrando fuerte el cuchillo y los bajos del vestido corrí como los demás hacia afuera.

     Afuera parecía caos, las criaturas ya estaban a unos pocos metros de las puertas y todos estaban peleando por los jardines y sin poder evitarlo mis ojos quedaron fijos en la escena. Chicos y chicas armados con cuchillos, espadas, dagas, arcos y demás armas peleaban contra arpías y lamias. En algunos lugares se veían destellos de luz, aunque no sabía de donde procedían, y alguien intentaba gritar ordenes, que no estaba segura de que los demás estuvieran siguiendo. A mi izquierda había una chica menudita peleando con una lamia, con un brazo ya ensangrentado no parecía llevar las de ganar. La lamia le pegó un golpe con su cola de serpiente consiguiendo que la chica se desparramara en el suelo, ahí reaccione. Sin pensarlo casi había echado a correr hacia ella y con una patada lateral conseguí desestabilizar a la lamia para que la chica pudiese volver a sus pies. Sin darme tiempo a pensar nada más mi cuerpo actuaba por mi, esquivando golpes y dando otros, recordé la pelea que había ocurrido hace solo una semana en mi casa, mi primera pelea, y apenas tuve la oportunidad apuñale a la criatura, que calló inerte al suelo.

     La chica me miraba con ojos asombrados, y después de darle un apretón en la mano salí corriendo para adentrarme más en la pelea. No tenía idea como transcurría el tiempo, ni a quien estaba ayudando o a cuantas criaturas había herido o matado, solo tomaba aliento y continuaba con la próxima, avanzando por inercia, como si mi cuerpo supiera donde podía ayudar, y cuales eran los puntos débiles en cada caso. Periféricamente pude ver como mis hermanos y Selena peleaban juntos contra dos arpías y cuando me gire en su dirección a ayudarlos algo me agarró del brazo y tiró al suelo. 

En el amor y la guerra, todo se valeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora