36º

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     - Siempre deben mantener una suave sonrisa, nunca muy grande ni caras serias. Además cuando se aproximen para comenzar una charla con otra persona lo más apropiado es iniciar con una cortesía...

       Hacía media hora que nos habían reunido a todos para iniciar una serie de clases de etiqueta en vista de que faltaba sólo una semana para la llegada de nuestros invitados, cosa que ocurriría un miércoles y seguido por un baile de bienvenida el sábado. Muchachos,habíamos vuelto al siglo XV y teníamos que aprender como era apropiado comportarnos y hablar y comer y hasta bailar, casi tenía miedo que incluyeran un apartado sobre cómo ir al baño. Y aunque en cualquier otro momento hubiese muerto por escuchar de algunas de estas cosas, ahora sólo podía pensar en el tiempo que estábamos perdiendo, Ares nos había contado que llegaban nuevos informes en ataques al rededor del mundo, hacía unos pocos días habían entrado dos hijos de Apolo y una hija de Poseidón,todos de menos de 10 años, habían perdido a sus familias. Y nosotros acá aprendiendo los saludos de cortesía correctos para los diferentes invitados, encima nos habían separado entre varones y mujeres, porque se suponía que no teníamos los mismos papeles y deberes en sociedad. Estaba realmente aburrida y frustrada de encontrarme allí, pero al menos tenía a las chicas conmigo, Selena desde hacía un buen rato peinando y despeinando mi cabello de mil formas distintas, ese pequeño mimo al menos relajándome un poco. 

     Continué con mis discusiones mentales ignorando la cháchara que daba la chica parada al frente del grupo, era una pelirroja de alrededor de 30 años, con piel de porcelana y grandes ojos marrones parecía una muñeca, definitivamente parecía el tipo de persona que tenia etiqueta perfecta. Desde la otra punta del salón Katia miraba atentamente todas sus explicaciones, la rubia había estado bastante misteriosa últimamente lo que no me daba buena espina, no creía que luego de su ruptura con Bastian fuera a quedarse sin hacer nada.

     - Algunos de ustedes ya han recibido algo de formación en etiqueta así que van a estar ayudándonos hoy y en las siguientes clases- continuó la pelirroja ahora captando mi atención- Elizabeth, Sofía, Katia Martina, Luz, Eric, Pedro, Aaron, Nicolas y Bastian son algunos de ellos,y quiénes van a estar dándonos una gran mano hoy.

     Me di vuelta clavando la mirada en mi amiga en búsqueda de una explicación, aún en estado de shock por el anuncio de nuestros "profesores" de etiqueta. La morocha simplemente se encogió de hombros mostrando su permanente sonrisa antes de pararse frente al grupo junto a los demás para comenzar a dividirnos y trabajar. 

     Toda la primera parte se trató de infinitas cortesías, la forma correcta de pararse y saludar, las delicadas reverencias que teníamos que dedicar a los diferentes dioses y las frases que era costumbre intercambiar. Nos llevábamos además una cantidad ridícula de material para estudiar, aunque por lo menos de aquello tal vez conseguíamos aprender algo verdaderamente importante de las otras culturas, algo que pudiera darnos una pista para entender lo que estaba pasando.

     Para la parte final nos pusieron en parejas, momento en el cuál me prendí de Sele como una garrapata, comenzaba el turno de los bailes tradicionales. Secuencias de delicados movimientos y giros se intercalaban de forma elegante,y aunque nunca había bailado algo similar, tenía que admitir que me gustaba. Dejar ir el cuerpo al compás de la música, sentirla fluir con con los movimientos, el salón girando como si fuera uno solo; no voy a decir que era una gran bailarina,ni de cerca, pero disfrutar de ello aliviaba la carga, y era menos estresante que cuestionar mi desempeño en los entrenamientos. De pronto una frase apareciendo en mi mente, "un verdadero guerrero debe ser capaz de ser mortal en batalla y grácil en la pista de baile", no recordaba donde la había leído, definitivamente había sido antes que todo aquello, pero ahora tomaba un nuevo significado. No podíamos evitar reír a carcajadas con Sele mientras nos enredábamos,yo guiando y ella siguiendo, no éramos para nada una mala pareja; cada tanto alguno de los chicos corrigendo nuestra postura o volviendo a marcar el ritmo.

En el amor y la guerra, todo se valeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora