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     Ya no sabía hacía cuantas horas que estaba en el gimnasio, que todos estábamos en el gimnasio. El día había comenzado con un anuncio de parte de Zeus, nos habían juntado a todos en el anfiteatro para anunciar que nuestro esquema de clases iba a cambiar "un poco", las horas de entrenamiento aumentaban mientras que las de historia disminuían y otras se reemplazaban por estudios en otras culturas, la viste excusa era que ante la perspectiva de visitantes era una gran oportunidad para fomentar el intercambio cultural y comparar nuestras formas de entrenamiento. Si claro, alguien tenía que decirle al viejo que su excusa no era buena,todos podían notar que algo más estaba pasando, y con bajarnos las clases teóricas sólo iban a conseguir obtener un montón de soldados estúpidos. Pero ni modo,acá nos encontrábamos todo mi grupo entrenándo desde la primera hora.

     Las chicas apenas verme habían pedido información sobre anoche, algo de lo que había podido escapar con relativa facilidad dado que parecía que Sele y Enzo habían estado muy cariñosos la noche anterior, un ataque de locura de un hombre lobo quedaba claramente en segundo plano. La única noticia que parecía moverse más que esa era la de la separación aparentemente definitiva de Bastian y Katia, al parecer ella había vuelto a la fiesta la noche anterior y básicamente atacado a cada chico que había podido, dejando en claro que estaba nuevamente disponible para el mercado. Hasta cierto punto me daba lástima que una hija de Atenea pudiera ser tan básica de mente, pero supongo que nadie se liberaba de ser un adolescente con el corazón roto.

     - 4 vueltas a toda velocidad, ¡YA!- se escuchó la voz de Ian por sobre la clase e inmediatamente todos dejamos lo que estábamos haciendo para obedecer. El entrenamiento había subido de intensidad y era matador.

      Aunque mi técnica había mejorado indudablemente seguía estando detrás de los demás cuando se trataba de fuerza y velocidad. Los músculos de mis piernas se sentían como gelatina y mis abdominales dolían al respirar, cada parte de mi quemando pero rendirme no era una opción. Una vez terminadas las vueltas me recosté en la pared intentando recuperar mi aliento y fallando estrepitosamente.

      - Tenes que hacer pausas entre las inhalaciones y exhalaciones, es mucho mejor de esa forma.- escuche que me decía alguien a la vez que me ofrecía una botella de agua- sino nunca vas a llegar a oxigenarte bien.

     Alce mi vista para encontrarme con la sonrisa amable del rubio y le sonreí como pude, agradecida por el consejo y el agua. 

     - Gracias. 

     - No es nada Cathy- me dijo mirandome fijo con su precioso juego de ojos turquesa- ¿todo bien la otra noche?

      Su pregunta me descolocó por un segundo hasta que recordé como nos habíamos ido de la reunión con Ian y apenas pude contener una sonrisa recordando como había continuado la noche desde ahí.

      - Si todo bien, cosas de lobos nada más- le contesté sin querer entrar demasiado en detalles,después de todo él había tenido que ver con la locura.

      - Si es sólo eso yo confío en tu juicio, pero después de lo que estuvimos hablando quería decir que siempre que me necesites voy a estar para ti Cathy, sin importar que.- sus palabras me dieron una hermosa sensación cálida y ahora no me moleste en contener mi sonrisa.

     - Vuelvan a entrenar, no pueden atrasarse en el primer día- se sintió la voz grave de Ian a nuestro lado. Por un segundo pareció que Bastian iba a replicarle, gran tensión formandose entre ambos, pero finalmente con una sonrisa se fue para continuar con sus ejercicios.

     - ¿No era que no ibas a intervenir en mis amistades?- le repliqué a mi lobo un poco en broma y un poco enserio.

      - Gatita...

En el amor y la guerra, todo se valeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora