10º

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Después de empezar la mañana desayunando con los chicos el día siguió sin demasiados incidentes. Las clases eran un poco complicadas,pero nada que no pudiera manejar, tenía que agradecer a todos los años de estudio anteriores, que me ayudaban ahora con esto. Salimos un poco temprano de la última clase, historia y mitología griega,en la que extrañamente no se hablaba nada de nuestros padres y madres sino más bien de batallas y criaturas.

Nos separamos para ir a cambiar las cosas en nuestros casilleros y luego comer. Caminaba lentamente sintiendo todos y cada uno de los músculos de mi cuerpo contraerse, quería creer que poco a poco el dolor iba a desaparecer, pero aún tenía que sobrevivir unos cuantos entrenamientos más. El dolor sumado con las extrañezas del día anterior, el encuentro semi desastroso con Bastian y la extraña entrada del diario de mi madre me habían dejado con un humor entre triste y extraño, que ni toda la locura por parte de Selena por la salida a comprar vestidos alcanzaba a curar. Abrí desganadamente mi casillero al tiempo que una pequeña notita en papel amarillo caía de él.

Me apresuré a levantarla antes de que nadie la viera, si era otra estúpida nota de un chico dejándome su número las chicas nunca me iban a dejar en paz. Iba a tirarla al fondo del casillero junto con mis libros, pero la letra estilizada llamó mi atención y no pude evitar leerla:

" Nunca serás lo suficiente para él zorra, así que más te vale que te alejes y vayas asumiendo tu lugar. No sos más que una pequeña y triste huérfana de la que todos se van a olvidar después de echarse un polvo. Mejor aléjate de todos antes de que lo arruines, no querrás ver que pasará si no lo haces ."

No tenía firma pero no era necesaria relamente. Aunque intente sentirme ofendida por la nota y sabía que lo mejor era ignorarla una parte mía no pudo evitar encojerse de dolor, después de todo tal vez si era una tonta por permitirme sentir algo, era el bicho raro nuevo. Mi humor tampoco ayudaba demasiado, aunque debo decir que una vocecita dentro de mi solo quería ir y gritarle que ella era la zorra. Escuché pasos acercándose por el pasillo así que tire todo junto y arranque me mochila para poder cerrarlo, por alguna razón no quería que nadie supiese de la nota, ni mucho menos de que realmente me había afectado.

- ¿Ya estas lista enana? - me preguntó Andrés a la vez que pasaba su brazo por mis hombros.

-Claro, vamos . - le conteste formando una sonrisa rápida, que no pareció convencerlo demasiado.

- ¿Todo en orden?

- Si si, son solo muchos cambios, estoy un poco descolocada. - le conteste rápido, no me gustaba mentir, a nadie, pero tampoco era una conversación que estuviera dispuesta a tener ahora.

- Lo entiendo, a todos nos costó un poco los primeros meses - me dijo a la vez que me daba un fuerte abrazo, para luego mirarme a los ojos. - pero no estas sola, ni acá ni en ningún otro lugar nunca más, me tenes a mi y a los demás, no dudes de ello.

Espere unos segundos antes de contestarle, porque sino seguramente no iba a poder contenerme y comenzaría a llorar, Andrés tenía una forma simple y cálida de hablar que era justamente lo que me hacía falta, con unas pocas palabras había conseguido que me sintiera un poco más segura y querida.

- Gracias. - le contesté estrujándolo yo ahora en un abrazo- Enserio que gracias.

- Siempre pequeña, siempre. - contestó él. - Ahora a comer y después tenes que patear traseros en el entrenamiento.

En el comedor ya nos esperaban Juli, Luz y Sele, sentadas junto con Diego y Enzo, así que tomamos rápidamente algo de comida y nos sentamos junto a ellos. La comida de la cantina era simplemente deliciosa, pero la maraña de sentimientos me tenía el estomago algo cerrado así que me dedique a picotear con un poco de pan mientras los chicos me robaban de a poco mi comida, esta vez ni siquiera tenía algún postre delicioso para alegrarme.

En el amor y la guerra, todo se valeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora