Capítulo 35 (+18)

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Se encerraron en el baño. Entraron a la ducha entre besos y caricias, disfrutando el calor del otro. Elliot agarró la esponja y el gel de baño y empezó a enjabonar la espalda de Olivia, de ahí pasó a sus senos. Lentamente pasaba la esponja por el cuerpo de ella. Ella sintió su mano en su piel, en su espalda y se estremeció con la sensación. Le pidió que la dejara enjabonar su cuerpo y con suavidad empezó a enjabonar su cuello, su pectorales, su espalda pero sin la esponja, sólo con sus manos. Elliot recuperó el control y recorrió toda la espalda de ella nuevamente, llegando a su trasero. Nunca habían tenido un encuentro como ese desde que eran pareja y lo estaban disfrutando demasiado. Esta vez estaban disfrutando de todas las sensaciones que el tacto del otro les provocaba, sin miedo, sin vergüenza alguna. Sólo era amor, pasión y deseo. 

Cuando él empezó a enjabonar en trasero de Liv, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, estaba de espaldas a él. Quería tocarlo, besarlo pero no se dio vuelta, sólo cerró los ojos disfrutando de su toque. Él siguió acariciando sus nalgas, su espalda, llevó una mano hasta uno de sus senos y ella arqueó la espalda echando su cabeza hacia atrás y gimiendo. Elliot le susurraba al oído palabras de amor y cuanto le fascinaba tenerla entre sus brazos en cada caricia que le daba, estaba completamente a su disposición. Olivia pegó su cuerpo al de él y subió sus manos hasta su cuello para tomar su rostro y poder devorar sus labios. Sintió la erección de Elliot crecer cerca de su trasero y gimió en su boca. Ya estaban excitados y su respiración se hacía cada vez más fuerte y más rápida. Puso a Elliot contra la pared de la ducha y tomó su miembro con sus manos, haciendo movimientos hacia arriba y abajo. Él gemía y jadeaba de placer con los ojos cerrados, dejándole todo el control a ella.

Él se movió rápidamente, saliendo del agarre de Liv porque no aguantaría más si seguían por el mismo camino. La pegó a su cuerpo con una de sus manos agarrándola por la cintura para abrir la llave de la ducha otra vez y quitar el jabón. Sujetó sus dos manos por las muñecas y las subió por encima de su cabeza, ella se dejó llevar de nuevo. Elliot acercó su boca a la suya y la besó profundamente, lleno de amor y pasión. Acariciaba su cuerpo incansablemente, con devoción. Llevó su boca hasta sus senos y empezó a jugar con ellos como lo hizo la noche anterior, ella se estremecía en cada toque. De un momento a otro Elliot alzó una de sus piernas a la altura de su cintura y entró en ella, rápido y profundo. Él ahogo su gemido besándola y excitándola aún más. La iba a volver loca si seguían teniendo esos encuentros llenos de deseo y ganas de que sus caricias queden marcadas como un tatuaje invisible en la piel del otro. Estuvieron así por varios minutos, él dentro y fuera de ella, a un ritmo exquisitamente placentero hasta que sus cuerpos ya no pudieron más y llegaron juntos al clímax. Con la respiración agitada de besaron y sonrieron cómplices por todo lo que estaban haciendo desde el día anterior. Se dijeron cuanto se amaban y terminaron de ducharse.

Al salir del baño se empezaron a vestir y Elliot la miraba fijamente mientras él también se vestía pero lo hacía lento. 

—Deja de verme así —pidió lanzándole una de las almohadas de la cama.

—Ya dije que no puedo —se acercó a ella tomándola por la cintura.

—Creí que estabas apurado por salir de la habitación.

Él echó a reír.

—No sé lo que estás haciendo conmigo pero me encanta y te amo —le dio un beso rápido y salió apresurado de la habitación sin ponerse la camiseta. Sólo tenía puesto unos jeans que marcaba su trasero y estaba descalzo. Ella se quedó en la habitación, frente al espejo, rozando sus labios. 

—Tampoco sé lo que estás haciendo conmigo. Solo sé que también te amo —se dijo ella cerrando a los ojos y recordando las caricias, los besos, todo lo sucedido la noche anterior y minutos atrás.

Reencuentros amorososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora