El tiempo había pasado casi volando. Olivia tenía algo más de 30 semanas de embarazo y no había tenido que regresar por complicaciones o más contracciones, sólo por control. Allan había sido claro con Olivia y Elliot desde que ella salió del hospital, tenía que ir sí o sí cada semana y así lo habían hecho. Los bebés estaban en perfecto estado aunque algo más pequeños de lo que debían. Liv seguía tomando medicamentos para aumentar la madurez de los pulmones de los bebés ya que todos eran conscientes que no era muy probable que cumpliera todas las semanas de embarazo que eran.
Por otro lado la habitación de los bebés estaba lista. Elliot había hecho tiempo récord con la decoración para que Olivia estuviera más relajada y también porque adoraba ver su sonrisa cuando ingresaba en la habitación de los bebés. Con todo el pesar del mundo se iba a trabajar todos los días dejando al amor de su vida en casa. Habían llegado a un acuerdo y era que él iría a recoger a Noah a la salida de la escuela, todos los días, y después almorzaba con ellos, esa era la rutina que tenían desde que Liv había salido del hospital aunque a veces ella la modificaba yendo al trabajo en la mañana hasta que su hijo saliera de clases.
Bernie y los hijos de Elliot habían ayudado bastante con todo en la nueva casa de su padre. Bernie se quedó una semana más después que Liv saliera del hospital para ayudarla en casa. Kathleen también estaba más presente en casa con Liv que en su nuevo departamento y es que todos procuraban no dejarla sola.
—El viernes tenemos que ir de nuevo al hospital, mi amor —repitió Elliot. Él era el más pendiente de los controles de Olivia y sus medicamentos desde que le dio tremendo susto hace semanas atrás.
—Yo sé... sólo quiero ir al centro comercial antes de ir al hospital —dijo mirándose de lado en el gran espejo que tenían en la habitación—. O vamos el jueves.
—¿No tienes hambre? —preguntó sonriendo y acercándose a ella para abrazarla por la espalda—. Noah nos espera para desayunar —añadió, era miércoles por la mañana y aunque tenían tiempo siempre se tomaban más minutos desayunando.
—Quiero comprar unas cosas. El sábado viene tu madre y tus hijos... tenemos otros planes —se giró para quedar frente a él y besó su nariz haciendo un puchero que le sacó una sonrisa a Elliot.
—¿Qué vamos a comprar el jueves?
—Un moisés para los bebés. Serán muy pequeñitos y tienen que dormir con nosotros las primeras semanas... la cuna es tan grande.
—Me encanta la idea. Se me debió ocurrir antes.
Ella lo acercó tanto como su barriga se lo permitió y le dio un gran beso.
Bajaron a desayunar y casi media hora después Elliot y Noah se despedían de Olivia que estaba desde la puerta de la casa. Una vez ellos se iban la casa quedaba en total silencio hasta que a Oreo se le ocurría jugar con uno de sus peluches por toda la casa. El cachorro estaba gigante pero cada vez más amaestrado por lo que si hacía caso aunque Liv lo estaba consintiendo demasiado desde que se quedaba en casa.
—¿Cómo amaneció Liv? —preguntó Fin ni bien vio a Elliot ingresar a la unidad.
—Sí amigo mío, yo estoy en perfecto estado, gracias por preguntar —bromeó Elliot mientras dejaba sus cosas en su escritorio ya que seguía fuera con sus compañeros y no usando la oficina de Olivia—. Buenos días para ti también Fin.
—¿Y Olivia?
—Muy bien pero aunque ya no lo diga sé que odia quedarse en casa.
—Ya sabes cómo es ella, Elliot. Buenos días —sonrió Amanda, sentándose en su puesto con un café en mano.
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Reencuentros amorosos
FanfictionOlivia, madre y mujer trabajadora, comprometida con su trabajo, nunca imaginó que su vida cambiaría por el regreso de su antiguo compañero. Elliot, ha experimentado tantos cambios en su vida desde que salió de Víctimas Especiales y lo único que dese...