Capítulo 83

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—Pues lo eres. Eres mi vida entera. Tú y mis hijos son los que me dan la fuerza para vivir cada día. Creo que es la mejor manera de llamarte. Mi vida —sonrió y besó su cabello.

—Te amo. Te amo tanto.

—Y yo te amo. Te amo más de lo que puedas imaginar. Los amo —dijo y la abrazó un poco más fuerte.

—¿Qué tal se portó Noah? —preguntó acomodándose en el sofá y sobre el pecho de Elliot.

—Como un ángel. Como siempre.

—¿Tus hijos?

—Bien Liv. Saben cómo es nuestro trabajo. Se sorprendieron que no saliera corriendo junto a ti. Incluso, Maureen se ofreció a cuidar de su hermano.

—Su hermano —susurró.

—Es su hermano mi vida. Igual que ellos —aseguró poniendo sus manos en su barriga.

—Lo sé... es sólo que... que aún se me hace increíble todo lo que vivo, vivimos a tu lado día a día —confesó poniendo sus manos sobre las de él.

—Siempre va a ser así. Deberías acostumbrarte. Mmm... pensándolo bien mejor no te acostumbres. Quizás te aburres y me echas y ¡no! Ni loco me voy eh.

Ella rió.

—No te echaré... no todavía. Deberías portarte muy, muy bien. Sólo por las dudas.

—Es un hecho. Me darán mis alas de lo bien que me portaré.

Estuvieron varios minutos en silencio. Hasta que Elliot recordó que Olivia había dejado el almuerzo a la mitad y seguro no había comido nada después.

—¿Dónde vas? —preguntó al sentir que se movía para levantarse.

—Supongo que no has comido nada desde que dejaste el almuerzo a la mitad. Voy a calentar tu cena. Noah y yo ya comimos —contestó besando su cabeza y levantándose.

—No quiero nada. Sólo te quiero aquí, a mi lado, abrazándome.

—Liv —respiró profundo, sabía que algo tenía en esa cabeza y no sabía cómo hacer para que lo hablara.

—Liv nada. Ahora, cállate y siéntate —ordenó autoritaria, cruzando sus brazos.

—Está bien. Usted gana Teniente mandona pero en un rato tenemos que levantarnos de aquí. Noah tiene que darse un baño y dormir y nosotros también —se rindió él volviendo a acomodarse en el sofá para hacerle de almohada a Olivia.

Llegó la hora y ambos subieron a bañar a Noah. Olivia le había dicho a su hijo que volvería a la escuela. Elliot se quedó algo sorprendido por el comentario pero era lo correcto. El próximo año con más calma decidirían si su hijo iba o no a la misma escuela. No habían mencionado para nada el trabajo y menos el caso Taylor. El cerebro de Liv volvía a la escena del crimen una y otra vez pero trataba de olvidarlo, estaba en casa y con su familia. Definitivamente no era el momento para pensar en eso.

Olivia tomaba una ducha de agua caliente mientras Elliot la esperaba fuera, ya en cama y leyendo un libro. Ese domingo había sido un caos. Nunca había tenido un domingo tan agitado o por lo menos no desde que tenía a Noah. Se quedó por largos minutos bajo el agua. Esperaba que la misma la ayudara a relajarse. Mantenía sus ojos cerrados pensando en todo lo bueno que tenía y sonrió. Su vida estaba bien, estaba como nunca se pudo imaginar que estaría.

—Amor, es hora de salir del baño —dijo Elliot haciendo que se asustara.

—Puedes hacer más ruido para la próxima.

Reencuentros amorososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora