Capítulo 112

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Lunes, Olivia se levantó de muy mal genio esa mañana. La ropa le quedaba horrible, se sentía mucho más pesada y tenía un poco de acidez. Estuvo más de una hora decidiendo qué ponerse hasta que Elliot fue a buscarla porque el desayuno estaba listo y Noah vestido para la escuela.

Él intentó ayudarla a elegir algo para ponerse pero el intento fue peor y ella le pidió que la dejara elegir ropa sola. Se cambió más de tres veces de ropa hasta que se decidió por lo que según ella le quedaba menos feo, un pantalón negro materno, una blusa rosada mangas largas, una chaqueta color beige y sus botas negras. Se miró al espejo y poco convencida bajó al comedor.

—Te ves... —empezó a hablar Elliot pero la mirada de advertencia de ella le hizo cambiar de opinión sobre completar la frase.

—¡Mami! —gritó Noah extendiendo sus brazos para abrazarla.

—Buenos días, cariño —se agachó un poco para besar su frente e hizo una mueca al sentir una patada algo fuerte en su vientre.

—Liv, puedes quedarte en casa si quieres —susurró Elliot y ella negó.

—Los bebés se levantaron inquietos hoy pero estoy bien —contestó seguro, sin dar pie a que insistiera—. ¿Listo para ir a la escuela, Noah?

—No, me quedo contigo y Oreo.

—Cariño, tengo que ir a trabajar —tomó una tostada y empezó a comer aunque no tenía muchas ganas de nada.

—Podemos quedarnos —insistió Noah.

—Noah, ya hablamos sobre esto —intervino Elliot ya que el niño se había levantado con esa idea en su cabeza—. Hoy ensayas la obra, ¿recuerdas?

Él asintió.

—Pero yo ya me la sé.

—Otro día nos quedamos en casa mi amor —dijo Liv intentando terminar el tema antes de que su hijo hiciera uno de los berrinches que estaba haciendo en las últimas semanas.

Continuaron desayunando y salieron de casa rumbo a la escuela. Olivia no tenía ánimo de bajar del auto por lo que se despidió del niño desde su asiento y le indicó a Elliot que lo esperaría. Estaban a tiempo de ir a la estación pero él regresó al instante al auto, no quería que su mente viajara y que sus celos por la profesora revivieran.

Camino a la estación a Olivia se le antojó un milkshake de chocolate en un café algo alejado de su ruta y como siempre Elliot no tenía objeción alguna en complacerla, lo mínimo que según él podía hacer era no llevarle la contraria y mantenerla feliz.

Llegaron al piso de Víctimas especiales y sólo estaban Amanda y Fin. 

—Luces radiante, Liv —comentó Fin desde su puesto luego de que llegaran a Víctimas Especiales y saludaran.

—Te ves hermosa... hoy te sienta el embarazo sin duda —añadió Amanda.

Olivia miró seria a Elliot y se cruzó de brazos.

—¿En serio? Les llamaste a decirles que me lo digan —dijo segura y sus amigos se miraron entre sí, no entendían nada

—¿Qué? No, no les llamé.

—Sí claro —empezó a caminar hacia su oficina enojada.

—Liv, en serio no les llamé. Ni siquiera se me ocurrió —respondió e hizo una señal a sus amigos indicando que no era un buen día.

—Buen día a todos —saludó Carisi sentándose en su puesto, Olivia se giró para corresponder el saludo—. Teniente, se ve muy bien hoy. 

Ella resopló y se metió a su oficina más enojada que antes. 

Reencuentros amorososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora