Capítulo 103

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—Te amo, Liv. No me importa otra mujer que no seas tú —exhaló el aire retenido—. Me arrepiento de no haberte dicho lo que sentía antes de que te fueras de encubierto y lamento dar cabida a algo tan tonto y sin sentido como lo que pasó con ella. Tú siempre has sido la única que ocupa este lugar —señaló su corazón—. Mi corazón es tuyo desde siempre.

—Te amo —se inclinó hacia él y lo abrazó—. Te amo y lamento ser tan insegura y celosa... no puedo evitarlo. Nunca había sido así y ahora sólo pienso en...

—Te amo —repitió y la besó.

—Trataré de relajarme y dejar todo eso atrás —respiró profundo y se separó un poco de él—, pero no te prometo nada —sonrió y él besó su nariz—. ¿Vas a tenerme paciencia?

—Toda la del mundo.

—Porque estoy embarazada de tus bebés —murmuró.

—Por eso, porque odio que discutamos y porque eres mi vida. ¡Ah! No pude dormir anoche, ¿sabes?

—Lo siento —rió un poco por el puchero que él le puso—. Yo dormí muy bien eh.

—¿Vas a cambiarme por esa almohada? —preguntó haciéndose el ofendido—. Pienso desaparecerla. Quedas advertida.

Noah había querido acercarse a su madre desde hace varias horas pero los mayores se dieron cuenta de lo que sucedía con su padre y su novia así que no lo dejaron. Llevaron a sus hermanitos y a Oreo un poco más lejos de ellos, específicamente a la fuente que estaba del otro lado de donde ellos conversaban.

Estuvieron por varios minutos más sonriendo, abrazándose y besándose. Se fijaron que no estaban los chicos y Oreo y decidieron levantarse del césped ya que iba siendo la hora de ir a almorzar.

Regresaron los hijos de Elliot y se fueron donde de Kathleen. La joven ya tenía el departamento de Olivia decorado a su gusto, ya no le faltaba absolutamente nada.

—¿Estás bien, cariño? —preguntó al verla distraída mirando todo el departamento.

—Sí, Ell... sólo pensaba.

—¿Puedo saber?

Ella sonrió y él la abrazó por la espalda.

Los chicos arreglaban la mesa para almorzar y estaban tan entretenidos en su conversación que prácticamente habían dejado a su padre y Olivia solos en la sala. Le estaban dando cualquier cosa a Noah y a Eli para que se entretuvieran y no los molestaran.

—Creí que Liv tenía hambre —comentó Richard a sus hermanas sonriendo.

—Se ven tan lindos juntos.

—No dije que no pero me empieza a dar hambre y si ella tenía hambre pues comíamos más rápido —rió.

—Se llenó de besos y abrazos de papá.

—Es increíble lo diferente que es papá desde que están juntos —dijo Elizabeth y los demás asintieron—. Creo que si hubiera sabido que la solución al carácter de mi padre era estar con Liv le hubiera dicho que se regresara a New York desde el día uno.

—Quizás y no. Aunque lo negaramos teníamos la esperanza que nuestros padres no se separaran —murmuró Maureen para que Eli no escuchara.

—Es verdad —los miraron de nuevo y sonrieron—. Aunque tengo hambre me alegra que ellos se llene con besos y abrazos.

—¿Richard, cuándo es que tu no tienes hambre? —preguntó Kathleen riendo—. Esperemos a que los tortolitos dejen de almorzar besos y abrazos para poder almorzar comida de verdad. Ya está todo listo.

Reencuentros amorososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora