Capítulo 107

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Se despidieron de todos en la estación y dejaron claro que estarían fuera sólo un par de horas.

Amaro se quedó conversando por varios minutos más en la estación. Tenía mucho que no iba por ahí y se puso al día con sus amigos. Se quedó unos segundos a solas con Amanda y le recomendó que exponga sus sentimientos refiriéndose a su relación con Carisi.

Beck no sabía qué hacer en su puesto. Estaba tan molesta y frustrada por la supuesta aventura de Elliot y su ex compañera. Además no entendía sus salidas. Le parecía muy descarado de ambos ventilarse delante de todos. Pensaba en conocer a la pareja de ella y abrirle los ojos.

Se subieron al auto en completo silencio. Elliot no sabía cómo preguntar cuándo había llegado Amaro a la ciudad y cuándo se había encontrado con ella pero necesitaba saberlo.

—¿Cuándo lo viste?

—¿A Nick? —preguntó, estaba sumida en sus pensamientos y no entendió lo que quería saber. Él asintió—. El viernes en la noche.

Elliot recordó lo molesta que estaba ese día y que había salido muy tarde para luego llegar a la media noche. No le había dicho que salió a verlo. Ella enojada por la ex compañera de él y saliendo a ver a su antiguo compañero, no encontraba nada lógico en eso.

—¿Saliste de casa tan tarde y regresaste a media noche por ir a verlo? —inquirió en un tono bastante duro.

—¡No! No, no, no, claro que no...

—Si me explicas podría llegar a entender.

—Es mi amigo, Elliot —aclaró y tomó aire.

—No he dicho lo contrario. Sólo hice una pregunta porque en mi cabeza no encuentro una explicación razonable.

—Sólo me lo encontré por casualidad. Ni siquiera sabía que ya estaba en la ciudad. Se suponía que venía hace algunos meses pero tuvo que aplazarlo.

—¿Te hablas con él seguido?

—Podría decirse.

Se quedó en silencio lo que quedó de camino al hospital. Llegaron y se bajó del auto para ayudarla a bajar. Ella lo sintió tenso y a pesar que estaba triste al recordar el pasado tomó su mano para ingresar.

Esperaron solo unos minutos por Allan y los atendió. Antes de eso una enfermera se había encargado de pesar a Olivia y tomar su presión. Lo saludaron y se sentaron a conversar un poco antes del ultrasonido. Una de las enfermeras ingresó con la ficha médica de Liv y a él le cambió el rostro a uno más serio.

—Liv, ¿cómo te has sentido en las últimas semanas?

—Bien —contestó en automático, era lo que siempre decía. Elliot la miró fijamente y ella al parecer recordó que bien no podía ser una respuesta correcta después de lo sucedido el día anterior—. Creo que he subido demasiado de peso. Sé que son dos pero en serio parece que voy a explotar —tomó aire—. Desde hace varias semanas tengo dolores de cabeza pero nada insufrible... excepto ayer.

—¿Qué pasó ayer?

—Salimos algo tarde del trabajo —intervino Elliot y Allan clavó su mirada en ella—. Íbamos en el auto e hizo que parara a unas cuadras de la casa para vomitar. Quise traerla al hospital pero aseguró que estaba bien.

—¿Pasó antes? —preguntó preocupado y ella negó—. ¿Náuseas, visión borrosa, fatiga?

—Sí, no y sí. Pero es normal ¿no?

—¿Liv y los bebés están bien, Allan?

—Tenemos que hacer unos exámenes. Subiste mucho de peso, no son ideas tuyas. Además tu presión está mucho más alta que en la revisión anterior.

Reencuentros amorososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora