Capítulo 98

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—¡¿Vas a casarte?! ¡Oh por Dios! ¡Si vas a casarte! —gritó Alex en mitad de un restaurante mientras esperaban el almuerzo. Había invitado a Olivia a almorzar ese viernes cerca de la estación. 

—Nadie en el restaurante se quiere enterar Alexandra —murmuró Olivia haciendo que la rubia baje las revoluciones.

—Es que... ¡wuaoooo! No lo puedo creer todavía.

—Yo tampoco.

—A ver el anillo —pidió su mano y se sorprendió, era hermoso—. No tengo palabras para describirlo... ¿Cuándo es la boda?

—No hablamos de eso todavía pero de lo que si estoy segura es que no voy a casarme así de gorda.

—Embarazada —rió—. Después que nazcan los gemelos entonces —hizo un sonido de desagrado con su boca—. Yo seré la obesa ese día entonces. Vas a tener una dama obesa —agregó cruzándose de brazos y Olivia echó a reír.

—Embarazada.

Después de la noticia del futuro matrimonio de Liv, se pusieron en modo serio. Alex le contó que el fiscal general volvía a cambiarla de unidad. No lo dijo en un tono triste por lo que no se alarmó tanto. Estuvo interrogándola hasta que le dijo donde la cambiarían. Alex no había querido confirmarlo hasta que fuera seguro pero era probable que regresara a Víctimas Especiales. Barba no volvería en un buen rato y todos presionaban a la fiscalía para que pusieran un fiscal que no le quedara corto a los fiscales que pasaron por la unidad.

Olivia estaba feliz. Se casaría. Su mejor amiga regresaría a la estación. Sus bebés estaban en perfectas condiciones. Nada podría arruinarle la felicidad.

La tarde en la unidad se le pasó muy rápido y no había surgido ningún caso por lo que envió a sus detectives temprano a casa. Unas horas después que todos se fueron, Elliot y ella hicieron lo mismo.

—Los chicos estarán felices cuando les contemos de la boda —comentó Elliot al abrir la puerta de la casa y ella puso cara de pánico.

—¿Y si no les agrada la idea? Una cosa es que sea la novia de su padre y bueno... es distinto a que me case contigo.

—Ellos te aman.

—Y yo a ellos pero es distinto, Ell.

—¿Cuántas veces nos han preguntado por la boda cuando les hemos contado otras cosas importantes de nuestra relación?

Ella asintió riendo, eran muchas.

Ese viernes llegaron más temprano de lo normal a casa y decidieron cenar fuera. Noah ya estaba bañado por lo que sólo tuvieron que cambiarle de ropa y sentarlo a ver una película para que no se ensuciara todo jugando con Oreo.

—¿Podemos pedir postre? —preguntó Noah cuando entraron al restaurante y vieron pasar a un mesero con una copa gigante de helado.

—Primero cenemos esperamos a que nos den una mesa, cenamos y luego vemos lo del postre —contestó Elliot sonriendo. Estaban en la entrada del restaurante esperando su mesa.

—Yo quiero helado de chocolate con dulce de leche —indicó Olivia, parecía una niña en una dulcería.

—¿Chocolate y dulce de leche? —preguntó y ella asintió—. Creo que traje a cenar a dos niños.

—¡Auch! —se quejó dramatizando cuando ella golpeó su brazo.

—¡Dios! Que torpe soy. Te golpeé en la herida. Lo siento. Lo siento. ¡Dios! ¿Estás bien?

—No fue nada, Liv. Estoy bien. No me hiciste daño —contestó y la abrazó. A los instantes llegó una mesera y les indicó dónde estaba su mesa.

Reencuentros amorososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora