Capítulo 84

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Elliot bajó a preparar el desayuno para los tres. Dejó a Noah en la sala con su maleta y viendo una película hasta que Liv estuviera lista para desayunar. Ella se vistió y arregló tan rápido como pudo. Se puso un pantalón negro, blusa blanca holgada, sus botas y por último tomó una chaqueta que debía usar así su embarazo pasaba desapercibido.

—Papi, ¿ya? —preguntó Noah dando vueltas por la cocina, estaba muy activo e inquieto, ahora sí que quería ir a la escuela.

—En unos minutos hijo —respondió Elliot dejando todo listo en el mesón—. No quiero que corras en la cocina, ¿ok?

—Ok, papi. Me falta un libro de colorear en la maleta. Hoy toca colorear papi. No se me puede olvidar o me pondrán carita triste —informó—. Voy a verlo.

—¡Con cuidado! Dile a mamá que ya está listo todo —pidió Elliot sin saber si su hijo había entendido.

Noah subió las escaleras en busca de su libro y su madre.

—Mami, vamos —dijo Noah ingresando a su habitación y dando vueltas alrededor de ella.

—Está bien. Está bien. Tranquilo —contestó riendo y tratando que dejara de dar vueltas—. Te vas a marear, cariño.

Tomó la mano de Noah dispuesta a bajar las escaleras.

—Espera mami. El libro de colorear.

—¿Lo tienes en tu habitación?

—Si mami.

Salió corriendo hacia la mesita que tenía en medio para buscar el libro. Olivia se quedó en el marco de la puerta sonriendo ante la alegría y actividad de su hijo.

—Ya mami —dijo Noah al tener el libro en sus manos.

Elliot ya tenía el desayuno listo en la mesa y se dio cuenta que Olivia y Noah estaban tardando así que caminó hacia la escalera. El pequeño seguía con la misma energía dando vueltas. Al bajar las escaleras Liv quiso tomar la mano de su hijo pero tropezó con él en una de sus vueltas. Resbaló los últimos escalones debido a su tropiezo y quedó sentada. Sus manos se fueron directo a su barriga queriendo protegerla de cualquier cosa a su alrededor.

—¡Liv! —gritó Elliot corriendo a su lado-. Mi vida, ¿estás bien? ¿Están bien? —añadió preocupado poniendo una mano sobre la suya la cual estaba en su barriga.

Noah había bajado las escaleras y estaba en una esquina muy asustado a punto de las lágrimas.

—Vamos al hospital —dijo decidido queriendo levantarla y ella no se movía.

—Espera —trató de controlar su respiración que estaba bastante agitada. Una lágrima corrió por su mejilla y no dejaba de acariciar su barriga—. Estoy bien. Fue solo un susto —aseguró después de unos minutos en silencio, minutos que a Elliot se le hicieron eternos.

Se puso de pie muy despacio y lo abrazó muy fuerte.

—¿Te duele algo, Liv? Podemos ir al hospital.

Tomó su rostro para asegurarse que ella no le ocultara nada y negó con un movimiento de cabeza. Se hundió en su pecho y Elliot la abrazó fuerte. Empezó a hacer círculos en su espalda para que se tranquilizara, siempre funcionaba. Ella levantó la mirada por encima de su hombro un poco y se fijó en la carita de pánico de Noah.

—Ven cariño —pidió ella y su pequeño estaba inmóvil cerca de la pared—. Ven mi cielo. Mami está bien -dijo extendiendo su mano y el niño corrió a abrazar sus piernas.

—Lo siento mami —se disculpó Noah y se echó a llorar. Creía que era su culpa lo que pasaba. Elliot lo tomó en brazos y ella se acercó a limpiarle sus lágrimas.

Reencuentros amorososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora