Capítulo 118

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El viernes por fin le habían dado el alta a Olivia, más de una semana después de la amenaza de parto prematuro que tuvo. Allan le había pedido que se tomara las cosas con calma o estaría muchísimo más tiempo en el hospital y ella prometió que iba a descansar y no se iba a sobreexigir por el bien de los bebés.

Durante esos días Noah había ido un par de veces a visitar a su mamá por pedido de ella y de él mismo que había insistido hasta que lo consiguió. Kathleen lo había cuidado hasta el viernes anterior y luego con ayuda de sus hermanos que habían ido por la obra escolar del pequeño. Tal como la chica lo prometió, hicieron videollamada desde que llegaron a la escuela. Noah no sintió tanto la ausencia de su madre ya que estuvo en todo momento hablándole y viéndolo por la tablet de su hermana.

El fin de semana la habitación de hospital de Liv había estado muy llena y había tenido visitas a todas horas. Como había pasado tres días quieta, Allan concedió que tuviera tantas visitas aunque no era muy normal ver una habitación tan llena. Habían ido a visitarla los hijos de Elliot junto a Kathy y Bernie, Alex, Amanda, Carisi y Fin. Liv estaba algo cansada de ser el centro de atención pero estaba muy agradecida por la familia tan hermosa que tenía y porque sabía que ella y sus bebés eran parte de eso.

Elliot no quiso separarse de Liv durante esos diez días que estuvo internada. Todos los días durmió en el incómodo sofá que había en la habitación a pesar de la insistencia de ella de que se fuera a casa. Él estaba unas horas después del trabajo en casa con Noah y luego lo dejaba con Alex y volvía al hospital.

—Necesito que el tiempo pase muy rápido —suspiró mientras veía su barriga que había crecido mucho más en esos días.

—¿Estás lista para irnos? —preguntó Elliot saliendo del baño, terminaba de recoger todos sus cosas para regresar a casa—. Yo también estoy ansioso por conocerlos —se agachó un poco para besar su barriga. Olivia seguía sentada en la cama con los pies fuera de ella.

—No estoy lista aún.

—¿Te duele algo? Llamaré a Allan.

—No. Estamos bien —rió y miró sus pies, había luchado para ponerse las botas y al final no había podido—. ¿Puedes ayudarme con las botas? De ahora en adelante tendré que usar sólo flats así me las pongo sola y no te molesto —se cruzó de brazos algo enojada por no haber podido vestirse sola por completo—. ¿Por qué me trajiste estas?

—Guardé lo primero que encontré. Mi vida a mi no me molesta ayudartelas a poner —contestó sonriendo y subiendo el cierre de ambas botas.

—A ti no pero a mi sí. Quiero poder vestirme sola y no me veo los pies.

—Sólo flats de ahora en adelante, ¿ok?

Ella asintió.

—¿Noah ya está en casa? —preguntó bajando de la cama con ayuda de Elliot.

—Mi madre y Kathleen lo están llevando ahora junto a Oreo.

—Nos han ayudado muchísimo —susurró—. Igual que los demás al cubrirte en el trabajo... y Kathleen pidiendo vacaciones para cuidar a Noah esos tres días y...

—Somos una familia Liv, para eso está la familia —besó tiernamente su nariz.

—Lo sé. Tengo a la mejor familia de todas —sonrió. "A ella le hubiera gustado verme así." se dijo mirando a un punto fijo en la habitación, recordando a su madre—. ¿Nos vamos antes de que a Allan se le ocurra dejarme más días aquí? —bromeó para evitar que las lágrimas salieran de sus ojos.

—Vamos a casa mi amor.

Salieron de la habitación y en el pasillo se encontraron con un serio Allan, cruzado de brazos.

Reencuentros amorososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora