1-De reinos y reyes

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La historia de los conflictos entre los reinos de España y Francia se remontaban desde siglos atrás; siempre habían estado involucrados en guerras ajenas, ocupando bandos opuestos, lo que agrandaba más y más la brecha entre las partes... no habían tenido jamás la capacidad de diálogo, siempre era más fácil el insulto y el grito de guerra.

Justo en el límite entre ambos reinos, en la frontera, un pequeño reinado quedaba en medio de las agresiones, ya que tanto los españoles como los galos reclamaban esas tierras entre sus posesiones. Este pequeño reinado, el de Andorra, no veía con buenos ojos estar en medio de negociaciones por sus tierras y de las cuales ellos no obtendrían rédito alguno...

Este sería el siglo que cambiaría todo, para bien o para mal...

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Leía un libro recostado en el cómodo sofá de su alcoba, no estaba de humor para ver a su padre y escuchar el discurso de cada día: que ya era tiempo de buscar esposa, dar herederos al trono ya que era único hijo y heredero universal del reino de España... 

Shura no se sentía preparado para tener una familia, ser padre, tener ese tipo de obligaciones... había pasado gran parte de sus veintiún años estudiando y aprendiendo cómo manejar un reino, cómo dominar al pueblo y hacer que se cumplieran sus deseos... pero sobretodo, había pasado mucho tiempo en batallas, era un excelente soldado y a su corta edad, ya era el capitán del ejército real; era orgulloso, altanero, muy agraciado físicamente con un cuerpo bien esculpido, alto, corto cabello verdinegro, bellas facciones masculinas y una inteligencia superior... muchos reyes se habían acercado al rey de España a ofrecer a sus princesas con increíbles dotes pero el príncipe se rehusaba a elegir esposa.

Un golpe en la puerta lo hizo suspirar con pesadez; con voz suave dio permiso para pasar y una sirvienta entró haciendo una reverencia.

-Disculpe joven príncipe, su padre el rey lo espera en su despacho a la brevedad...

-Gracias Anna... dile que ya voy...- un leve gesto con su mano y la joven salió nuevamente de su cuarto. Ya a solas, dejó su libro en la mesita frente a él y colocándose una bata cómoda, bajó hasta el despacho de su padre; llamó y sin esperar respuesta, entró.

-Padre, qué se te ofrece...

-Adelante hijo! Siéntate... debemos hablar...-

El tono que utilizó el rey no dejó dudas en Shura que el tema a tratar era importante, tal vez muy delicado y sin protestar, se sentó frente a su padre dispuesto a escucharlo.

-Padre... de qué se trata?

-Otra guerra se avecina hijo... debemos estar preparados...

-Siempre lo hemos estado, ¿cuál es el problema?

-Nuestros enemigos se han aliado a Portugal y atacarán desde suelo portugués, uniendo fuerzas con las flotas marinas de los más poderosos y, según me informaron mis contactos,  intentarán tomar París a su paso...

-No entiendo el punto, padre... Francia ha sido nuestro enemigo por siglos... ¿qué nos importa si los invaden?

-¿Es que no lo entiendes? si se apoderan de Francia, quedaremos totalmente indefensos y rodeados del enemigo! debemos hacer una alianza y luchar unidos...

-Eso jamás padre! no me rebajaré a pedir ayuda a esos...franceses... prefiero morir antes!

-No vuelvas a decir eso hijo! eres el príncipe y heredero al trono! eres el jefe de mi ejército, cómo se supone que pelearemos si estamos encerrados sin posibilidad de recibir ayuda?

-Los franceses son traidores, no podemos confiar en ellos... nos apuñalarían por la espalda a la primera oportunidad que tuviesen... no padre, me niego a una alianza con esa...gente...

-No te estoy pidiendo opinión, Shura... envié un mensaje al rey Krest y le pedí audiencia... si todo sale como espero, obtendré su cooperación y será una buena oportunidad de restaurar lazos rotos desde épocas inmemoriales ...

-Pero padre... no esperes que te secunde en esta locura... yo prepararé mi ejército mientras tú te humillas ante esos mugrosos...

Shura hablaba con odio, no entendía a su padre... el rencor hacia el reino vecino era transmitido de generación en generación, sin explicación valedera y sólo se alimentaba más y más... las consecuencias de ésto habían sido guerras interminables con cientos de miles de vidas perdidas.

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Francia

-Majestad... ha recibido un mensaje...

-Gracias pequeña, puedes retirarte... perdón, espera; mis hijos ya despertaron?

-Sí majestad... desayunaron temprano y se encuentran en el campus entrenando con Saga y Kanon.

-Perfecto! ellos les darán el entrenamiento que necesitan a futuro... aún en tiempos de paz debemos prepararnos para la batalla.

-Sí majestad... el príncipe Degel entrena duro de la mano del señor Saga y el señor Kanon, se está encargando del  joven Camus... ambos son buenos espadachines, señor...

-Me alegra saberlo... Les has observado mientras entrenan?

El rey preguntó curioso; sabía que sus hijos eran muy educados con la servidumbre y los trataban como iguales, él mismo les había enseñado a ser humildes, a entender que la base del respeto empezaba por uno mismo y que si querían ser respetados, debían comenzar siendo respetuosos y no creerse mejor que nadie... 

-Sí... majestad, lo siento... es que ... el joven Camus...- la jovencita se ruborizó y sus nervios la traicionaron; pensando que sería castigada, sus lágrimas comenzaron a caer.

-¿Por qué lloras, pequeña? mi hijo te ha hecho daño?

-No señor... ¿cómo cree? es que... él y yo somos amigos... me está enseñando a leer y escribir... no quería que se fuese a molestar con el príncipe por perder tiempo en una sirvienta...

-No, pequeña... no podría molestarme con mi hijo por enseñarte, es muy noble de su parte pero más me alegro por ti, por querer superarte!- le sonrió dulcemente y agregó -daré aviso a tus supervisores para que te den horarios libres para estudiar junto a los tutores de Camus, así tus conocimientos serán completos....

-Gracias majestad! pero no soy digna de estudiar junto al príncipe!- apenada, sus lágrimas brotaron nuevamente

-¿Alguien te lo ha dicho acaso? ¿Quién lo dijo?

-Nadie majestad, pero yo no podría estudiar junto al príncipe de Francia!

-No se diga más, comenzarás hoy mismo... eres muy digna de estudiar y yo me encargaré que así sea...

-Gracias, majestad... permiso...

-Dile al príncipe que lo espero luego de su entrenamiento...


Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora