-Shura... he estado soñando cosas muy extrañas... yo...
El príncipe estaba tan feliz de ver al muchacho despierto que no pudo contenerse; se acercó sin decirle palabra y sin quitar su mirada de esos hermosos ojos que adoraba, lo besó suavemente...
Fue un beso cálido, tímido e inocente pero cargado de todo el amor que le tenía. Camus abrió aún más sus ojos pero luego los cerró sin saber exactamente cómo reaccionar: era su primer beso!
-Sh...Shura... ¿qué haces?
El pequeño galo sentía cosquilleos en todo el cuerpo y sumado a su extrema debilidad, no era una grata sensación a pesar de que el beso lo había emocionado mucho.
-Mi padre puede verte... Degel... la boda...
Sólo el recordar aquello lo sumió nuevamente en la tristeza...
-¿por qué lo hiciste? no juegues conmigo
Sus lágrimas aparecieron y Shura deseaba morir por lo que había provocado sin pensar.
-Camus... Copito... escúchame... no estoy jugando contigo, tal vez me apresuré al besarte pero déjame explicarte...
Tomó aire y suspiró; luego tomó la pálida mano del pequeño príncipe y le miró a los ojos.
-No habrá boda... nuestros padres la suspendieron porque entendieron que ni Degel ni yo queríamos estar juntos...
Camus lo miraba con rostro cansado y triste pero sorprendido
-¿Y qué pasará con la alianza?
-Camus... yo... Degel está enamorado de alguien más... Marié es su nombre...
Los ojos del galo se abrieron en sorpresa pero también en felicidad y una sincera sonrisa apareció en sus labios.
-Sí, se aman y tu padre bendice la pareja... y yo... yo también estoy enamorado...
-Kanon nunca te corresponderá...
Largó sin pensar el menor, tratando de darle la espalda pero no se podía mover dado su estado de debilidad...
Quería volver a dormir, no sabía qué era lo que lo había hecho volver pero ya no deseaba estar ahí... tenía mucho dolor en su pecho...
-¿Kanon? ¿quién dijo que hablaba de él? yo... yo conocí a alguien especial, alguien que con su dulzura me mostró otro mundo... alguien que me dice las cosas como son, de frente y siempre con sabiduría... alguien tan hermoso que opaca al más perfecto zafiro, tan frágil, único e irrepetible como un copo de nieve...
Camus lo miró a los ojos detenidamente, no había rastro de burla en sus palabras...
Shura lo besaba con la mirada, lo acariciaba con su sonrisa tímida y ahora sentía la caricia en su mano.
-Pero... tú...
-Yo me enamoré de ti, Camus... yo te amo... te necesito conmigo... yo, te esperaré el tiempo que sea necesario para que llegues a conocerme mejor y puedas sentir algo parecido a lo que yo siento...
-Yo ya te estoy amando, Shura... desde hace mucho... en silencio... sólo se lo conté a una persona y cuando mi padre se enteró me prohibió hablarte... él nunca aceptará que esté contigo...
-El rey Krest ya sabe de mis sentimientos y los acepta... dejó en tus manos la decisión...
Camus intentó parar las lágrimas pero fue imposible; se sentía tan feliz de que su príncipe le correspondiera y que su padre lo aceptara!
¿Qué había pasado en todo ese tiempo mientras él quería morir? ¿tanto había cambiado el mundo? Quiso incorporarse pero no pudo, por lo que Shura se sentó a su lado en la cama y pasando suavemente su brazo tras la espalda y el otro tras su cabeza, lo levantó un poco y acercándose a su rostro, le pidió permiso para besarlo.
-Ya te robé un beso... ahora desearía que me lo respondieras, mi amor...
Camus sonrió nervioso pero tan feliz que el ibérico no pudo más que sonreir también y posar sus labios sobre los del menor.
No era un beso apasionado, era dulce, suave, movía sus labios sobre los contrarios en reconocimiento, sabiendo que era el primero en conquistar ese espacio...
Su lengua humectaba los labios contrarios que, totalmente inexpertos, apenas si se movían. Se separó del joven sonriendo, para mirarlo a los ojos y luego estrecharlo en el más profundo de los abrazos.
-Te amo mi dulce príncipe...
Lo volvió a recostar y llamó a Krest y al doctor. Camus sólo lo miraba con adoración.
-Yo también te amo, Shura!
El doctor revisó nuevamente a Camus y le dejó una nueva lista de comidas que elevarían los niveles de energía del joven, una dieta estricta para devolver el peso y la salud a su cuerpo...
Shura se encargaría personalmente de alimentarlo si era necesario, cosa que provocó un gran sonrojo en el menor.
El rey galo veía con felicidad cómo su hijo mejoraba bajo las atenciones del español.
El ibérico demostraba por qué era un gran líder en la batalla, lo obligaba a hacer todas las comidas, lo llevaba en brazos hasta los patios traseros del palacio donde podía sentir el tibio sol en su piel, le leía historias, le daba toda clase de muestras de cariño al alcance de su mano...
Poco a poco, Camus fue recuperándose y su vitalidad estaba regresando; comenzó a entrenar con Kanon nuevamente y a ellos se sumó el español, que ahora podía ver todo lo que le habían dicho antes de su joven amor: cómo entrenaba, cómo recuperaba fuerzas... ahora que tenía por qué luchar, por qué vivir, no lo paraba nada y eso hacía la felicidad de su mejor amigo y de su amado.
-Vamos príncipe! muéstrele a su novio cómo se trata a un corcel!
Kanon montaba su caballo y al lado estaba Camus en el suyo; Shura observaba cómo el galo le acariciaba el pescuezo, soltando las riendas y dejando al animal tomar las decisiones...
El corcel empezó a moverse a paso lento, luego al galope y ya al trote rápido, Camus se recostó sobre el animal, que saltaba obstáculos sin ser dirigido y asustando un poco al ibérico.
Kanon le hizo una seña de que se quedara tranquilo y cuando menos lo esperaba, el caballo bajó la velocidad y se acercó a Shura, poniendo su hocico contra su pecho para recibir un premio y de paso, le dejó ver que había una personita que esperaba que lo ayudara a bajar...
El ibérico le dio su cubo de azúcar y estiró los brazos para que Camus se lanzara a ellos y lo sujetó con fuerza mientras lo besaba ...
-En verdad has tenido al mejor de los maestros, hermoso mío!
Camus reía y Kanon se sonrió ante el cumplido... en ese momento llegaba Saga, quien hizo la reverencia ante los príncipes y luego invitó al ibérico a un entrenamiento con espadas.
Camus y Kanon se sentaron a observarlos, disfrutando del tiempo de paz que les regalaba la futura unión de ambos reinos.
-Kanon, ¿eres feliz con Saga?
ESTÁS LEYENDO
Enemigo íntimo
FanfictionUna guerra inminente, una amenaza mortal a dos países pacíficos y blancos fáciles para sus enemigos, pero enemistados entre sí... una alianza que se cumplirá sacrificando lo más sagrado de sus regentes: sus hijos... Disclaimer: Los personajes perten...