10-Medidas desesperadas

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Tenía frío, su cuerpo estaba entumecido por tanto tiempo de estar en la misma posición; lo llevaban a caballo, adelante del jinete para que no se cayera aunque le habían atado las muñecas abrazando el cogote del animal...

Ya no sentía el dolor en su abdomen pero sí mucha debilidad, estaba como adormecido pero sentía lejanas, las voces de sus secuestradores...

-Con ésto la unión no se llevará a cabo, al contrario se desatará la guerra entre ellos y nosotros resurgiremos como uno de los mayores proveedores de armas a ambos imperios... Andorra resurgirá y al que salga victorioso, le pediremos que nos dé la independencia.

-¿Crees que resulte? Se creerán lo de la daga del príncipe Shura? Francia declarará la guerra en cuanto encuentren al heredero al trono, vivo o muerto... para nosotros da igual...

Camus escuchaba y gruesas lágrimas caían por su rostro a través de la venda que los cubrían.

Lo matarían y culparían a Shura, pero... ellos creían que él era Degel! en realidad querían matar a su hermano! tantos años preocupado por su salud y ahora moriría en manos de unos bandidos...

Recordó algo que llevaba encima, su moneda de la suerte, pero estaba atado y no la podía alcanzar.

"Kanon... encuéntrame y llévame con mi padre..."

Nuevamente las lágrimas caían en silencio mientras el caballo que lo llevaba se perdía en la oscuridad...

-¿Qué opinas?- continuaban hablando los mercenarios- ¿deberíamos despertarlo y darle agua?

Ya empezaba a amanecer y habían remontado el curso del río hacia Andorra, pero el chico no daba señales de vida. El movimiento del caballo lo movía a su ritmo...

-Mejor detengamos la marcha un momento y miremos su herida; no me interesa si muere pero debe llegar vivo a nuestro destino.

Lo desataron y bajaron en brazos hasta colocarlo en el césped, le quitaron la venda de los ojos y la mordaza y lo observaron.

-Se ve pequeño y débil para su edad...

El compañero se acercó y lo miró mejor

-No puede ser... nos equivocamos de príncipe! éste es el menor! nos van a matar por nuestra propia ineptitud...

-Aguarda, puede que no sea así... si tenemos al más joven de la realeza francesa, es posible que su hermano mayor e incluso el rey salgan en su búsqueda! podríamos tenerlos a ambos y pedir recompensa!

Ambos se relamieron ante la idea de tener muchas riquezas y dejar esa vida que llevaban... el pequeño príncipe era su pasaporte y debían cuidarlo...

-Despierta pequeño... bebe...

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-Iremos con ustedes, príncipe! ya tengo alistada mi tropa pero no conocemos el lugar...

Degel habló fuerte y decidido y Saga a su lado asintió.

-Está bien, cuantos más seamos mejor y... Saga... lo lamento... por lo de hoy y muchísimo más por lo que pasó años atrás... en verdad lo siento y quiero que lo sepas antes de partir por si pasa algo...

-Esa disculpa se la debes a mi hermano pero yo acepto mi parte... no puedo perdonar lo que le hiciste pero el que lo reconozcas muestra que has cambiado...

Shura tragó grueso para no mostrar emoción alguna pero sus ojos se llenaron de lágrimas igual.

-Lo haré Saga, suplicaré por su perdón... no quiero tener su mirada de odio y tristeza sobre mis hombros... no puedo cambiar lo que pasó pero si veré el modo de aplacar su dolor...

-Ya vámonos!- Degel estaba en la puerta con su custodia real.

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Kanon se había acercado sigilosamente al pequeño campamento que divisó a lo lejos; bajó del caballo, lo dejó atado y caminó cuidando de no hacer ruidos...

La madrugada traía luz que lo comprometía y debía asegurarse si eran los bandidos que tenían secuestrado a Camus.

Su cabeza sólo giraba alrededor de la sangre que había encontrado, si era del príncipe, éste ya podía estar muy débil o algo peor... no quería ni pensar en ello...

Escuchó susurros pero eran bajos, al acercarse para ver de cerca a los que estaban alrededor del fuego, vio que estaban dormidos y la tenue voz venía de una pequeña tienda levantada ahí nomás; asomó apenas la cabeza y vio a su príncipe dormido, su respiración era agitada y al parecer tenía fiebre.

-Príncipe... Camus...- susurró.

No hubo respuesta y decidió entrar a la tienda, cosa que sería peligrosa porque no podría sacarlo de allí a tiempo si los hombres despertaban.

Poniendo su mano en la boca para que no gritara si se asustaba, lo volvió a nombrar:

-Camus...

El príncipe no despertaba y Kanon lo tomó entre sus brazos para sacarlo lo más pronto posible y ponerlo a salvo.

Al salir, trató de ser lo más silencioso posible y cuando llegó hasta donde estaba su caballo, lo recostó cruzado sobre el lomo mientras montaba y empezó la vuelta.

Gritos lo alertaron de que ya habían descubierto la ausencia del príncipe y apuró el tranco del animal.

Estaban demasiado lejos aún del palacio...

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Los príncipes galopaban en silencio, sumidos en sus propios miedos ante ese enemigo que intentaba separarlos pero que, en lugar de eso, los unía aún más.

De todos los miembros de ambos reinos, el pequeño francés se había ganado el cariño de todos y ahora veían que era factible que lo pudiesen perder...

-No podemos ir más a prisa? Mi hermano corre peligro, él no puede estar sin su medicación... si está herido podría ser mortal para él...

-¿Por qué lo dices? Mi padre también habló de la enfermedad que lo aqueja pero no me explicó nada...

-Camus heredó la enfermedad que tenía mi abuelo, ya nació con ese mal que debilita su sistema inmune haciendo que cualquier virus lo afecte, un golpe lo dañe y ni hablar de una herida... lo podría llevar a una muerte segura...

Siempre fue muy pequeño para su edad, pero no es débil, él ha entrenado desde muy chico con Kanon para fortalecer sus huesos, que se debilitan en la medida que crece... él le enseñó equitación, es muy bueno con la espada...tiene un espíritu indomable pero eso no lo hace inmune a su enfermedad y tanto papá como yo, sabemos que si aún lo tenemos con nosotros es porque tiene una fortaleza de otro mundo...

Shura no pudo evitar recordar las palabras de Kanon cuando él golpeó a Camus contra la pared; entendía tantas cosas ahora...

-Príncipe Degel, yo... no lo sabía pero... él está en esta situación por nuestra culpa; de haber aceptado casarnos en un primer momento, no estaríamos en este instante rogando por encontrar a su hermano... si usted me acepta, cuando todo ésto termine, me casaré con usted para unir ambos reinos...

-Yo... lo pensaré Shura... puede que sea lo mejor... pero ahora lo importante es Camus...

-Príncipe Degel! veo algo que se acerca por allí

Saga señaló y Shura se adelantó seguido por el gemelo, quién de golpe pegó un grito que se escuchó en la fría mañana que los recibía

-Kanon!

El gemelo menor venía a caballo a paso lento, el corcel seguía el río y cuando Saga le dio alcance pudo notar que su hermano no se movía, estaba inconsciente y las crines del animal venían sueltas...

En sus brazos sostenía cual tesoro, el cuerpo de su pequeño príncipe.

Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora