Ángel y Apolo montaban sus corceles y trataban de dar alcance al príncipe Emmanuel, que los retaba a correr más rápido y llegar hasta él...
Kanon y Shura los seguían de cerca en sus propios corceles, porque aún eran pequeños aunque montaban con mucha seguridad...
El príncipe ibérico a sus casi seis años había aprendido con maestría todo lo que su instructor le enseñaba y ya desfilaba orgulloso en las festividades del reino, deleitando al pueblo español con su gracia y actitud altiva, digna de un príncipe.
Los gemelos, con sus cinco años, eran expertos jinetes, siempre con el acompañamiento de sus padres participaban de eventos ecuestres donde mostraban sus dotes para dominar al corcel con caricias y hacer pequeños saltos de equitación...
Eran los tres mimados de la realeza y ellos, al pasar de los años, habían aprendido que no todo se lograba con berrinches sino con esfuerzo.
Ya tenían institutrices que les daban clases privadas y los tres aprendían al mismo tiempo... no había diferencias entre ellos...
Emmanuel odiaba que le dijeran príncipe y lo trataran de 'usted'.
-¿Por qué sólo a mí? Por qué no los tratan igual a Ángel y a Apolo?
Los pobres maestros no podían dar una explicación obvia cuando sabían que los tres niños eran un frente a temer, una unidad sólida basada en la amistad y el cariño que se tenían...
Apolo, el gemelito mayor, tenía carácter fuerte, era sobreprotector de su hermano y no permitía que nadie se le acercara...
Era muy bueno pero tenía celos de la forma en que Emmanuel trataba a Ángel; siempre le traía una flor que su nana cortaba del jardín, le prestaba sus juguetes nuevos y cuando Apolo protestaba, él simplemente decía:
-Es el más pequeño! Acaso lo harás llorar? Es muy lindo para que llore...
Y con esa lógica, compartida por ambos, seguían jugando sin problemas... porque tanto para el príncipe como para Apolo, el menor de los gemelos era un verdadero ángel, con una ternura y timidez muy profundas, una sonrisa que los cautivaba y compraba a sus mayores...
Era una perfecta réplica de Kanon, se hacía querer inconscientemente...
La llegada de la familia real francesa a España para celebrar el sexto cumpleaños del Príncipe de Asturias,
trajo consigo el primer pleito entre los chiquillos...Antoine y Ángel corrían por todo el palacio y Apolo los perseguía buscando llamar la atención de su hermano para jugar con él...
El gemelo menor jugaba a la pelota y sonreía con ganas poniendo celosos a los otros dos, porque al príncipe también le molestaba que su primo hubiese acaparado la atención de 'su Ángel'...
Ni hablar cuando no los encontraban por ningún lado y estuvieron a punto de llamar a sus padres, pero escucharon un grito de dolor y corrieron...
Los encontraron bajo la mesa del gran salón, con un tablero de ajedrez entre ellos...
Ángel lloraba y Antoine trataba de calmarlo y se disculpaba.
-¿Qué le hiciste a mi hermanito?
-Yo... él me ganó al ajedrez y yo... me enojé y le tiré las piezas a la cara... ya le pedí perdón pero aún llora...
No terminó de hablar cuando Emmanuel se le tiró encima y lo comenzó a golpear, dentro de lo que su físico y fuerza podían... el príncipe galo ya tenía siete años y meses y se notaba la diferencia...
-¿Cómo pudiste pegarle? Él es menor que tú, debería darte vergüenza!
Mientras tanto, Apolo abrazaba a su menor y le acariciaba la cabeza, donde un chichón comenzaba a formarse...
Con semejante alboroto, los reyes llegaron corriendo y tras separarlos y darles un castigo por el inapropiado comportamiento de los príncipes, sin escuchar lo sucedido, los mandaron a sus habitaciones.
Ya solos en el despacho, no pudieron suprimir la risa... Degel y Camus reían ante la situación: sus hijos habían peleado por el menor de los gemelos!
Kanon entró con el pequeño en cuestión y éste corrió a los brazos de Camus...
El príncipe tenía adoración por Ángel y sabía que su hijo también... soñaba con un futuro lejano...
-Emmanuel me defendió porque Antoine se enojó al perder una partida de ajedrez y me pegó...
Degel se levantó enojado y ya salía cuando escuchó la voz del niño que le decía:
-No lo castigue señor... yo me debí dejar ganar...
El monarca galo se arrodilló ante el chiquillo y le quitó las lágrimas del rostro, besándolo con ternura...
-No, pequeño... Antoine debe aprender a perder... tú no cambies nunca, eres igual a tu madre... no lo castigaré, pero si te vuelve a hacer daño lo haré...
Acariciando el cabello del niño, musitó:
-Está teniendo serios problemas de celos con la pequeña Amelié... te pido que le tengas paciencia...
-Lo haré señor Degel... seguiré jugando con Antoine cuando él lo desee...
La inocencia del pequeño lo hizo sonreír al monarca.
-Gracias!
Se levantó y abrazando a Kanon le dijo:
-Te felicito por Ángel! Es un niño adorable!
-Gracias majestad... en verdad no deseamos que castigue al príncipe... son cosas de niños...
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La pequeña Amelié jugaba con una hermosa muñeca que le habían traído Krest y Francisco de uno de sus viajes.
Tenía cuatro años y era una niña adorable, con rizos castaño-verdosos y ojos color miel, su rostro era el retrato de Marié...
Antoine tenía un físico muy parecido a Degel, delgado, alto, cabellos azulados y ojos violaceos... siguiendo los rasgos de la dinastía francesa era de piel nívea y una belleza increíble.
Amelié estaba sentada en la alfombra y jugaba alegremente mientras que su hermano se perdía en la vista que le daba el enorme ventanal de todo el predio de prácticas ecuestres.
Él estaba castigado y no podía participar pero lo que más le molestaba era ver a su primo Emmanuel jugar con los gemelos, riendo y compartiendo las graciosas muecas que hacía Ángel y que ellos vivaban divertidos...
Se alejó del ventanal y bufó con rabia... ese gesto no pasó desapercibido por Amelié, quién se acercó y le preguntó lo que le sucedía.
-No entenderías hermanita, eres muy chica aún...
Se dio aires de importancia al decir aquello pero la niña no se sintió ofendida.
-Claro que entiendo... mamá me ha explicado que tú, como el príncipe heredero al trono, tendrás muchas responsabilidades y que, llegado el momento, elegirás una esposa con quién desposarte y tener a los futuros descendientes del reino de Francia...
-Vaya! No creí que nuestra madre te hablara de todo eso... es verdad... deberé elegir una esposa... Amelié, ¿puedo confiarte un secreto?
A la pequeña le brillaron los ojitos al saber que su hermano mayor le contaría algo importante...
-Por supuesto que sí! Yo guardaré silencio...
-¿Sabes algo? Yo no tendré una esposa como nuestro padre...
-Pero entonces, tú no...
-Dejame hablar... yo no tendré una esposa, yo tendré esposo como el tío Camus y daré los herederos al trono pero será a mi modo...
-Conocerás a muchos príncipes que querrán casarte contigo, porque eres muy bueno y bello... tendrás muchos entre quienes elegir...
-No... yo no lo haré... yo ya elegí... cuando tenga la edad adecuada, pediré en matrimonio a mi amado y él se casará conmigo...
La seguridad de sus palabras era asombrosa
-Cuando sea grande, me casaré con Ángel!
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Enemigo íntimo
FanfictionUna guerra inminente, una amenaza mortal a dos países pacíficos y blancos fáciles para sus enemigos, pero enemistados entre sí... una alianza que se cumplirá sacrificando lo más sagrado de sus regentes: sus hijos... Disclaimer: Los personajes perten...