Shura se paseaba nervioso por el jardín... nervioso no era la palabra, tal vez sería mejor, rabioso; su padre no había tomado en cuenta su pensamiento y había partido a ese dichoso encuentro con el rey vecino, el soberano del país galo que él tanto odiaba...
Habían pasado mes y medio desde aquella discusión y ni por un momento su padre había cedido a escucharlo; no le interesaba su opinión, seguía con la idea de aliarse al reino vecino, a humillarse ante esos sucios franceses... en su opinión, el país vecino era inferior y no debían de respetarlo sino aplastarlo para que dejase de ser una molestia o impedimento.
Él tenía una postura muy firme, nada lo haría cambiar de opinión... o al menos eso pensaba...
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Francia
-Alteza, el rey de España ya está aquí...
-Hazlo pasar, por favor... gracias y procuren que todo su séquito esté cómodo en las habitaciones que fueron preparadas cerca del recinto de nuestro invitado...
-Sí Alteza... así será...- la doncella se retiró e hizo pasar al monarca español que bajó su cabeza en reverencia.
-Mis respetos a usted, rey de Francia!- dijo elevando su rostro serio, sólo para encontrar una sincera sonrisa en el rostro de su igual.
El soberano español era bastante mayor en edad que el galo y tenía un porte elegante, un físico bien conservado y aspecto soberbio. Miró con altanería al anfitrión y se sorprendió la falta de protocolo al recibirlo, ya que el rey Krest se acercó y le dió un apretón de manos en respuesta.
-Un placer recibirlo, rey Francisco de España! Bienvenido a nuestro reino, siéntase como en su casa!
El rey galo era relativamente joven, no llegaba a los cuarenta años y su juvenil rostro lo demostraba; no era tan alto como el español pero su cuerpo era muy estilizado, su facciones eran muy suaves y su cabello corto le daban un carácter muy atractivo.
-Gracias majestad! en verdad me esperaba a un rey mayor, viejo... veo que me equivoqué...
-Jeje, sí se equivocó pero no lo culpo... mi padre el rey falleció a temprana edad por una enfermedad en la sangre y yo le sucedí siendo apenas mayor de edad. Debido a la enemistad de nuestros reinos, nunca hemos tenido la oportunidad de conocer sobre nuestras familias reales, verdad? Yo sólo sé que usted es viudo y tiene un único hijo y heredero...
-Así es, mi hijo el príncipe Shura... mi orgullo y futuro regente del trono de España. Lamentablemente no qui...pudo acompañarme; se hubiese llevado una grata sorpresa al igual que yo mismo...
-No se sienta mal por la reticencia de su hijo a venir a Francia; han sido siglos de guerras sin sentido y nuestros hijos han crecido con esa aprehensión hacia sus vecinos... yo he tratado con insistencia de borrar ese sentimiento en mi reino y creo que lo he logrado. Mis hijos no fueron cegados por las asperezas del pasado...
-Ha sido muy pertinente de su parte, rey Krest... mi hijo al ser un guerrero se ha forjado en la batalla y guarda sentimientos de rencor hacia sus enemigos...
-Pero mi reino no es un enemigo, nunca hemos peleado entre nosotros y si bien no es una paz establecida, tampoco vivimos bajo el riesgo de una guerra entre nuestros países!
Se habían sentado en un cómodo sofá, alejados de reglas de cortesía y platicaban como si se conocieran desde siempre; una cierta empatía se instaló inmediatamente entre ellos, viendo que habían perdido mucho tiempo en viejos rencores.
-Será difícil convencer a Shura de venir a Francia conmigo en una futura visita, o esperar que los reciba de buen modo si usted decide visitarnos con los príncipes...
-Sería un placer visitarlos y por el príncipe no debe de preocuparse; yo ya soy mayor para pelear con un joven y mis hijos tienen la capacidad de socializar fácilmente. Los podrá conocer en la cena, ahora están con sus instructores estudiando.
Así siguieron hablando por horas, dejando en claro que estaban más que dispuestos a unir fuerzas contra ese enemigo oculto que los ponía en peligro si seguían en ese plan de enemistad.
Por la noche, la velada fue igual de interesante, las charlas continuaron amenamente y cerca de la hora del banquete, donde se hallaba reunida toda la comitiva real española y los asesores y ministros franceses, los príncipes fueron anunciados.
-Hace su presencia el príncipe heredero de Francia, su majestad el príncipe Degel!
El lacayo hizo reverencia y el joven entró a paso lento pero decidido, sonriendo y devolviendo los saludos de rigor de los presentes.
Se paró delante del rey español y se hincó en reverencia, bajando su rostro y dejando que su largo cabello lo cubriera. El monarca no pudo más que sonreir y tocarle el hombro para que lo mirase, encontrando unos ojos violáceos llenos de vida, enmarcados en un rostro angelical que lo impresionó...
-Príncipe Degel, un placer conocerlo al fin! Su padre ha hablado maravillas de usted y ya deseaba reunirme contigo! - Degel se ruborizó ante el cumplido y sonrió tímido.
-El placer es mío, majestad!
Se anunciaba la entrada del otro príncipe y el rey se incorporó para recibirlo
-Hace su presencia el príncipe de Francia, Camus...!
La puerta volvió a abrirse y ante el rey invitado se mostró la más perfecta representación de un ángel.
El más joven de la familia real caminaba seguro hacia donde se encontraban sus mayores, pero su sonrisa no era dirigida a ellos sino a la servidumbre, los lacayos que esperaban que finalizara el protocolo para servir la mesa...
Miraba hacia un lado y otro, su largo y lacio cabello aguamarina flotaba en el aire y sus ojos brillaban como zafiros azul violáceos; un rostro que la misma Afrodita envidiaría, un cuerpo delgado y delicado que se meneaba al caminar y ahora sí, una sonrisa increíble destinada al rey que los engalanaba con su presencia.
A diferencia de Degel, Camus no hizo reverencia, se paró delante suyo, le extendió la mano y besó el anillo real que mostraba el poder de su alcurnia.
-Sea bienvenido majestad! Nuestro reino se alegra por su presencia...
Nunca borró su sonrisa y el monarca se sentía encantado por esos ojos que lo miraban fijo y parecían hablarle...
-Veo que nunca utilizarás el protocolo correctamente, hijo mío!- el rey Krest reprendió al menor, quién se sintió ruborizar avergonzado... -creo que es hora que comencemos a dar a nuestros invitados esta clase de bienvenida y no tan seria y falta de sentimientos... ¿no lo cree majestad?
El rey Francisco de España se vio sorprendido dentro de su sorpresa, puesto que aún no lograba salir de sus cavilaciones al tener frente suyo a los dos jóvenes más hermosos que había visto en su vida.
-Claro que sí, rey Krest! nunca fui recibido de mejor manera ni con tanto aprecio como esta noche!
Camus miró a Degel y le guiñó un ojo, haciendo una sonrisa cómplice que el otro devolvió sin dudar... el principio de una nueva era entre ambos reinos estaba comenzando y serían los príncipes los encargados de sellar la paz...
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Enemigo íntimo
FanfictionUna guerra inminente, una amenaza mortal a dos países pacíficos y blancos fáciles para sus enemigos, pero enemistados entre sí... una alianza que se cumplirá sacrificando lo más sagrado de sus regentes: sus hijos... Disclaimer: Los personajes perten...