33- Celebración y confesión

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Krest bebía café junto a Francisco cuando sus hijos salieron de la tienda de la mano, riendo y contagiando su felicidad a los mayores.

El rey galo se puso de pie y abrazó al príncipe con cariño.

-¿Cómo te encuentras hijo? espero que te haya gustado la sorpresa que nos trajo aquí, porque casi nos arrastró desde Francia!

Krest reía y Camus se ruborizaba.

-¿Eso es cierto? ¿tú quisiste venir aquí?

Shura lo miraba con ternura, admirándose de la determinación de su príncipe. 

-Ya te lo dije, no deseaba estar más tiempo sin verte, sin hablar... y eso debemos hacer...

-Pero ahora celebraremos tu cumpleaños con toda la gente del campamento y repartiremos todo lo que hemos traído.

Francisco se acercó a Camus y abrazando sus hombros con un brazo, lo presentó frente a los presentes.

-Señores, este jovencito es Camus, príncipe de Francia, quien hoy llega a su mayoría de edad y desea celebrar su día junto a ustedes. Feliz cumpleaños, hijo mío!

El rey ibérico lo abrazó y los saludos y felicitaciones no se hicieron esperar.

En un principio no se atrevían a acercarse, pero luego que un joven recluta le diera una flor junto a una reverencia y Camus le hiciera levantar para luego agradecer el gesto con un abrazo, todos se animaron a saludarlo y vieron lo cordial que era el galo.

El día pasó de prisa, los festejos se sucedieron y todos disfrutaron de la buena comida, la música y la compañía de la realeza entre ellos... no todos los días estaban frente a los monarcas y herederos de dos reinos!

Krest y Francisco ya tenían sus aposentos listos al igual que Camus, pero éste se hallaba en la tienda de Shura disfrutando de un momento de intimidad, luego de haber estado junto al resto del campamento.

El galo estaba sentado en la falda del ibérico y se repartían caricias y besos, se sonreían y veían a los ojos... se amaban...

-Te extrañé mucho... deseaba ir y pedirte de rodillas que me perdonases y volvieras conmigo... yo no...

-Shhh... no digas más, Shura... yo he tenido mucho tiempo para pensar, han pasado muchas cosas en tu ausencia y... yo no deseo estar enojado contigo... ya no más...

-Igual le debo más que una disculpa a Kanon... mucho más que eso... no podré compensarle nunca lo que le hice...

El príncipe ibérico cambió su semblante

-Kanon ya no está en Francia... se fue del reino hace unos días... solo...

Sus bellos ojos se aguaron y Shura notó su angustia.

-Yo debo decirte algo...

-¿Qué pasó con él? ¿Por qué se fue solo?

Un sentimiento raro se instaló en su pecho sin entender el motivo.

-Yo... yo hice algo muy malo... lo usé...

-¿Qué pudo ser tan grave para que digas que lo usaste y que él se vaya del reino?

Shura lo miraba a los ojos expectante y veía el nerviosismo en el menor.

-Yo... él es tu hombre perfecto, lo que tú quieres en una pareja y yo... quería ser como él, aprender a ser como él para que tú me quisieras a mi...

Los ojos del ibérico se desorbitaron, no entendía de dónde había sacado el príncipe la idea esa.

-¿Qué dices, copito? él no fue nunca mi hombre perfecto... yo sólo...

-Yo estaba celoso de que tú lo buscaras a él para saciar tus necesidades sin siquiera pensar en mi... yo... le pedí que me enseñara a besar, a amar...

Camus tomó aire y confianza para seguir el relato, sintiendo que eran los últimos momentos de amor que tendría con Shura tras su confesión.

-Él se negó pero Saga le dijo que todo estaría bien, se lo aseguró y terminó por aceptar...

-¿Qué le pediste exactamente a Kanon?

Su cabeza y su corazón eran un torbellino de ideas que no le gustaban

-Le pedí que pasara la noche conmigo y me hiciera el amor, que me enseñara...

Lo había dicho, ya estaba... sus lágrimas caían raudas por sus mejillas y sólo esperaba la explosión del ibérico.

Shura tenía un nudo en la garganta, la angustia y las ganas de gritar su frustración se estaban haciendo insostenibles...

Miró a Camus que tenía la vista clavada en la alfombra, temblaba como una hoja debido a los espasmos del llanto... suspiró fuerte y le habló

-¿Qué pasó esa noche con él? tuviste sexo?

-No... él me hizo el amor... me enseñó, me guió... me cuidó... yo no me hubiese dejado tocar por nadie más que por él... fue la primera vez para ambos...

Su voz era casi un susurro y su llanto aumentaba...

-Yo te lo tenía que decir... aunque ahora me rechaces no importa... fue sólo esa vez pero trajo consecuencias... Saga se puso celoso, rechazó su cercanía y Kanon me pidió irse lejos del reino por un tiempo... soy culpable de destrozarle la vida...

-No... ambos somos culpables... yo le robé su inocencia, abusé de él... mancillé lo más sagrado... tú creíste que yo lo prefería a él más que a ti? qué locura!

Yo me obsesioné con Kanon, me rechazaba a mí, el príncipe de España! pero nunca lo comparé ni elegí delante tuyo... tú no lo usaste, no lo lastimaste como yo lo hice ¿o sí? 

-No, claro que no... todo fue increíble con él... pero luego, pasó lo de Saga y él me pidió marcharse y yo lo dejé irse, sabiendo cuanto sufría y que estaría solo...

Volvía a llorar y, cuando se esperaba un portazo, un golpe, un grito, recibió un fuerte abrazo lleno de la contención y comprensión que necesitaba en esos momentos.

-Ven, hablemos tranquilos... fuiste capaz de entregarte a Kanon sólo para aprender a complacerme?

No te diré que no estoy celoso porque lo estoy y mucho, pero creo que hay algo en esta vida que se llama Karma y eso es lo que sucedió aquí... yo violenté a Kanon y tú lo colmaste de amor al entregarle tu primera vez...

Yo... yo creo que hasta me alegro de que haya sido él, tu entrega y la suya, dos seres puros unidos ... yo no puedo juzgarte Camus, no soy quién para hacerlo y hasta me siento halagado que lo hayas hecho por mi...

Mi pregunta ahora sería: luego de haber estado con Kanon, deseas estar aún conmigo?

-Claro que sí! He venido a buscarte, a que sinceremos nuestros corazones y estemos juntos!

-Entonces así será, mi amado copito, mi ángel... te amo tanto!

Sus palabras calaron muy profundo en el corazón del galo y ya no tuvo duda alguna que ese hombre frente suyo, era ni más ni menos que Su hombre!

Lo abrazó en silencio, se recostaron en el sillón y se siguieron besando y acariciando hasta quedarse dormidos, soñando con un futuro juntos, en la tranquilidad de saberse sin secretos y con la convicción de estar junto al ser amado.  

Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora