9-Búsqueda

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-Príncipe... mi joven majestad... está usted listo?

Kanon entró al cuarto del príncipe heredero sabiendo que Camus se cambiaría allí; él lo escoltaría hasta el baile y rogaba a todos los dioses no encontrarse con Shura. No se habían vuelto a cruzar, no sabía si lo evitaba o sólo era suerte...

Buscó en cada habitación hasta llegar al aposento principal y notó que estaba todo oscuro; le extrañó porque Camus jamás saldría sin su corte, más siendo de noche y en un lugar extraño... 

-Joven Camus...

Volvió a llamar... encendió las luces y sus peores miedos comenzaron a rondar su mente cuando vio el atuendo que llevaría el príncipe tirado en el piso.

Se dirigió rápido a la puerta que daba a otro pasillo y allí, a pocos pasos, había sangre en el suelo y su estómago se revolvió enfermo.

-No... que no sea suya, por favor... 

Rezaba mientras seguía el rastro que se perdía en las afueras del palacio.

-Por favor... que alguien me ayude! El príncipe Camus ha desaparecido!

Corrió a las caballerizas mientras los guardias se acercaban...

Agitado como estaba, asustado y temiendo lo peor, mandó a avisar a la realeza de lo sucedido y que, mientras ellos organizaban la búsqueda del príncipe en el palacio y alrededores, él se adelantaría a caballo siguiendo posibles rastros.

No deseaba perder tiempo valioso en explicaciones; si el chiquillo estaba herido lo debía encontrar lo más rápido posible.

Montó su corcel y salió al galope mientras un alboroto generalizado se escuchaba en los aposentos reales.

-¿Cómo que mi pequeño está desaparecido? ¿Dónde estaba Kanon? ¿Por qué no lo cuidaba?

-Majestad, el joven Camus envió a Kanon a buscar su propio traje y le pidió que lo buscase cuando ya estuviera listo... nos cambiamos juntos y salimos a buscar a los príncipes... ellos cambiaron de aposentos para vestirse así que Kanon debió ir al otro lado del pasillo para buscar al príncipe...

-¿Por qué cambiaron, Degel?

Krest sentía que moriría ahí mismo si no tenía noticias de su retoño en seguida.

-Porque su estancia tenía grandes espejos donde verme mientras me cambiaba, padre...

-Un momento... si cambiaron de aposentos y se llevaron a Camus... el blanco en realidad era el príncipe heredero al trono!

Shura miraba a Krest y a su padre con seguridad en su postura; era un militar ante todo y pensaba con lógica... pero, ¿quién querría dañar al príncipe?

-¿Dónde está Kanon ahora, Saga?

-¿Dónde cree majestad? Buscando desesperado al joven príncipe... él dio aviso pero salió de inmediato en su búsqueda... rey Krest, encontraron rastros de sangre y una daga... una daga española...

Saga alcanzó el arma y la puso sobre la mesa; aún tenía rastros de sangre y Degel vació su estómago de la impresión...

-Hermanito...

-Esa es tu daga, Shura... yo mismo la mandé forjar para ti...

-Sí, pero... ¿cómo llegó allí? mis armas están en mis aposentos privados! Alguien quiere que me culpen de lo que le suceda al príncipe!

-¿Quién haría eso y por qué? ¿Quién te odia como para hacer tanto mal?

Francisco se tomaba la cabeza y revolvía su cabello; una migraña crecía junto a su angustia por el pequeño desaparecido...

-Kanon tal vez...

Shura lo dijo sin pensar y lo siguiente que hizo fue tomarse la mandíbula porque Saga casi se la quiebra del golpe que le dio.

-No... te... atrevas... a acusar a mi hermano... maldito violador...

Saga debió ser contenido por tres guardias y Krest lo excusó de su insulto e improperio por los nervios; le pidió a Degel que lo sacara de allí de inmediato, cosa que el príncipe hizo de una... tomó al gemelo del brazo y se lo llevó...

-Lo lamento rey Francisco, no sé cómo disculparme en nombre de mi súbdito por este acto... no sé por qué lo dijo...

-Porque me lo merezco, majestad... porque hace tiempo, yo lastimé mucho a Kanon y ahora me atreví a acusarlo sin prueba alguna... entiendo que Saga reaccione así...

Shura por primera vez, sintió paz al confesar su crimen delante de Krest; se lo debía al gemelo y a Camus...

-Prepararé cuadrillas de búsqueda para que rastreen el área y esperemos que Kanon ya lo haya encontrado.

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Kanon cabalgaba a toda velocidad, eran tierras extrañas para él pero seguía el rastro de ramas rotas, quebradas, pisadas frescas de caballos... un río se cruzaba en su camino y eso no le gustaba, debía seguir el curso pero no sabía qué dirección habrían tomado.

Ya estaba amaneciendo, dejó que el caballo bebiera, rellenó su cantimplora de viaje y mientras tanto buscaba algo que lo guiase.

-Dónde está mi alteza... envíeme una señal...

Algo brilloso llamó su atención, se agachó y encontró una moneda, era una moneda griega, una que él le había regalado a Camus cuando era muy pequeño y tuvo su primer ataque mientras entrenaba.

Flashback

-Vamos pequeño, qué te sucede?- habían estado entrenando y de repente, el pequeño se puso pálido.

- No... no... -Camus no podía respirar y se aferraba a Kanon suplicante, con su mano agarrándose el pecho...

-Llamaré al doctor para que vea qué te sucede...

Lo levantó en brazos y salió corriendo hacia el interior de las salas de curación; cuando lo depositó en la cama, Camus no lo soltaba, enormes lágrimas caían de sus ojitos y a Kanon se le partía el corazón al verlo así...

El doctor le pidió privacidad pero el niño seguía aferrado a su pecho y ya su rostro, uñas se estaban volviendo azulados por la falta de oxígeno.

Kanon metió su mano en el bolsillo y sacó una pequeña moneda de bronce.

-Mira Camus, escucha bien... esta moneda me la regaló Saga hace un tiempo y me dijo que era de la suerte... que si yo me concentraba todo podía suceder, el dolor y el miedo se iban a ir... piensa en respirar mejor, tranquilízate... aprieta la moneda y concéntrate...

El pequeño la tomó en su mano y cerrando los ojos la apretó con fuerza... de a poco su agarre de Kanon se suavisó y al tranquilizarse, comenzó a recuperar el aliento.

-Gracias joven... lo pudimos perder este día!- el doctor suspiró aliviado y sonrió...

-A veces los milagros existen, si se piensa con el corazón...

Camus dormía gracias al sedante que le habían dado y el gemelo salió un momento afuera; en cuanto estuvo un poco lejos, se dejó caer llorando. Si el pequeño príncipe se moría, él no lo podría soportar... 

Días después, cuando el príncipe ya estaba recuperado, vino hacia su instructor a devolverle la moneda pero él le cerró la mano y le dejó conservarla...

Kanon también había necesitado de una ilusión para salir adelante, pero ya no más...

-Aférrate a ella cuando te sientas perdido y yo te encontraré...

FIN FLASHBACK

-Gracias mi joven alteza... lo encontraré... tenga fe en mí...

Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora