16-Medidas justas y necesarias

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Por primera vez en días, el rey sonreía... ahora más que nunca debía detener la boda!

Esa niña era lo que siempre había deseado para alguno de sus hijos; alguien que fuese humilde, trabajadora, que viera a sus hijos como buenas personas, como amigos y no como los herederos al trono de Francia...

Esa niña había estudiado junto a ellos y en poco más de un año se había convertido en una verdadera señorita llena de buenos modales... Krest estaba feliz de que su hijo la hubiese elegido...

Pero estaba el problema de la boda arreglada...

-Majestad... la guardia española viene llegando... 

-Llama al príncipe... saldremos a recibirlos en nuestros corceles... avisa a Kanon y a Saga...

-Sí alteza

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La caravana fue recibida por el rey y su hijo mayor, seguidos por miembros de ambas guardias reales; los saludos se multiplicaron debido a los lazos que se habían formado entre ellos desde aquella primera visita...

-Rey Krest, príncipe Degel... un placer volver a verlos!- Shura saludó con una sonrisa sin dejar de notar la ausencia del miembro menor de la familia.

-Hijo! bienvenido a Francia! espero que sea agradable tu estancia aquí...- Krest lo saludó con cariño.

-Rey Francisco! placer tenerlo nuevamente aquí!- se estrecharon en un abrazo

-Saga, Kanon! qué bueno volver a verlos!

-Buenos días alteza! Bienvenido a Francia!- ambos hicieron una reverencia apropiada

-Dejaros de formalidades! cómo han estado?

-Muy bien majes...Shura... gracias...- Saga contestó pero Kanon guardó silencio...

-¿Puedo preguntar por el príncipe Camus?

-Ha estado enfermo y se haya descansando...

Entraron todos al palacio, Shura veía con encanto, las sobrias decoraciones y retratos de los miembros de la familia real; finas columnas diseñadas para dar elegancia a la estancia, arañas de cristal iluminando cada habitación, los muebles de fina madera labrada, un exquisito gusto en los cortinados que daban un aspecto cálido y familiar...

El palacio era todo lo que se había imaginado, tal cual sus moradores... entendía por qué su padre había vuelto encantado luego de aquella visita.

Deseaba ver a Camus pero no se atrevía a preguntar luego de la carta que Krest le había enviado.

-Disculpen que Camus no haya venido a recibirlos pero se encuentra indispuesto; no ha estado bien de salud por días...

-Esa es una triste noticia, mi amigo... pero estará bien tu niño?

El rey de Francia se quebró de golpe, no pudiendo contener su angustia

-No, no está bien; se niega a comer, está muy débil y peligra su vida...

Las lágrimas bañaban sus mejillas y Francisco no dudó un segundo en acercarse y abrazarlo, dándole contención... entendía su dolor y su miedo...

-Majestad... sé que usted no desea verme cerca de su hijo pero... ¿podría verlo, por favor?

Krest levantó la cabeza y vio la preocupación en los ojos de Shura; asintió y le pidió a Degel que lo guiase hasta el dormitorio del chico.

-Gracias majestad!

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La habitación estaba en penumbras, a las bellas cortinas blancas le habían adosado otras color púrpura para oscurecerla y no permitir que el sol diera en el rostro del enfermo...

El olor a medicinas fue lo primero que golpeó a Shura, pero nada lo preparó para lo que vería al acercarse a la cama.

Camus dormía boca arriba, tenía puestas sondas en los brazos, la nariz y sensores del ritmo cardíaco y control de oxígeno en los dedos de una mano; su rostro tenía una palidez mortal, sus pómulos sobresalían y los ojos estaban hundidos en una aureola de negras ojeras... sus finas facciones al igual que todo su cuerpo, se hallaban consumidos por la extrema delgadez del muchacho. 

Acercó una silla y se sentó a su lado, le miraba con ternura y también con miedo; no sabía lo que aquejaba al príncipe pero sí que era grave y no quería perder a su Copito...

Le acarició el rostro, extendiendo el movimiento hacia su largo cabello y allí se quedó, acicalando el cuero cabelludo mientras las primeras palabras salían de su garganta en susurros.

-Copito... Copito... estoy aquí... despierta... he venido a conocer tu reino y deseo que sólo tú me lo muestres, que me enseñes toda la majestuosidad de Francia...

Despierta Copito... Camus... no me dejes solo, te he llegado a querer como no tienes idea... no quiero perderte... te necesito...

Camus entreabrió los ojos y los volvió a cerrar; la voz que escuchaba seguro estaba en sus sueños y allí se quedaría, soñando con su príncipe...

-Copito despierta por favor... soy Shura y estoy aquí a tu lado... por favor, necesitas despertar y alimentarte para ponerte fuerte... yo mismo te alimentaré si lo prefieres pero despierta, mi hermoso Copito...

Miró el escritorio y la biblioteca y buscó algo preciso hasta que lo encontró; se volvió a sentar con el libro en mano y comenzó la lectura: "Cuando yo tenía seis años vi una vez una lámina magnífica en un libro sobre el Bosque Virgen que se llamaba 'Historias Vividas'..."

Krest desde la puerta veía la escena y no podía evitar sentir que se había equivocado y mucho; que el príncipe no era malo para su hijo y que realmente había amor en cada palabra que le dedicaba, sin saber siquiera si lo oía...

¿Cómo sabía que Camus amaba esa lectura, que era su libro de cabecera desde que era pequeño? Su madre se lo había comprado y siempre le decía que él era "El Principito"...

Era hora de hablar con Francisco y afrontar la realidad...

-Francisco, no sé cómo tomarás mis palabras pero... lamento romper el pacto de unión... no puedo permitir que Degel se case con Shura... yo, verás...

-Yo he venido hasta aquí para hablar del mismo tema... Shura no desea casarse con él tampoco y creo que no es justo tener que obligarlos... 

-Aunque al anular la boda los demás reinos se nos vengan encima y no podamos unirnos para defendernos...

-Eso lo veremos en su momento... creo que por ahora debemos esperar a que la historia siga su curso y ver cómo se encaminan nuestros vástagos...

-Respecto a eso... Degel está enamorado de una niña hermosa que ha crecido junto a los príncipes y yo estoy muy feliz con esa relación...

-Me alegro por el príncipe! ya puedo verte rodeado de niños, los nuevos herederos al trono...

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Shura no había dejado un momento de hablarle a Camus, le acariciaba la mano, el rostro y en un momento vio el peluche que le había dado.

Tomándolo en sus manos, lo apretó contra su pecho y lloró... descargó su angustia aferrado al muñeco...

-Mi Copito, hermoso, frágil, único e irrepetible... te necesito aquí conmigo... despierta...

-Shura?

Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora