92- Sorpresas en la realeza

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Había pasado un mes de la boda en Francia y todo seguía en calma en la campiña española.

Krest y Francisco estaban de viaje, festejaban un nuevo año juntos y su amor era tan romántico y apasionado como el primer día.

Veinticuatro años de amor y amistad, sus reinos consolidados y en paz, sus hijos ya los habían hecho bisabuelos... ambos disfrutaban de los placeres de la vida y eran felices.

Camus y Shura estaban en la sala, tomando un aperitivo mientras Alain jugaba con un rompecabezas que le había regalado Ángel.

El pequeño era muy inteligente para su edad y el gemelo lo estimulaba con juegos para razonar pero a la vez entretenidos.

Los gemelos mayores ya estaban en Andorra, trabajaban con los caballos y se comunicaban a diario con Shura para contarle los adelantos obtenidos.

Ángel estaba preparando el ecógrafo y Emmanuel lo observaba en silencio.

No se estaba sintiendo bien, se notaba inflamado, su vientre había crecido demasiado para ser que recién llevaba cuatro meses de gestación.

El gemelo giró en su dirección y le sonrió

-¿Estás listo amor mío? Si tenemos suerte, podremos ver el sexo de nuestro retoño. ¿Deseas saberlo?

Emmy sonrió feliz y asintió. Si sabían el sexo ya podían comenzar a decorar la habitación destinada al pequeño príncipe y a buscar un nombre.

Estaban en la intimidad de su dormitorio y poniendo el monitor de cara al príncipe para que pudiera observar, puso el gel y comenzó a mover el sensor sobre el vientre de su adoración.

Los latidos del pequeño corazón se oían fuerte y acompasados; sin embargo algo no estaba bien...

Ángel fruncía el ceño y eso preocupaba a Emmanuel, pero no se animaba a preguntar.

Ángel movía el sensor una y otra vez, de arriba abajo, de un lado a otro y su rostro denotaba que no encontraba lo que buscaba.

-¿Qué pasa mi Ángel? ¿Hay algo mal en nuestro bebé?

Sus ojos comenzaban a aguarse en su angustia

-N-no... no... el bebé está perfectamente bien pero... sigo sintiendo que algo está mal... llamaré a nuestros padres y mañana realizaremos un nuevo ultrasonido.

-¿Prometes que está todo bien?

El miedo de Emmy era evidente, pero Ángel le abrazó con todo su amor, mientras limpiaba los restos de gel, tranquilizándolo.

-Jamás te he mentido mi hermoso príncipe, no podría engañarte con algo relacionado a nuestro milagro.

Con esa contestación se sintió más relajado y el gemelo le ayudó a incorporarse y vestirse.

Bajaron juntos de la mano y se sentaron junto a los reyes ibéricos; Camus los miraba de reojo y sentía que había algo que deseaban decirles

-Padrinos, mañana le haré un nuevo ultrasonido a Emmy y deseo que tanto ustedes como mis padres estén presentes. Ahora llamaré a Andorra y les pediré que vengan.

-No será necesario Ángel, tus padres llegarán temprano porque traen los reportes de las yeguas preñadas y los nuevos cimarrones.

-¡Qué bien! Le comentaba a Emmy que tal vez podamos saber el sexo de nuestro retoño y nos gustaría que estén presentes junto a nosotros en ese momento.

-Será un placer estar allí cuando nuestro nieto se deje ver!

La ilusión de los reyes por ser abuelos era muy visible y tejían miles de sueños...

Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora