68- El amor que cura

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Sus ojos se encontraron, no podían decir palabra pero sabían lo que pasaba por sus mentes...

Lágrimas comenzaron a rodar por el rostro de Emmanuel, mientras que las de Ángel caían sobre la almohada.

El príncipe acomodó su cuerpo para no lastimarlo y le abrazó con desesperación...

-Despertaste... cómo te sientes? Yo...lo lamento... todo fue mi culpa... perdóname mi Ángel...

-E-Emmy... mi Emmy... estás bien?

Por toda respuesta, el príncipe rompió en llanto. El gemelo había estado inconsciente y muy grave por semanas y ahora que despertaba, le preocupaba su bienestar...

-Yo estoy bien, Ángel mío... nuestros padres nos encontraron y rescataron...

-Apolo... dónde está Apolo?

Intentaba enderezarse pero no podía

-Aquí estoy, hermanito...

Su igual estaba con los ojos rojos de tanto llorar...

-Yo podía sentir tus caricias... creía que estaba soñando contigo dentro de la pesadilla que vivía...

Se abrazaron como queriendo convertirse en uno solo, llorando el dolor que compartían.

-Nunca te dejaré solo... nunca más...

Antoine se había quedado más atrás, no sabía qué decir. Emmanuel lo tomó de la mano y lo acercó a la cama.

-¿Sabes mi Ángel? Antoine ha estado junto a Apolo apoyándolo en este tiempo de tanto dolor...

El adolescente posó sus ojos en el príncipe francés y una pequeña mueca disfrazada de sonrisa se dibujó en su pálido rostro.

-Gracias por cuidar de Apolo, Antoine...

-Yo hice una promesa que cumpliré hasta el final... deseo que te recuperes pronto y salgas de aquí... me alegra verte despierto, Ángel... me tenías muy preocupado...

-Gra-gracias majestad...

Antoine fue a acariciarlo pero el cuerpo de Ángel inconscientemente se tensó y evitó el contacto.

En ese momento se oyeron voces y sus padres entraron corriendo a la habitación, yendo directamente a abrazar a su pequeño, que les extendía los brazos.

Se perdieron en un abrazo que fundía la impotencia, la desesperación, el dolor y, a la vez, la tranquilidad de tenerlo de vuelta...

Lloraron mucho ese encuentro pero luego el doctor hizo despejar la sala para poder revisar al paciente.

Ángel pidió que Kanon se quedara con él...

El profesional se acercó al adolescente y puso su maletín al lado de la cama para hacerle los estudios necesarios...

Cuando intentó tocarlo, Ángel empezó a sollozar suplicando a su madre que no dejara que le pusiera una mano encima... temblaba sin control...

-Hijo... mi vida... debes dejarte revisar por el doctor... él quiere curarte, no te hará daño... yo estoy aquí para cobijarte si tienes miedo...

-El hombre... el hombre... no quiero...

Kanon abrazó a su retoño con todo su amor, no necesitaba que le explicara su sentir porque él lo había vivido en carne propia, teniendo apenas meses más que Ángel.

-Ángel... escúchame bien mi cielo... yo sé lo que estás sufriendo... te juro que comprendo el rechazo a un toque, a una mano desconocida...

Pero el doctor jamás te haría daño, él te operó y cuidó mientras dormías... yo estoy a tu lado y nadie te volverá a lastimar jamás, lo juro por lo más sagrado que tengo, que es mi familia...

Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora