21-Noticias y reacciones

192 35 52
                                    

Tras aquella conversación entre Krest y Francisco habían transcurrido casi dos meses, en los cuales se había afianzado la relación amorosa entre ambos y Krest ya estaba decidido a hablar con sus hijos al igual que Francisco con Shura.

Los citaron en la gran sala privada del galo y ya sentados en los cómodos sillones, los monarcas uno junto al otro y teniendo enfrente a sus respectivos hijos, comenzaron la plática:

-Shura, hijo... Degel, Camus...-empezó Krest, pero las palabras no salían tan fáciles como esperaba. -Yo... nosotros... Francisco... verán...

-Padre, qué deseas decirnos?

Degel no contaba con mucha paciencia y se sorprendía de ver a su padre nervioso al punto de tartamudear.

-¿Padre? ¿Qué deben decirnos tan importante?

Shura igualó en impaciencia a Degel

-¿Acaso no se han dado cuenta? ¿Son tan poco observadores?

Camus miró sonriendo pícaramente a su padre y al rey español

-¿No ven sus miradas? nuestros padres se han enamorado!

Una sonrisa triunfal se instaló en el rostro del menor al ver el sonrojo que provocó en los monarcas y las caras de asombro de su hermano y su novio.

-Eso... ¿es verdad?

Ambos príncipes herederos preguntaron incrédulos. Francisco se incorporó del sillón y se paró frente a los príncipes con una mirada temerosa pero serenamente les habló: 

-Así es, hijos... Krest y yo nos hemos estado conociendo durante todo este tiempo desde que nuestros reinos entablaron lazos y bueno, con el tiempo nuestra amistad se ha convertido en algo más profundo y desde hace poco más de un mes, se puede decir que somos pareja.

Dicho ésto tomó la mano de Krest que también se paró a su lado.

-No queríamos hacer nada a escondidas de ustedes, ya somos grandes y esperamos que ustedes comprendan lo que nos pasa...

-¡Yo estoy muy feliz!

Camus rodeó la mesita y abrazó a su padre para luego hacer lo mismo con Francisco. El ibérico respondió el gesto apretando al menor contra su cuerpo y besándole la cabeza. Degel no dijo nada, se los quedó mirando serio, pero sin señal de rechazo.

 Mientras tanto, Shura se encontraba en silencio, mirando la escena; no sabía cómo reaccionar puesto que su padre nunca había estado con nadie que no fuese su madre y ahora... salió del recinto sin decir palabra, siendo seguido por Camus.

-Shura! adónde vas?

Al tratar de jalar su brazo, Shura giró bruscamente y empujó a Camus al piso; automáticamente estuvo a su lado para ayudarlo a incorporarse pero el menor se levantó solo y lo miró con tristeza.

-¿Acaso no aceptarás su relación?

-¿Acaso tú sí?

Shura lo miró con frialdad...

-Tu padre nunca reemplazará a mi madre...

-Francisco nunca reemplazará a mi madre pero yo quiero que mi padre sea feliz, que tenga una vida plena junto a una buena persona y si esa persona es tu padre, que así sea...

Él vivió solo mucho tiempo, fue padre y madre para Degel y para mi... me ha cuidado sin descanso semanas enteras, se ha desvelado por nosotros y siempre solo... sería egoísta no querer su felicidad...

Y lo dejó solo, con sus pensamientos... el golpe le había dolido pero aún más, la mirada fría y distante de Shura...

Shura, mientras tanto, sentía que su cabeza estallaría... nunca había pensado en que su padre quisiera rehacer su vida sentimental, el recuerdo de su madre era sagrado...

Pero Camus tenía razón, ellos habían sido padre y madre para los príncipes y merecían otra oportunidad de amar en sus vidas.

Caminó despacio hacia el despacho del rey y vio a Camus hablando con Kanon, éste lo abrazaba y le masajeaba la espalda... no lo vieron y él escuchó su plática:

-Majestad, tranquilícese ... seguro el príncipe pensará mejor las cosas y terminará aceptando la relación...

-Me miró con una cara extraña cuando lo intenté detener... fue... no era mi Shura... hace un par de meses tuvimos una conversación y desde ese día está distinto, me aleja... ¿será que ya se aburrió de mi?

Una lágrima salió y se deslizó por su mejilla. Kanon lo contuvo y le sonrió dulcemente.

-Sea lo que sea que pase con el príncipe, debe hablarlo con él; no se haga ideas equivocadas porque yo creo que sólo así se aclararán las cosas y usted no sufrirá sin razón...

Shura se sintió culpable pero no se acercó a ellos, siguió su camino hacia donde estaba su padre. Tocó la puerta y entró...

-Yo... lo siento... me costará acostumbrarme a la idea pero sepan que apoyo su relación... Padre, rey Krest... tienen mi bendición...

-Ya no me digas así... dime Krest!

Se acercó al joven ibérico y le estrechó la mano para luego abrazarlo; Shura sintió una sensación cálida correr por su cuerpo, era un abrazo tierno, fraternal y se daba cuenta del por qué, Camus era también así de dulce...

Se dejó abrazar, se perdió en ese abrazo... debía hablar con su pequeño amor y demostrarle que estaba todo bien, que lo amaba como a nada más en el mundo...

-Serás mi otro padre de ahora en más... debo retirarme...

Abrazó a su padre cariñosamente y salió en busca de su copito. Encontró a Kanon en el camino, quien hizo la reverencia y luego se le acercó.

-¿Puedo hablar un momento con usted su majestad? es sobre mi príncipe...

Kanon no lo miraba a los ojos y Shura se dio cuenta de ello.

-¿Qué sucede? no necesitas pedir permiso para hablarme.

-Mi joven alteza está triste, hoy lloró por usted... su frialdad le dolió más que el golpe... él cree que usted se aburrió de él y se siente muy inseguro de sí mismo... él siente que usted... pronto buscará a alguien para satisfacer sus necesidades

Kanon se ruborizó mucho al decir eso y se tensó.

-Gracias por decirme, Kanon! Sé que debe haber sido difícil para ti hablarme de eso... buscaré a Camus.

Sin más, pasó por al lado del gemelo y posó su mano en su hombro.

 Era verdad que estaba sintiendo el peso de la abstinencia sexual pero jamás forzaría al menor y tampoco buscaría un amante de ocasión...

Pero tener cerca a Kanon, no le facilitaba las cosas.

Amaba a su ángel como a nadie, pero también recordaba lo vivido en esas noches de lujuria, donde hizo suyo al gemelo en todas las maneras posibles y no podía evitar desearlo.

Sintió el perfume de su cabello y suspiró... siguió su camino, inquieto, no le gustaba lo que le estaba sucediendo y se sentía sucio.

 Kanon soltó el aire que tenía retenido en sus pulmones, por un momento creyó que el príncipe intentaría algo con él de nuevo...

Saga venía a caballo y él corrió a su encuentro, esperó que bajara y se abrazó fuerte a su cuello, temblando.

-Te extrañé... qué bueno que estás aquí conmigo! Te amo, Saga...

-Kanon... qué te sucede?


Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora