Francia diez años después...
Degel y Krest hablaban animados en el salón de los reyes... ya todo estaba listo y sólo esperaban que comenzara la gala de presentación.
Tras un largo reinado, Degel, a sus sesenta años decidió que ya era hora de abdicar en nombre de su hijo Antoine y cederle el trono de Francia.
Habían sido años de prosperidad y paz, donde habían entablado nuevas relaciones con reinos vecinos y profundizado lazos con España y Portugal.
Tenían tratados comerciales y políticos con toda Europa y se erigían como una poderosa potencia.
El rey Degel había superado todas las expectativas de Krest y esto lo llenaba de orgullo y emoción.
Parados uno junto al otro, vieron entrar al Delfín de Francia, con su traje ceremonial militar, acompañado de su consorte y sus herederos.
Con poco más de treinta y siete años, Antoine tomó el cetro que le cedía su padre, la corona fue colocada en su cabeza y se leyeron los estamentos de protocolo que lo declaraban Rey de Francia.
Con mucha emoción, Degel se hincó ante su hijo y le besó la mano con devoción.
-No tengo más que palabras de felicidad y orgullo en este momento... eres el rey que siempre soñé, el hijo que soñé y mi corazón habla por mí cuando digo que serás, ya eres, el rey que Francia soñó y merece.
¡Larga vida al rey Antoine!
Se escuchaba a través de los grandes ventanales del palacio... gritos del pueblo que festejaban a su nueva majestad...
Antoine estaba muy emocionado y, al darse cuenta de ello, Degel llamó a Apolo y colocó las insignias que lo consagraban no sólo como jefe de la guardia nacional francesa, sino como el legítimo consorte real.
Recibió los honores en silencio, tomando de la mano a Antoine, apretándola apenas como para darse confianza mutuamente, mientras sus hijos, padres y demás familia, estallaban en el grito de todo un pueblo.
¡Viva la realeza francesa! ¡Vivan el rey Antoine, su consorte Apolo y sus príncipes herederos!
Alejo de dieciséis años y Desirée de once, subieron junto a ellos y así, la nueva familia real, fue recibiendo los saludos de los representantes de todo el mundo que habían presenciado la coronación.
Degel, Marié, Saga y Kanon veían felices los rostros de sus hijos y sus pechos se henchían de orgullo.
Eran los padres de los nuevos reyes de Francia!
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Portugal
Hades, con una larga vida como regente de su país, hacía mucho tiempo que había delegado de manera tácita el mando a Valentine...
Radamanthys no había querido sucederle por preferir sus estudios y postgrados en neurología.
Su padre no había tenido nada en contra de ello y sin dudarlo, le otorgó el título de regente a su yerno.
Valentine había trabajado arduamente en limpiar el nombre de Hades, recuperando aliados y amistades...
También había manejado con sabiduría la economía y ya no dependían de la venta de armamento, teniendo mejores condiciones de vida para sus habitantes.
Radamanthys había logrado que Ángel trabajara un tiempo en Portugal y, aunando conocimientos de medicina, obstetricia, neurología y psicología, habían mandado a construir un enorme hospital donde la atención era gratuita y estaba abierto a los doctores y enfermeros estudiantes, para perfeccionarse y seguir sus carreras allí mismo.
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Enemigo íntimo
FanfictionUna guerra inminente, una amenaza mortal a dos países pacíficos y blancos fáciles para sus enemigos, pero enemistados entre sí... una alianza que se cumplirá sacrificando lo más sagrado de sus regentes: sus hijos... Disclaimer: Los personajes perten...