11-Entre la vida y la muerte

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Saga sacó con cuidado el cuerpo del joven príncipe de entre los brazos de su hermano y lo depositó en los de Shura.

-Llévenlo urgente al palacio para que sea atendido a la brevedad! Ha perdido mucha sangre!

Seguidamente tomó en brazos a Kanon, lo bajó del caballo y lo recostó en el cesped; respiraba apenas, tenía heridas de balas de escopeta en la espalda, cinco orificios en su ropa y sangraba mucho.

Su palidez asustaba demasiado a Saga que, a pesar de ser un guerrero y estar acostumbrado a ver heridos, no podía evitar el miedo de ver morir a su amado hermano...

-¿Cómo está Kanon?

Era Shura quién estaba aún ahí, en trance, observando el rostro dormido del gemelo que, a pesar de mostrar dolor, mostraba paz también... seguramente, sabía que había salvado la vida de Camus.

-Debemos movernos con rapidez o ambos morirán...

Degel estaba petrificado, miraba a los dos heridos inconscientes y no podía articular palabra.

-Vámonos alteza! su hermano puede morir!

El príncipe levantó la mirada y encontró la de Saga, cristalizada en su angustia... solo asintió y partieron a prisa hacia el palacio.

Ninguno de los dos recobró el conocimiento en todo el trayecto; Saga llevaba a Kanon a horcajadas suyas, abrazándolo y cubriéndolo con una manta para darle calor...

Shura llevaba a Camus de costado, su cabeza recostada en su hombro y con sus brazos rodeaba el pequeño cuerpo apoyando pecho contra pecho para poder sentir su respirar; el príncipe tenía mucha fiebre y de vez en cuando susurraba incoherencias:

-No... Shura... por qué...

Un sentimiento de angustia recorrió el cuerpo del ibérico y sin pensarlo, acarició al chico y le besó la frente caliente...

Ambos reyes se encontraban a la entrada de las salas de curación del Palacio cuando los vieron llegar.

-Camus, mi retoño... ¿qué te han hecho?... Kanon...¿Kanon? ¿qué le sucedió? ayuda, son dos los malheridos, por favor!

Shura llevó hasta la sala principal al pequeño príncipe y lo depositó con sumo cuidado en la camilla; abrió su camisa y pudo ver que la herida del abdomen estaba un poco sucia e infectada y era de considerable tamaño.

Otra vez la angustia se apoderó de él y sintió como algo muy parecido al cariño, emanaba desde su propia persona hacia el adolescente...

-No se muera, príncipe Camus, por favor...

Krest ordenó que Kanon fuese llevado a los mismos aposentos que el príncipe y que se le diera el mismo tratamiento urgente; el joven había rescatado a su hijo y seguramente lo había defendido con su vida...

Saga entró a la habitación con Kanon en brazos y lo recostó de costado para poder ver sus heridas.

Rompió su camisa y los infames agujeros en su espalda se dejaron ver; obviamente sus perseguidores nunca pudieron darle alcance y optaron por atacarlo, disparándole con sus escopetas.

Shura se acercó a Saga y puso su mano en su hombro brindándole apoyo; en un primer momento el gemelo se estremeció ante el contacto pero luego se relajó y dejó que sus lágrimas corrieran.

-No quiero... no puedo perderlo...

-No lo harás... Kanon es muy fuerte... él saldrá adelante... tendrá la mejor atención del reino junto con el príncipe... dejemos que los doctores se ocupen de ellos ahora, vamos...

Shura tomó del brazo a Saga y lo sacó de allí, no sin antes acariciar el rostro del gemelo y rogarle con sus pensamientos, que tuviera fortaleza... él tampoco quería perderlo...

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Las guardias reales de ambos reinos habían seguido el rastro de los secuestradores y, una vez que hallaron a Kanon, siguieron el camino que había hecho su caballo.

No tardaron en encontrar a los malhechores que estaban desarmando sus tiendas para huir del reino sin dejar huellas... los redujeron rápido, encontrando cobijas con sangre, armas de fuego, pruebas suficientes de que eran ellos los culpables, además de encontrar esquelas remitidas desde Andorra y Portugal, donde se planeaba con detalle el secuestro del príncipe francés...

Al volver al palacio, los prisioneros fueron llevados a los calabozos donde los obligaron a confesar e hicieron llegar sus confesiones a los dos monarcas. Ellos tomarían las medidas necesarias para castigar a los culpables y entregar las pruebas a los demás reinos.

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Krest, estaba en la sala continua a la de curaciones, caminaba de una punta a la otra, sus nervios no lo dejaban tranquilo...

Degel a su lado se sentía inútil, no había sido de ayuda en la misión de rescate, se había asustado al ver a Kanon inconsciente con su hermano en brazos y no podía quitar esa imagen de su mente...

Saga se hallaba de igual modo, nervioso, esperando la salida de los doctores que operaban a su hermano; le habían pedido de su sangre para transfundirlo pero no sabía si eso era suficiente, había perdido mucha sangre y estaba débil...

Shura lo observaba desde su asiento, ya había orado por las vidas de Camus y Kanon, sólo restaba esperar...

-Debes comer algo Saga, tienes que estar fuerte por si Kanon llega a necesitar más de tu sangre...

Era la excusa perfecta para hacerle probar bocado al gemelo, que estaba inamovible en la puerta de la sala de operaciones desde hacía horas.

Saga lo miró cansado y asintió; se acercó a la mesa del príncipe y tomó un bocadillo y algo de agua.

-La leche tibia te hará mejor, créeme que mi padre me la hacía tomar cuando enfermaba y funciona realmente...

Shura sonrió ante el súbito recuerdo y Saga lo imitó.

-Gracias majestad... yo...

El doctor abrió la puerta y tanto el rey galo como Saga se acercaron inmediatamente.

Tenía un cansado semblante, habían sido horas de operar a ambos jóvenes, lidiar con la debilidad física del príncipe para estabilizarlo y prevenir una infección peor de la herida.

También había tenido contratiempos con Kanon pues, habiendo perdido tanta sangre, su presión se desestabilizaba contínuamente poniendo su vida en peligro.

-Debo ser sincero... ambos están en estado reservado... el príncipe ha superado la operación, la herida fue lavada, suturada pero hay que estar pendientes de cualquier infección interna... ahora duerme un sueño inducido pero tranquilo...

Dicho esto permitió que Degel entrara a ver a su hermano mientras Krest preguntaba por Kanon.

-El joven está muy inestable, su presión arterial sufrió cambios bruscos durante las horas de operación y optamos por inducirlo al coma para mantenerlo estable pero sus signos vitales son muy débiles... hay que esperar...

Sólo se escuchó un suspiro, un llanto ahogado y Saga se desplomó, siendo atajado oportunamente por Shura antes de que chocase contra el suelo.

El doctor se acercó rápidamente y comprobó sus signos vitales

-Este joven está muy débil, debería estar descansando desde hace horas!

Mientras le administraba un calmante, ordenó que lo llevasen a otra habitación para que no fuera molestado... Shura velaría su sueño el tiempo que fuese necesario, se lo debía a Kanon...

Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora