75- Dos príncipes en Grecia

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Apolo estaba feliz, tenía a su amado príncipe en Grecia, en su casa... había venido por él, para estar con él y apoyarlo en esos momentos de angustia que estaba viviendo...

No le importaba si sólo eran amigos, sólo el hecho de tenerlo cerca...

Antoine estaba encantado, el lugar era de ensueños, con una paz que jamás había experimentado y podía compartir su alegría con Apolo, que lo llevaba incansable, por cuanto museo, plaza, teatro, cine se le ocurriera...

Una vez le había dicho en burla a Emmanuel, que él no conocía el mundo real... ahora se daba cuenta que él tampoco lo conocía!

Antoine conocía distintas ciudades pero las veía desde lejos, siempre rodeado de guardias, mezclándose con otras realezas, estudiando con otros príncipes y lores de distintos lugares...

Eso no era el mundo real, esto lo era!

Caminaban por las calles sin seguridad, pagaban entradas para disfrutar de un espectáculo y comían botanas en puestos callejeros... las personas se saludaban sin conocerse y varias veces Apolo había pedido a algún desconocido, que les tomase una foto juntos, a lo que los demás accedían gustosos y halagaban la bonita pareja que hacían... ambos se ruborizaban pero no negaban lo que les decían...

Sin duda eso era lo que hacía diferentes a los gemelos: eran personas comunes, sin títulos nobiliarios pero libres y felices...

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Emmanuel estaba sentado en el sofá junto a Ángel, mirando una trilogía famosa que el príncipe no conocía: El señor de los anillos.

Ya llevaban varias horas allí y no pensaba levantarse hasta el final... el gemelo de a poco se había acomodado en su regazo y ahora estaba entre dormido...

Era la primera vez desde su crisis que hacía contacto con alguien más que no fuesen Kanon y Saga y
la felicidad del príncipe no tenía límites!

Aún no se animaba a acariciarlo y se sentía morir por darle un beso suave; temía a una reacción de rechazo y dolor en el menor, pero sus miedos se disiparon cuando Ángel giró sobre su cuerpo y quedó de frente al príncipe.

-No me puedo dormir... me abrazas? Por favor?

No era un pedido... era una súplica y Emmanuel sólo cerró sus brazos para atraerlo contra su cuerpo, sin apretarlo y sintiendo que el corazón le latía fuerte...

-Mi Ángel, no me tengas miedo que yo sería incapaz de hacerte daño... por el contrario, te defendería contra todos como tú lo hiciste... yo te amo y quiero verte feliz de nuevo...

-Yo también te amo, Emmy... sólo me siento feliz cuando los tengo cerca a ti y mi familia... después tengo miedo todo el tiempo...

Comenzó a temblar y los sollozos llegaron... el príncipe pausó la película y se acomodó mejor en el sofá para abrazarlo y acariciarlo.

-Todo estará bien, mi hermoso ángel, juntos lo lograremos...

Se inclinó y le besó la frente con mucha ternura.

-Ojalá todos tuvieran a alguien tan bueno como tú, Emmy! Soy muy afortunado por tenerte conmigo...

Su mano subió hasta el rostro del ibérico y lo acarició.

-¿Me darías un beso?

Emmanuel no se hizo esperar y le dio el más dulce de los besos, acariciando su cabello y bajando luego la mano por su espalda, mientras sentía como su cuerpo se iba relajando y respondía al contacto...

Al separar sus labios, ambos sonrieron y se quedaron abrazados... Emmanuel había ansiado mucho ese momento y ahora se sentía de lo mejor.

-Sigamos mirando la película... ¿qué te parece a ti la relación entre Aragorn y Boromir? Yo creo que tienen un vínculo mucho más profundo que el de simples camaradas...

Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora