23-Dolor y esperanza

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Saga encontró a Kanon en el piso del baño vomitando, su rostro pálido y desencajado; sus nauseas y arcadas continuaban pero ya había vaciado su estómago.

El mayor lo levantó en brazos con cuidado y lo llevó a la cama, tomando su temperatura y viendo que tenía fiebre.

-Vaya, te has agarrado un virus... llamaré al doctor.

Kanon sólo quería dormir y olvidar lo que había ocurrido una hora antes

FLASHBACK

-No... por favor... déjame... piensa en Camus...

Kanon veía con terror que Shura se trepaba a su cuerpo; él estaba tan débil que no se movía acorde a lo que su cerebro pedía...

-Precisamente por él lo hago y te pido que me dejes... lo amo con toda mi alma pero aún tiene el cuerpo de un adolescente y yo... necesito saciar mis bajos instintos y estás tú, que me enloqueces, me provocas con tu físico perfecto... te tomaré como si fueses él, no gritarás, no dirás nada o Camus sufrirá mucho si se entera...

Miró el cuerpo inmóvil debajo suyo

-Eres hermoso Kanon... 

Shura recorría su cuerpo con manos apuradas y besos llenos de deseo; Kanon evitaba ser besado en los labios pero él ibérico lo estaba devorando...

Las manos del príncipe fueron hacia la cintura del pantalón del pijama y allí el griego no pudo contener más su angustia...

-Por favor... no lo hagas... Shura, recapacita...

Su cuerpo comenzaba a recordar las antiguas vejaciones y su mente empezaba a perderse entre la realidad y el pasado...

-Ya no me hagas daño, por favor...

Todo pasó de repente, Shura sintió temblar inconscientemente a Kanon, ya no eran sólo sus palabras, su cuerpo reaccionaba con angustia y miedo a su accionar y por primera vez tuvo conciencia de lo que estaba por hacer.

-Dios mío! Kanon! que te he hecho! estaba fuera de mis cabales, no sé qué hacía... discúlpame por favor!

Pero el gemelo ya no lo oía...su mente no estaba allí, estaba en un infierno donde Shura otra vez se hacía dueño de su vida.

 Shura bajó de la cama, se sentó a su lado y le acarició el rostro; el gemelo tenía la mirada aguada perdida en algún punto de la pared...

-En verdad lo lamento, Kanon... despierta... me haces sentir cosas que no puedo controlar... lo siento...

Y se marchó. 

FIN DEL FLASHBACK

Saga estaba preocupado, cada vez que se acercaba a Kanon, éste se apoyaba contra la pared abrazándose a si mismo, con la mirada perdida y no hablaba...

Algo no estaba bien y ya el doctor le había dicho que su gemelo no tenía ningún virus en su organismo.

 Esa noche de la gala, Saga se había sentido mal por no acompañar a su hermano enfermo, pero debía quedarse porque el tema a tratar requería de uno de los guardias personales de los príncipes como testigo además del resto de los funcionarios.

Los reyes anunciaron el compromiso del príncipe heredero con su novia Marié y se hizo oficial la relación de ambos monarcas ante toda la corte francesa.

Camus debió contarles sobre la evolución de su salud y Saga habló sobre sus progresos físicos, al igual que los de Degel... el príncipe Shura debió retirarse un rato pero luego regresó y la velada continuó.

Las horas pasaron y al regresar a la casa que compartía con su hermano, lo encontró tendido en el suelo junto al inodoro, haciendo arcadas pero ya sin nada que sacar de su organismo... 

Para cuando Saga lo dejó en la cama y fue por el doctor, Kanon temblaba y trataba de olvidar lo sucedido...

Al despertar se encontró rodeado de personas que no deseaba ver: Camus, su príncipe amado que lo acariciaba preocupado... Saga, su amor que no se merecía el rechazo que le imponía en ese momento... y Shura, el principal y directo responsable de todos sus males, que lo miraba culpable y le preguntaba si se sentía mejor... no deseaba verlos, no quería hablarles... no los quería allí. 

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Camino de vuelta al palacio, Camus iba cabizbajo y callado, su rostro muy sombrío y Shura que lo miraba de reojo, intranquilo...

No había dormido en toda la noche y cuando lo había logrado, la mirada aterrorizada de Kanon le aparecía como en pesadillas... no tenía paz consigo mismo.

-Ca...Camus... me amas?

El joven galo lo miró sin responder.

-Yo no deseo forzarte a nada, quiero que todo sea perfecto entre nosotros... ¿viajarías conmigo a España para hacer tu presentación formal como mi futuro consorte?

-¿Hablas de verdad, Shura? ¿me presentarás ante tu reino?

La felicidad del príncipe llenó el vacío que sentía en ese momento y quiso que el tiempo volara y ya tenerlo en sus brazos... 

-Claro que sí, mi ángel! hablaremos con nuestros padres y luego viajaremos a España, te parece?

-Por supuesto, Shura! vayamos ya a decirles!

De pronto su rostro cambió

-Kanon no podrá viajar conmigo si sigue enfermo... 

-Kanon se repondrá pronto pero igual me tienes a mí, no necesitas guardia personal ahora...

Shura en verdad esperaba que el gemelo se pusiera bien, lo quería de una manera que él mismo no se podía explicar... él estaba consciente de que era una obsesión, que no lo amaba; él amaba a su pequeño príncipe y debía alejarse del guardia real antes de hacerles un mal mayor a ambos.

-Vamos mi hermoso, vayamos con nuestros padres...

Lo acercó a su cuerpo y le dio un beso suave en los labios, pero Camus pasó sus brazos por detrás de su cuello y lo profundizó rozando su cuerpo con el del mayor. 

Shura se sorprendió ante esta actitud pero lo recibió con agrado, viendo como ese niño ponía todo de sí para besarlo apropiadamente y hacerle sentir vibrar su cuerpo.

Tal vez se había apresurado al juzgar al galo y no era tan infantil... se fundió en el beso que le daban y sus cuerpos se friccionaban con desesperación.

-Te amo mucho, Shura! sólo espero poder ser todo lo que esperas de mi, darte todo lo que necesites...

Camus seguía besando a Shura con pequeños roces y al ser más bajo de estatura, se ponía en puntas de pie para alcanzar los apetecibles labios de su novio. 

-Yo también te amo, Copito y estoy seguro que serás perfecto para mi... ya lo eres!

Shura le sonreía feliz y lo abrazaba acariciando su espalda; estaba más que seguro que serían muy felices y ese pequeño suyo, lo haría un hombre completo y de bien! Ahora lo sabía, lo podía sentir y no veía la hora de unir su vida con el más joven de la realeza francesa.

Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora