30- Consecuencias

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La mañana siguiente los encontró abrazados, el joven príncipe con una pierna entrelazada con la de su guardia personal, su brazo rodeando su cintura y su larga cabellera aguamarina tapando parte de su rostro que reposaba sobre su pecho, el que subía y bajaba en un ritmo acompasado.

Kanon fue el primero que despertó, vio con ternura a su príncipe, a su pequeño amigo, a su amante?

Un miedo súbito le vino a la mente: ¿qué sucedería si el rey se enteraba? no temía por sí mismo, pero sí por Camus... su pureza física ya no existía y tal vez Shura no desearía casarse con él.

Una angustia asfixiante le poseyó y como pudo, se soltó del agarre del chico y se levantó de la cama. Se vistió y sin hacer ruido, salió de la habitación real para dirigirse a su casa.

En el camino se cruzó con Saga pero iba tan ensimismado en sus pensamientos que no lo vio y se sobresaltó sobremanera cuando lo tomó del brazo para saludarle.

-Kan... oye... Kan... estás bien? No me escuchabas...

-S...sí... gracias!

Recibió el abrazo de su pareja pero también un rechazo inmediato; Saga se separó de él en seguida y contrariado evitó su mirada y se fue.

-Saga! Saga...

Su angustia se incrementó ¿acaso su hermano lo rechazaría por haber estado con el príncipe?

Su mirada se cristalizó al ver que su amante no le dirigió siquiera la mirada y se hizo el que no escuchó su llamado.

Siguió caminando y al llegar a su casa pasó directo al baño, donde se desnudó y se metió bajo la ducha, liberando su angustia, llorando hasta cansarse, preguntándose si así sería su vida por siempre... si tendría que dar todo de sí por los demás y luego perder lo que era importante para él...

...ya tenía suficiente de todo...

Saga sentía que su pecho explotaría de impotencia y dolor... había despreciado a su hermano, al abrazarlo sintió el olor del príncipe en todo su ser y sintió celos...

Pero él le había dado su venia, ¿qué estaba haciendo ahora, juzgando a la persona que más amaba, tratándolo como si fuese un regalado?

Kanon se había sentido así tras lo acontecido con Shura y él se había encargado de demostrarle que no lo era...

Le había mostrado lo mucho que valía, pero ahora lo había herido con su rechazo.

Tras su entrenamiento lo buscaría y hablarían tranquilos...

Camus despertó lentamente, se sentía muy bien, había dado un paso enorme en su vida y su mejor amigo había estado junto a él como siempre...

Volteó con cuidado pues le dolía la cadera pero se encontró solo en su cama. Kanon le había dejado una nota en la almohada

"Camus, mi amado príncipe y amigo, gracias por confiar en mi y darme el regalo más hermoso de mi vida! Siempre estará esta noche en mi corazón..."

Grabó cada palabra en su memoria y en su alma y destruyó la nota, se levantó y fue directo a ducharse.

Se miró al espejo y vio que no tenía marcas, lo habían acordado antes pero sin embargo, las marcas más importantes estaban grabadas a fuego en su vientre, en su interior y jamás se borrarían para su felicidad...

Atesoraría esa noche con Kanon como algo mágico y para siempre.

No sólo había aprendido... había gozado, se había dejado llevar y, a pesar que su necesidad de conocimiento tenía a su príncipe como razón fundamental, durante su entrega no pensó un segundo en Shura...

Su mente, su cuerpo, su alma estaban con Kanon, le pertenecieron plenamente... y no había arrepentimiento!

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Kanon dormía cuando Saga regresó y tras higienizarse, fue hasta la cama y se sentó al lado de su igual, viendo que tenía los ojos hinchados y rojos...

Había estado llorando hasta conciliar el sueño y él se sabía el responsable de su angustia.

Acarició su cabello, tomó un mechón y lo llevó hacia su nariz para olerlo, impregnarse en su aroma... siempre le había dicho que tenía un perfume distintivo que lo hacía irresistible y ahora, sus recuerdos chocaban con la realidad.

Soltó el cabello y bajó su mano hacia su rostro acariciándolo, viendo como despertaba de a poco...

-Saga... yo... lamento todo esto... mañana me iré del palacio... no puedo seguir así...

-¿Qué dices, Kan? ¿Por qué?

-Ayer me diste tu bendición pero hoy me miraste con asco a los ojos... no puedo vivir con tu rechazo en la mirada... no lo soportaré y lo mejor es que me vaya lejos de ti...

-No... yo no siento asco... yo... sentí celos al percibir el perfume del príncipe en tu cuerpo... yo no podría sentir rechazo por ti jamás... yo te amo más que a nada... perdóname por hacerte sufrir con mi actitud... no me dejes...

Saga lloraba y Kanon lo abrazó pero su tristeza no se iba...

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Camus entró al despacho de su padre y encontró a los monarcas platicando animadamente; se acercó y saludó a ambos con su hermosa y tierna sonrisa.

-Padres, en una semana será mi cumpleaños pero no quiero agasajos, sólo que me den su bendición para viajar a España.

Su decisión estaba tomada y ya sería mayor de edad pero aún así, deseaba el consentimiento de sus mayores.

-Debo aclarar algunas cosas con Shura, no hemos hablado desde que se fue y creo que la distancia me hizo madurar y entender ciertas cosas que antes no podía ver...

-¿Sigues con tu idea de casarte con mi hijo, Camus?- el ibérico aún tenía esa esperanza.

-Me han enviado reportes del reino y mis consejeros están muy felices por los cambios que ven en el príncipe, me hace sentir orgulloso y creo que te lo debo a ti... si Krest avala tu viaje, yo te acompañaré...

-Gracias Francisco... en verdad necesito hablar con Shura y luego decidiremos nuestro futuro, juntos o separados...

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Había pasado tres días desde que Kanon y Camus habían intimado.

No creía necesario buscar nuevamente a su amigo y exponerlo a otra situación igual; lo había notado cabizbajo y se sentía culpable por haberlo arrastrado en esa locura.

-Kanon, ¿estás bien?

-Sí, Alteza... todo está en orden...

Kanon no hacía contacto visual y Camus lo leía a la perfección.

-Hablemos un momento... ¿te está afectando lo que sucedió entre nosotros?

-No, Alteza... yo... pero me quiero ir del reino lo antes posible... solo... necesito alejarme de todo...

-Kanon... lo siento tanto... no pensé... no preví las consecuencias para ti... ¿Saga?

-Él me dice que está todo bien, que sólo fueron celos del momento pero... está distante y ni siquiera duerme conmigo...

-Está celoso de mí?

-No lo sé... nunca le he pedido nada, Alteza... deme el permiso para irme...

Amargas lágrimas rodaban por el rostro del gemelo y Camus se sintió la peor persona del mundo... usó a su amigo y destruyó su felicidad.

-Tienes mi bendición Kanon... también mi amistad y mi corazón... lamento tanto hacerte sufrir...

Abrazó a su amigo y se quedaron así por largo rato.

Escondido, Saga lloraba en silencio sabiendo que perdía a Kanon... y no en brazos del príncipe, sino por su propio orgullo...

Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora