89- Una hermosa familia real

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Antoine se despertó molesto, el bebé pateaba demasiado los últimos días y no descansaba bien...

Ángel le había hecho ultrasonidos y todo estaba perfecto, era un bebé sano y fuerte... a último momento, Antoine se negó a saber el sexo y prefirió la sorpresa al verlo por primera vez.

Apolo se sentía desesperado por saber pero su gemelo, fiel al juramento hipocrático, mantuvo el secreto.

El príncipe galo se revolvía entre las sábanas y Apolo se preocupó y corrió en busca de su hermano.

-Ven por favor... Antoine no se siente bien...

Sólo le bastó verlo para saber que ya era el momento

-Todo estará bien hermano, el bebé va a nacer ahora...

Apolo palideció pero se recuperó pronto y ayudó a sentar a su esposo en la silla de ruedas y llevarlo a la sala donde todo estaba preparado para el parto.

Ángel hablaba con Antoine y le acariciaba la frente y el cabello, dándole tranquilidad...

-Tranquilízate que el bebé irá guiando la situación... cuando yo te diga, tú pujas y así lo ayudarás a salir...

-Tengo miedo... no podré...

-Si lo harás... mi padrino Camus tuvo a sus dos hijos en forma natural, incluso Emmy nació cuando su cuerpo estaba enfermo y aún así pudo hacerlo... tú eres muy sano y fuerte... es un esfuerzo y tendrás a tu hijo entre tus brazos...

-Gracias Ángel... has sido un gran apoyo en todo este tiempo y no sé cómo podré agradecértelo...

-Primero ayúdame a traer este bebé al mundo y luego decides...

Le guiñó el ojo y lo empezó a preparar en la camilla.

Un fuerte sonrojo se apoderó del galo cuando Ángel lo dejó sólo con la bata y le separó las piernas, pero el modo profesional en que su cuñado lo trataba lo tranquilizó.

Se fue relajando, sintiendo las punzadas cada vez más frecuentes, la presión que su bebé hacía para salir y, naturalmente, fue ayudando con su propia fuerza, pujando con la guía de su doctor, que no le soltó nunca la mano.

Apolo ya no tenía uñas, con los nervios que se lo comían vivo, quería preguntar a su hermano qué sucedía dentro... no se escuchaban gritos, nada...

Degel, Marié y los gemelos no estaban en mejores condiciones... caminaban de un lugar a otro, esperando el ansiado llanto.

Y llegó de repente... un llanto potente que hizo que Apolo se estremeciera de pies a cabeza... los abuelos sonrieron felices y Kanon, que estaba cerca de su hijo, lo abrazó con fuerza, emocionado

-Ya eres padre, Apolo! Felicidades mi vida! Cuídalos mucho y sean bendecidos por siempre...

-Gracias mamá...

No pudo decir más porque su garganta tenía un nudo, que se agudizó cuando la puerta se abrió y Ángel lo dejó pasar para conocer a su retoño.

Antoine estaba recostado, se veía un poco pálido y cansado aunque radiante y sonreía feliz... a su lado, un bultito se movía apenas.

Se acercó como caminando entre algodones, miró con adoración a su príncipe y le besó dulcemente...

El galo abrió la mantilla que cubría a su bebé y unas pelusas azules se dejaron ver.

-Tenemos un heredero al trono de Francia! Es un niño y es hermoso!

El príncipe tomó la mano del gemelo para que lo tocase y sólo bastó ese roce para que Apolo soltara el llanto.

Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora