24-Guerras internas

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Tras dos semanas en las que Saga había tratado de entender el comportamiento evasivo de Kanon, terminó por rendirse y muy frustrado se fue de la casa que compartían desde hacía años.

No podía soportar que su amante lo rechazara, no le hablaba y por las noches se dormía abrazado a la almohada apoyada su espalda a la pared, con miedo...

No comía, no entrenaba al príncipe y ni siquiera lo quería ver... Saga no podía verlo así y creyó que era conveniente dejarlo solo.

Ambos monarcas estaban muy preocupados por Kanon, él no era de faltar a sus obligaciones y menos desatender al pequeño príncipe.

Estaban seguros que algo había sucedido la noche de la gala y Francisco rogaba que su hijo no hubiese tenido algo que ver en eso.

Decidieron visitar al joven guardia y al entrar en la morada, lo encontraron sentado en el suelo, su cabeza recostada en la cama y abrazado a un cuadro... sus ojos hinchados de tanto llorar y muy pálido.

-Por Dios, hijo...¿qué te sucede?

No recibió respuesta alguna

-Kanon, eres como un hijo para mi y sabes que puedes confiarme todo... ¿qué pasó la noche de la gala?

Krest se agachó a su lado y lo abrazó.

Kanon sólo desvió la mirada hacia Francisco, sus ojos apenas abiertos y luego las lágrimas volvieron a él

-Perdí a Saga... lo alejé de mi y me abandonó...

-Hijo mío, si hay algo que Saga jamás haría, es abandonarte... te ama con locura, eres su vida... sólo te está dando tiempo para que aclares tus ideas y liberes tus miedos...

-Mis miedos... yo... no puedo controlar lo que me pasa...

-Dime algo jovencito, mi hijo tiene algo que ver en tu estado? necesito saberlo...

Francisco lo miraba serio pero con comprensión.

-Yo no deseo poner a nadie en problemas... mi pequeño príncipe sufriría mucho...

-¿Qué te hizo Shura? Dímelo jovencito... acaso él te... otra vez?

Las palabras no salían de la boca del ibérico, eran demasiado dolorosas y crudas

-No... él me siguió a casa cuando me retiré descompuesto... entró y me amenazó con que debía dejarme tomar, que él necesitaba saciar su libido y que lo haría conmigo para no dañar a Camus...

Yo... estaba aterrado, todo lo vivido hace años volvió a mi mente y le imploraba que ya no me lastimara... fue como que de golpe volvió a la realidad.

Yo... ya no quería estar aquí, ser su objeto de deseo, que me dijera que era hermoso... escuchaba como en sueños que me pedía disculpas, me quería hacer reaccionar pero yo no quería volver y verlo a mi lado...

Creo que se marchó en seguida pero antes pude sentir que lloraba, me acariciaba y me pedía perdón... no me hizo nada físico...

-Lo siento tanto, Kanon... no sé qué decirte para demostrarte lo apenado que me siento por los actos cobardes de mi hijo...

Francisco apenas si podía hablar

-Majestad... no debe hacerse responsable de algo que no hizo... yo... necesito pedirles algo a ambos...

-Lo que sea, hijo...- respondieron al unísono

-Nadie debe saber lo que pasó esa noche... el príncipe Shura está muy enamorado de Camus y ya sabemos los sentimientos de mi joven alteza por él... realmente sufrirá mucho si se entera de lo sucedido y... yo creo que en verdad no vale la pena que alguien más sufra... conmigo ya es suficiente...

-No... y perderás a Saga? no puedes vivir con el corazón destrozado y temiendo que mi hijo venga en cualquier momento a reclamarte sólo porque tiene ganas... eso no pasará...

-Por favor... majestad... Ustedes vieron cómo afectó a Camus no estar con Shura y su miedo a perderlo... yo sé que él jamás sería lastimado o sufriría a manos de Shura... su hijo ama a mi joven alteza como a nadie...

Yo ya perdí a Saga, no le puedo contar la verdad porque querrá asesinar a su hijo... además... tomé la decisión de volver a Grecia, ya no estaré en medio de los príncipes...

-No estarás entre ellos, estarás conmigo como siempre, aquí, en Grecia o donde desees mi vida...

Saga entró y se arrodilló junto a Kanon, abrazándolo... había escuchado casi toda la conversación y entendía muchas cosas

-Perdóname por no haber imaginado lo más obvio! Lo siento, hermanito, te volví a fallar...

-Saga... volviste... perdón... no quería que cometieras una locura por mi culpa...

Kanon apoyó su cabeza en el pecho de su igual, sintiendo su corazón latir, mientras su propio latido se acompasaba con el de su gemelo, dándole la paz que necesitaba.

-¿Tu culpa? tú eres el único que no tiene culpa de nada... todos sabíamos del deseo, la obsesión que el príncipe ha sentido por ti desde que te conoce...

No hicimos nada por prevenir que volviera a suceder lo mismo que años atrás... pero tienes razón, lo mejor será alejarnos y dejar que ellos hagan su vida... hablaremos con nuestros príncipes...

Sin dejar de abrazar a Kanon, miró al rey Krest

-Su majestad, usted ha sido para nosotros como un padre y no quisiéramos faltarle o quedar como desagradecidos, pero... esta situación nos supera... yo... no puedo perder a Kanon por un capricho... ¿nos entiende, majestad?

-Me es doloroso tener que dejarlos partir... pareciera que fue ayer cuando fueron presentados como parte de mi guarda real...

Me dijeron que eran confiables y buenos guerreros, que los habían conocido durante la guerra... Camus, que estaba conmigo, se acercó a Kanon, lo miró fijo a los ojos y le dijo "¿quieres ser mi amigo?"

Supe que serían los mejores guardias y maestros de mis hijos! Mi retoño jamás se equivoca al leer el alma de las personas y, en Kanon, encontró lo que buscaba...

Tú, Saga, fuiste lo mismo para Degel, pero ahora ellos harán sus vidas y ustedes merecen tener las propias...

-Gracias majestad... respecto a Shura, no diremos nada de lo que sucedió, dejaremos todo así y nos despediremos de los príncipes... en Grecia, viviremos tranquilos...

Saga seguía acariciando a Kanon, que poco a poco iba serenándose y el sueño lo reclamaba tras tantas noches de pesadillas.

Lo vio dormirse y sin molestarlo, lo levantó y acomodó en la cama, su sueño era profundo y tras una última caricia, salió de la habitación junto a los monarcas.

-Kanon merece tener una vida feliz y yo sé que se la puedo dar...

-Saga, no tengo dudas que tendrán una vida feliz juntos pero no se alejen de nosotros... quiero decir, no nos olviden...

-¿Acaso es posible olvidar a la familia? ustedes son todo para nosotros, nunca estaremos en mejor lugar que aquí, pero...

-Mi hijo destruyó la vida de Kanon y es una constante amenaza para él y su integridad física y psicológica... siento tanto todo esto...

El rey Francisco jamás había pedido perdón tantas veces por algo que él no había hecho.

-No se preocupe Majestad, no nos alejaremos mucho... el rey Krest es como nuestro padre y amamos demasiado a nuestros príncipes, sólo quiero cuidar de Kanon y sanar su corazón...

-Jamás les faltará nada y siempre tendrán abiertas las puertas del reino de Francia.

Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora