13-De despedidas y futuros

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Kanon estaba despierto, tenía una leve sonrisa en su rostro a pesar del dolor en su cuerpo.

Saga y Camus estaban emocionados de tenerlo de nuevo con ellos, mientras Shura desde lejos veía la situación y sí, el amor entre ellos era imposible de ocultar; Saga miraba a su igual con adoración y lo acariciaba sonriéndole...

-Me asusté mucho... creí que te perdía...

La felicidad del joven príncipe era contagiosa y Shura terminó por sonreir y acercarse a los demás...

Kanon se tensó al verlo pero algo era distinto en la forma de actuar del ibérico, le miraba con miedo...

-¿Cómo te sientes, Kanon?

-Mejor... gracias majestad...- hizo una venia con la cabeza

-No es necesario eso... yo debo decir algo delante de todos... padre, rey Krest, príncipe... yo fui un despreciable idiota con Kanon hace tiempo; le humillé, torturé y profané su cuerpo a mi antojo haciendo valer mi poder... he querido pedirle perdón y tratar de reparar mi error y quiero hacerlo frente a todos ustedes, que todos sepan que estoy verdaderamente arrepentido de lo que hice...

Se acercó al gemelo mirándolo como si el mundo no existiera.

-Yo, Shura, te suplico me perdones por todo el daño que te hice, sé de los traumas que debiste superar...

Se arrodilló frente a él, con el rostro en vergüenza...

Kanon no sabía qué hacer, le habló suave pero firme:

-Levántese majestad... por favor... no soy nadie para que se incline ante mí...

-Sólo si me das tu perdón y de ser posible, en un futuro, tu amistad...

-Yo... yo lo perdono... en realidad lo perdoné hace tiempo cuando me pude sobreponer al dolor... una amistad se trabaja pero no es imposible... levántese alteza, por favor...

-Gracias... y no me llames alteza...

Shura se incorporó y le tendió la mano a Kanon en señal de paz, la cual fue bien recibida; girándose un poco, hizo lo mismo con Saga mientras se le acercaba y le decía por lo bajo, sólo para sus oídos:

-Que sean muy felices... cuídalo bien...

Saga sólo pudo asentir con la cabeza, mudo de asombro y emoción... en verdad había cambiado el príncipe!

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La caravana estaba lista para partir; Camus y los dos gemelos iban en el carro principal y los rodeaban los guardias reales.

Ya se habían despedido del rey Francisco, Krest y Degel... no habían visto a Shura aún.

-No vais a iros sin despedirse de mí, verdad?

Shura se asomó al carruaje y la sonrisa de Camus se hizo enorme, siendo bien notada por Kanon que sonrió. -¿puedo subir?

-Claro majestad, perdón Shura...- dijo el gemelo. -Creíamos que no vendría a despedirnos

-Es que fui a buscar algo... -Sacó una bella caja forrada y se la entregó a Camus -nunca te agradecí el increíble regalo que me enviaste, es maravilloso! deseaba retribuirte el gesto pero debes abrirlo cuando llegues a Francia...

En cuanto a ustedes, permítanme el atrevimiento de obsequiarles esto.

Entregó un pequeño paquete a Kanon y como no hubo advertencia, lo abrió para quedarse con la mirada fija y la boca abierta... tanteó la mano de Saga sin dejar de ver la caja y cuando éste miró, se miraron y alzaron la vista hacia el ibérico.

-Pero... no podemos aceptar esto... 

-Kanon... Saga... deben entender que para mí es importante... verlos juntos y felices me hace sentir bien, y quisiera que esa unión sea aún mayor con estas alianzas... ayúdame Camus!

El tono que usó sólo causó risa en los demás y los gemelos no tuvieron otra que aceptar y ahí mismo, frente a los dos príncipes, se colocaron los anillos...

La sonrisa y el brillo en los ojos de Kanon, fueron el mejor agradecimiento y absolución que pudo recibir Shura...

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Francia, un año después...

El rey Krest se hallaba en su despacho leyendo unos papeles que habían llegado hacía unos días. Un suave golpe en la puerta y la doncella que entraba a retirar la bandeja del desayuno.

-Permiso majestad... se le ofrece algo más?

-No, gracias... Marié... ¿cómo vas con los estudios?

-Muy bien majestad! ambos príncipes me ayudan mucho y he avanzado tanto en el estudio como en buenos modales... el príncipe Degel trajo a una dama para que me confeccione varios vestidos y... yo no creo merecer tantas atenciones de la realeza...

-Estás muy equivocada, debes valorarte pequeña... he notado que has mejorado mucho tu relación con mi hijo mayor...

Marié se ruborizó notablemente pero sonrió y contestó

-Sí majestad, el príncipe ha sido muy amable conmigo y me ha tenido mucha paciencia al enseñarme los modos de la corte francesa; Su pequeña alteza también me sigue dando clases de idioma y hasta aprendí a montar a caballo!

El rey disfrutaba al oír de sus logros y sonreía...

-Padre, puedo pasar?

Unos golpecitos en la puerta dieron la bienvenida al heredero al trono y la joven los dejó a solas, previa reverencia y tímida sonrisa.

-Necesito que hablemos, padre...

-Dime hijo mío, qué sucede?

-Yo... yo sé que lo prometí cuando secuestraron a Camus, sé que es mi obligación pero...

-Pero qué? Degel?

-Yo no quiero casarme con Shura... no quiero... no lo quiero, no siento más que amistad por él!

-Hicimos un pacto y si no lo cumplimos se romperá el tratado que está sosteniendo la paz de nuestros reinos... acaso quieres vernos en medio de una guerra sólo por no dar ese paso? yo sé que es difícil pero el cariño se puede aprender...

-¿Cómo lo sabes si tú amabas a mamá y cuando ella murió no volviste a rehacer tu vida? yo... todo este tiempo desde que volvimos de España y el príncipe no envía misivas seguido, no veo que él tampoco esté interesado en casarse conmigo... 

-El pacto debe cumplirse... lo siento hijo...

Krest sabía que estaba condenando a su hijo a la infelicidad pero no había otra solución.

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-Joven Camus, tiene correspondencia...

-Gracias Marié!

Camus se sentó frente a la ventana y una sonrisa se dibujó en su rostro al reconocer la letra del remitente.

Leyó con avidez cada palabra escrita en perfecto francés pero el saludo final era como siempre, en español y con la metáfora que él ansiaba escuchar de sus labios y no solo leerla:

-Hasta siempre mi dulce Copito!  Con todo cariño, Shura.

Enemigo íntimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora