50- Buscando soluciones en todos los frentes

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Shura estaba tratando de dar un respiro a su mente y Camus parecía no entender su angustia.

España y Francia entrarían en guerra en cuestión de días, los informes decían que Portugal se estaba desplazando lentamente hacia ellos y debían estar preparados para lo peor...

Él debía marcharse pronto, ponerse al frente de su ejército e impartir coraje entre los más jóvenes e inexpertos...

Camus le decía que lo tomara con tranquilidad, que había algo que le decía que no iba a desatarse la lucha. El príncipe no veía forma alguna de evitar el conflicto...

Francisco y Krest estaban de su lado esta vez, creían en Shura y su valor en batalla por lo que, si él estaba ansioso, era porque no había salida...

Saga también estaba muy preocupado, debía ir al frente del ejército francés cuando fuese el momento y, estando Kanon inconsciente, sus hijos quedarían sin un padre que los cuidara y protegiera...

Deseaba tanto que su amado esposo despertara, que le diera una palabra de aliento y una bella sonrisa... lo extrañaba y necesitaba tanto...

Se acercó a la habitación de su gemelo y encontró al doctor acariciando el rostro de Kanon... su sangre hervía de rabia y desconfianza.

-¿Qué significa esto? He callado al verlo mirarlo de manera extraña para un médico pero ahora lo está acariciando y ya es suficiente... qué quiere con Kanon?

Radamanthys se sintió descubierto y avergonzado... sin embargo volvió a su compostura habitual y le dijo con calma

-Debo decirle la verdad... soy neurólogo, vine por pedido del príncipe Shura pero encontré a alguien que conocí hace muchos años y a quién jamás pude olvidar...

Saga lo miraba furioso, con celos, dudas... qué le estaba diciendo? Él conocía a Kanon? Habían tenido algo?

-Su esposo luchó en la guerra entre Portugal y los aliados... yo tenía veinte años y creía ser el mejor soldado de mi regimiento...

Una noche, diluviaba y no se podía ver nada más que oscuridad... al tratar de limpiar mis ojos, entró lodo en ellos y sin el sentido de la vista y con poca orientación, me alejé de mis compañeros y recibí de lleno el ataque enemigo...

Esperé la muerte pero en lugar de ella, encontré un ángel que me sacó del campo de batalla, me limpió y tras curar mi herida, me devolvió a mi lugar...

Me salvó aún sabiendo que era su enemigo... dijo que para él era otro ser humano que necesitaba ayuda...

Nunca pude olvidarlo, él era muy joven para estar en el ejército... ese ángel era Kanon y yo le debo mi vida...

Saga no salía de su asombro, el doctor le hablaba con seguridad en cada palabra... suspiró hondo y habló:

-Kanon tenía dieciséis años cuando entró al ejército griego; desde chicos quisimos integrar las defensas de nuestro país y cuando Grecia se alió a Francia, tuvimos una oportunidad...

Él fue al frente por ser eximio jinete y yo estaba con los grupos de apoyo unos metros más atrás...

Entiendo que esté agradecido, Kanon siempre ha sido muy altruista, pero eso no le da derecho a acariciarlo o tocarlo de ese modo...

-Yo... lamento mi comportamiento, no es ético, pero sí le diré que no tiene nada de qué preocuparse... jamás haría algo que lo dañase...

Ya le dije, deseo traerlo de vuelta para que sea feliz con su familia... es lo mínimo que puedo hacer para pagar mi deuda...

Saga suspiró cansado

-¿Entonces eres portugués? Te estás arriesgando al estar aquí con una guerra inminente...

-No tengo miedo a morir... sólo me lastima el saber que es una guerra sin sentido y muchos inocentes morirán...

-Pero debes tener familia que te espera allá... yo no puedo hacerme a la idea de que iré a la batalla sin poder despedirme de Kanon ni proteger a nuestros niños...

Una lágrima surcó la mejilla de Saga y Radamanthys se sintió horrible... el amor de ese hombre por su familia era sólo comparable al que se tenían con su padre... el responsable de esa guerra...

-Tengo a alguien que me espera, que me da su amor incondicional sin pedir nada a cambio... se llama Valentine pero...

-Pero tú amas a Kanon...

-Si... lo siento... me enamoré de una ilusión, de algo etéreo e imposible... jamás pensé en buscarlo aunque siempre estuvo en mi corazón pero... mi padre lo hizo por mi... él quiere que Kanon se case conmigo para que yo sea feliz...

-¿Acaso piensas que voy a dejar que te lleves a Kanon? estás loco si crees que permitiré que destruyan mi familia por un capricho!

-No... tranquilízate... pedí al emisario de mi padre que mintiera para que me de tiempo de despertar a Kanon...

Lo último que quiero es hacerlo sufrir... aunque te cueste creerlo, lo amo de verdad!

-Eso sí te lo creo! Kanon es especial y fácil de amar! 

-No sé si podré lograrlo, pero te juro que haré hasta lo imposible porque nadie les encuentre ni les hagan daño...

Sonrió con el rostro sombrío y miró nuevamente al amor de su vida... lo despertaría y se iría para siempre...

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Una semana después...

Camus hacía dormir al pequeño Emmanuel, mientras Saga hacía lo propio con uno de los gemelos y el otro dormía plácidamente sobre el pecho de Kanon.

Radamanthys había trabajado exhaustivamente en su actividad neuronal, su capacidad de reacción ante pequeñas acciones de sus bebés o palabras de amor de Saga...

Estaba volviendo de su letargo y sólo esperaban que llegara el ansiado momento.

Saga jugaba con la manito de su retoño, quien se empeñaba en jalarle el cabello y Camus estaba adormecido en el sofá cuando un suspiro ajeno los quitó de lo que hacían...

Miraron hacia la cama y Kanon estaba con los ojos abiertos.

-¿Kanon? Amor, despertaste!

Las lágrimas de Saga no se hicieron esperar, tampoco las de Camus que de un salto se levantó y se acercó a ellos.

-Kan, volviste! Cómo te sientes?

Lo acariciaban, le besaban las manos pero el gemelo menor tenía la vista puesta en su pecho, en el bebé dormido...

-Qué pasó? Y mis bebés? Acaso...

Sus ojos se aguaron y Saga se apresuró a quitar al pequeño de su cómoda posición y a la vez, Camus traía el otro a su lado.

-Kan, aquí tienes a nuestros bebés, a tus hermosos retoños por los cuales luchaste tanto... míralos, son igual a ti,  perfectos...

Camus lo ayudó a incorporarse y puso entre sus brazos al pequeño dormido; Kanon sintió temblar todo su cuerpo, apenas rozó con el dedo su naricita y el bebé sonrió...

-Es perfecto...

-Ya te reconoce como su madre...

El príncipe dijo y Kanon empezó a llorar de emoción. Saga le acercó el otro pequeño y una vez acomodado, con sus dos niños dormidos en brazos, lo acarició y besó con todo su amor.

-Te he extrañado tanto mi vida! Gracias por nuestros gemelos!

Saga lo miraba a los ojos con devoción.

-El reino ya tiene príncipes herederos!

Dijo alegremente Camus mientras acariciaba y besaba a su amigo en la mejilla y le daba la bienvenida.

-Veo que alguien decidió volver!

Shura entraba justo y su rostro era de pura felicidad!

-Bienvenido a casa, Kanon!

-Gracias, Shura!

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