[2] •Jimin, I miss u... || 윤민 (Yoonmin)

°001°

—Yoongi-hyung... — murmuró mientras pasaba sus manitas por sus ojos, dejando a la vista a un adorable Jimin recién despertado.

—Buenos dí- — Jungkook se quedó en silencio, sin terminar su oración apretó sus labios aguantando un poco la risa y con sigo mismo la sorpresa. Los tres chicos, aparte de él, que estaban sentados a su alrededor frente a la mesa voltearon a ver el por qué de sus repentinas expresiones.

—¿Qué pasa? — Yoongi salió de la cocina al ver que todos estaban en silencio soltando una que otra risa llena de ternura o simplemente diversión.

—Buenos días, Jimin — Jin sonrió, sentándose frente a la mesa con una taza de café, admirando está vez como Yoongi se hallaba completamente inmóvil mirando a su novio sin siquiera pestañear, y quien sabe, respirar por la sorpresa y fachadas en las que se presentó el más bajo.

Bastaron unos minutos para que saliera de su trance y comenzara a caminar hacia su pelirrubio.

—¡No lo miren! — Yoongi frunció el ceño con molestia al reaccionar y volver en sí, Jin miró a Hoseok y esté a Jungkook, para así el menor mirar a Namjoon y por último a Taehyung, sin saber que hacer. — He sido muy amable con ustedes últimamente y dejaré de serlo si siguen mirando a Jimin con esas caras y ojos tan feos, juro que se los sacaré a cada uno de ustedes y me vale mil hectáreas la justicia — habló con su mirada afilada y amenazante sobre ellos

—¡Eres cruel, hyung!

—¡Llamaré a la policia!

—¡Comenzaba a pensar que eras una linda persona!

—Gracias, yo también los quiero — sonrió al ver que cada uno cerró sus ojos temiendo por sus vidas.

—Amor... — murmuró un Jimin adormilado, sus ojitos pestañeaban del sueño que aún tenía, no estaba consciente de absolutamente nada de lo que pasaba y tampoco le causaba curiosidad ni sorpresa...

Sólo quería a su hyung, es todo.

—Jimin, no deberías salir de la habitación cuando... — lo miró de pies a cabeza. Y es que ¿cómo no se iba a molestar cuando su novio llevaba una simple sudadera blanca que cubría parte de sus muslos, dejando ver un poco sus boxer, tendiendo todo el esplendor de sus suaves y lindas piernas blancas viéndose bastante ardiente al llevar su cabello desordenado y poca ropa? Suspiró, sólo él podía verlo en esas fachadas provocativas, no sus amigos, aunque se conocieran hace años.

Sin más, el notorio puchero en los labios de Jimin se hizo presente, se acercó al mayor y ocultó su rostro en el cuello del mismo aspirando su perfume.

—Podrían, no lo sé, ¿ir a otro lugar a demostrar su amor? — Hoseok se quejó, dando un mordisco a su tostada.

—Bien, serás el primero en morir, Hoseok— sonrió, volteando a ver al menor, hallándose, no sólo con Jung Hoseok mirando la situación, sino con los otros cuatro chicos, quienes desviaron rápidamente la mirada, temiendo ser víctimas de asesinato de una cruel bestia andante.

No comprendía como podían temerle tanto cuando era más bajo que ellos, pero lo hacian, temían a Min Yoongi, quien escondía bajo una linda, tierna y muy hermosa apariencia sus filosasas palabras, que sin duda podían dar más de mil puñaladas en cuestión de segundos.

—Bebé, deberías...

—Mmh...~ — se quejó con sus ojos cerrados al sentir como el mayor trataba de sacar sus brazos y apartarlo, Jimin no quería soltarlo y eso sólo era indicio de que no había dormido lo suficientemente bien por la noche, debido al desvelo y altas horas en que Min se había quedado en el estudio, el menor esperando siempre por él.

Jimin sin Yoongi, jamás dormía.

El mayor suspiró y caminó hacia la habitación con su novio abrazado a su cuello.

Al entrar, cerró la puerta detrás de ellos e hizo que su pelirrubio volviera a recostarse en la cama lanzandolo a él al mismo tiempo que mantenía su cuello aferrado con fuerza.

—Jimin...

—No digas nada, hyung, sólo... quiero dormir... un poco más — murmuró con sus ojos cerrados, apunto de caer en un profundo sueño con tan sólo tenerlo cerca.

El mayor no dijo más, simplemente se quedó a su lado, abrazándolo mientras acariciaba su cabello rubio, sonrió levemente dejando un beso en su cabellera ante su serena y pausada respiración.

Park Jimin era sin duda un niño cuando se lo proponía, jamás existiría otro ser como Jimin en su mundo ni en su propia vida, se habían vuelto dos personas que a pesar de pertenecer a una banda de chicos, se necesitaban para sentirse completos y totalmente amados.