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Las yemas de sus dedos ardían en cada área que tocaba con devoción

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Las yemas de sus dedos ardían en cada área que tocaba con devoción. Dejó sus labios, bajando los besos por su cuello, generando una travesía, un nuevo viaje en cada zona con deseo y necesidad. Se encontró con sus pezones, los cuáles no dudó en besar y succionar, haciéndolo gemir por la asombrosa sensación e inclinó su cabeza hacia atrás pidiendo más contacto, había extrañado las sensaciones que le hacia sentir cada que lo hacía suyo mientras que Yoongi por su lado había extrañado sus melodiosos y placenteros gemidos por su causa cada que hacían el amor.

Jimin sintió estar en el cielo una vez más, sintió que se desvanecía con su tacto, con sus besos tan delicados pero calientes. Yoongi lo hacía sentir miles de emociones de un segundo a otro, cada zona que tocaba ardía a tal magnitud que sus gemidos salían de forma instantánea, se sentía tan vulnerable. Delineaba su piel con sus dedos al mismo tiempo en que sus labios querían hacerse cargo de su ansiado cuerpo y tomar el control, arqueó su espalda perdiendo la cordura de la forma más magnífica y maravillosa para él.

Sólo era cuestión de placer y desborde de pasión para que ambos acariciaran y admiraran sus cuerpos completamente desnudos, donde el sonido de sus alteradas respiraciones se oían como jadeos que eran silenciados con sus gemidos lleno de placer y satisfacción, con los chasquidos de sus labios y lenguas que acariciaban sus bocas. El menor no pensó en sus acciones, mordió su labio inferior con fuerza y dio la vuelta quedando a horcajadas del mayor acariciando su torso con sus traviesos besos. Jugueteo con su cuello y lóbulo de la oreja con un sin fin de emociones, donde aquel «Me encantas» fue un cálido susurro y fin de la cordura de Min Yoongi, quien deslizó sus caricias por la espalda y parte del trasero de su precioso chico. Una pequeña sonrisa se adueñó en los labios de ambos sintiendo plenitud y amor desbordado, sintiendo descontrol y experimentado nuevos sentimientos cada que hacían el amor, entre sonrisas y conocimiento de sus puntos débiles, jugando con ellos con eficacia, volviéndose su preciosa debilidad.

Para Yoongi, no existía nadie más que Park Jimin y jamás lo haría ni en un millón de años. Sólo lo quería a él con su insistencia y amor, derribando siempre las corazas que cubren su corazón.

Teniendo el control una vez más en su amado, las yemas de sus dedos delinearon los gruesos y rojos labios entre abiertos de Jimin mientras su agitada respiración era expulsada. Deslizó estos con amor por su piel hasta sus piernas, sujetó uno de sus muslos y besó la parte inferior de estos con placer.

—Yoon... — no logró acabar su llamado, por los instantáneos gemidos expulsados desde su garganta.

Rendido y entregado en sus brazos, sintiéndose el ser más débil y perdido en su placentero tacto, en sus besos y en sus caricias, ya era absoluta debilidad frente a Min Yoongi. Cada vez que hacían el amor se envolvían en su hermosa burbuja llena de placer, ternura, amor, pasión y devoción, siendo vulnerables por sus cuerpos. Tan delicado, grabando y guardando en sus mentes cada escena con complicidad.

Enlazó sus dedos, posicionándolo a la altura de su cabeza, los brillantes ojos lujuriosos transmitiendo amor, sus bellos destellos conectados como la primera vez. Era una de esas noches donde sus cuerpos se unían bajo la tenue luz de la habitación, donde el hecho de sentirse y observarse era lo más extraordinario e increíble.

La ilusión de Jimin despertó más de lo que ya hacía en su interior, quería que Min Yoongi se mantuviera presente está noche, quería despertar y tenerlo a su lado, abrazarlo y sentir que lo tenía cerca de él cada día de su vida haciéndolo sentir especial e importante, haciéndolo perteneciente a él, quería que lo hiciera suyo no solo hoy, sino siempre, donde los susurros en su oído al hacerlo se transformarán en promesas y juramentos.

La intensidad en que sus sentimientos estaban presentes fluyó hasta el punto en que no existía un hoy ni un mañana ni un ayer, querían sostenerse por más tiempo, querían la adicción de sus besos, querían que este momento fuera para la eternidad y que quedara grabado no solo en sus mentes, sino también en sus corazones como otros momentos vividos.

—Te amo tanto — susurró con su respiración alborotada. Yoongi besó sus labios sellando sus palabras.

Esto era lo que había extrañado, sus besos, sus roces y tacto, aquello que llamaban travesía de sus complacidos cuerpos, donde solo ellos tenían acceso a cada zona de su piel.

Tenían sus vidas entre sus manos y no existía nada más que el eterno amor mutuo.

[2] •Jimin, I miss u... || 윤민 (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora