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Nunca había sido un chico que cediera fácilmente o confiara en las personas y sin duda está no era la excepción

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Nunca había sido un chico que cediera fácilmente o confiara en las personas y sin duda está no era la excepción. El chico bailarín llamado Yeol pasaba cerca de Jimin mientras que él se mantenía observando todo desde atrás con ambas manos en sus bolsillos.

—Ten — entregó una brocheta de frutas hecha con mangos. Yoongi negó con una sonrisa burlona en sus labios.

Jimin separó sus labios para agradecer su considerado y lindo gesto. No obstante, Yoongi pasó por medio de los dos, logrando que el chico se alejara de Jimin para así tomar la brocheta de fruta entre sus manos.

—A Jimin no le gustan los mangos, chico amigable — dio aquel dato con su grave tono de voz, siendo bastante serio e indiferente con aquel sujeto. Caminó delante de ambos comiendo las frutas, Jimin se encogió de hombros y sonrió tímido.

—Lo siento, no lo sabía...

—No te preocupes, está bien — caminaron detrás de Yoongi, quién con el paso de los minutos quedó nuevamente detrás de ellos atento a las acciones.

Prestaba atención en como el chico trataba de coquetear con Jimin descaradamente. Para ser un nuevo bailarín el contacto que tenía con el pelirrubio era demasiado y Jimin por muy cariñoso que fuera, cuando conocía a las personas solía ser tímido y distante, es por eso que por más que el chico tratara de invadir su espacio personal Jimin no cedía tan fácilmente ni caería rendido a sus brazos. Todos creían que el menor por ser una persona gentil y amorosa con sus amigos tendrían la posibilidad de cruzar la línea límite que el pelirrubio tenía entre la gente y él. Jimin sólo cruzaba esas líneas afectivas con su familia, amigos de años y claramente, Yoongi.

El azabache se acercó a Jimin susurrando en su oído, cosa que el lindo pelirrubio negó y tomó distancia de él para luego sonreír nervioso y ruborizado, pese a todos los intentos que ese chico hacía Jimin siempre terminaba rechazando sus peticiones y sin dudarlo se acercaba a Yoongi, sujetando su muñeca con algo de temor en su mirada.

—¿Estás bien?

—Si...

—¿Pasa algo? — su mirada se dirigió a los ojos del menor que veían a Yeol con algo de miedo en ellos — ¿Te dijo algo malo? — se refirió a lo que susurró en su oído.

—No... — fingió una sonrisa. Yoongi suspiró para nada convencido de sus respuestas.

Si Jimin actuaba así de extraño, definitivamente, era porque ese chico había dicho algo que le incómodo y no le gustó para nada.

—¿Quieres que volvamos al hotel?

—En unos minutos más, antes deberíamos pasar al baño... — dedicó una leve sonrisa.

—De acuerdo — sonrió ¿tomar o no su mano? se creó aquel dilema en su cabeza.

Relamió sus labios nervioso. Miró a Jimin para luego bajar la mirada a la mano que sujetaba su muñeca. No dijo nada ni mucho menos volvió a mirarlo, sólo mantuvo está al frente, fingiendo observar los alrededores y no lo que realmente pensaba hacer. Alejó unos centímetros su brazo del menor para acercarse a su mano y tomarla, pero sus dedos rozaron a nada de ser enlazados hasta que tomaron, del otro lado, la mano de Jimin apartándolo bruscamente de él.

Bufó molesto y desvió la mirada mientras empuñaba sus manos. Cada que trataba de acercarse a Jimin lo interrumpían, en verdad le fastidiaba. Ese sujetó sólo quería toda la atención del pelirrubio para así lograr conquistarlo y aunque no lograra admitirlo en voz alta, comenzaba a molestarle tanto la cercanía de ellos dos que en cualquier momento decidiría volver al hotel y llevarse a Jimin a la rastra, pero se habia prometido no armar un escándalo, porque al fin y al cabo respetaba y confiaba en Jimin.

Los minutos avanzaron con coqueteos fallidos de parte del chico, nuevas peticiones rechazadas y un Jimin comenzando a asustarse de que fuese tan insistente con quien sabe qué en sus constantes susurros en el oído, aún más cuando tomaba su mano con tanta confianza.

—¿Son novios? — una mujer preguntó con curiosidad. El sujeto pasó su mano por la cintura de Jimin, fue entonces donde la paciencia de Yoongi explotó y la gota de su vaso llamado: irritación, rebasó muy dentro de él. Sin embargo, lo retuvo. Debía mantener la compostura ante la situación, no podía llegar y golpearlo frente a todos, aún tenía una imagen que cuidar por la Agencia.

Soltó una risa llena de indignación ¿tan necesitado de amor estaba? ¿acaso pensaba que Jimin era un objeto que podía usar cuando quisiera? Cruzó sus brazos y siguió su camino enfadado pensando que tal vez ambos lo seguirían.

Ese tal Yeol sin duda tenía un capricho con Jimin, creía que lo conseguiría.

Continuó su camino, deteniéndose frente a una tienda de joyería. Entró en está sin pensarlo mucho.

Miró los accesorios por unos segundos, preguntando el precio de cada objeto. Al hallar lo que quería sonrió y pidió para comprarlo. Al hacerlo, lo guardó en su abrigo mientras salía de la tienda satisfecho de tener lo que buscaba en Seúl hace varias semanas.

[2] •Jimin, I miss u... || 윤민 (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora