[2] •Jimin, I miss u... || 윤민 (Yoonmin)

°076°

Sonrió una vez más al sentir sus labios sobre los suyos con frecuencia, moviéndose a compás y acariciando con sus lenguas sus bocas y parte de su piel.

—No hagas eso... — susurró con una sonrisa al sentir su labio ser mordido.

Se hallaba contra la pared cercana a la cocina, donde la mano izquierda de Yoongi estaba apoyada en la misma mientras el menor tenía sus manos enredadas en las hebras de su cabello y el mayor mantenía su mano libre en la cintura descubierta de su pelirrubio acariciando aquella zona al tener sólo una de las camisas, que había sacado de la maleta de Yoongi, cubriendo su cuerpo hasta sus muslos.

Sus ojos seguían cerrados en la unión de sus labios una y otra vez, dedicando pequeñas y hermosas sonrisas sin decir ni una sola palabra. Los chasquidos de sus labios era lo único que se oía en la silenciosa habitación.

La persona que amaba estaba frente a él, en sus brazos y en sus labios, por lo que hacia lo que su corazón le dictaba y eso era: estar con Yoongi.

—Eres precioso — susurró, a lo que Jimin soltó una risita realmente encantado de sus constantes halago y palabras lindas — Me encantas... — susurró una vez más, por lo que Jimin mordió su labio inferior complacido y con sus manos en la nuca lo acercó aún más a él, disminuyendo la distancia de sus cuerpos para así besarlo juguetón. Mordiendo su labio superior e inferior, Yoongi sujetó de los muslos al menor y lo alzó en sus brazos, éste enrolló sus piernas en sus caderas, quedado aún contra la pared siendo besando por los belfos de Yoongi, quien saboreaba su cavidad bucal con travesía sólo como él sabía hacerlo, tan magnífico y grandioso haciéndolo sentir en las mismísimas nubes. Compartieron abrazos y leves risas ante sus propias travesuras.

Sin embrago, los golpes leves en la puerta se hicieron presente, pero ninguno atendió, sólo estaban concentrados en ellos y en dedicarse amor. Sus labios podían estar muy rojos e hinchados de tanto besarse, pero no les importaba, podrían quedarse toda una tarde sumergidos en su gran burbuja de amor y felicidad.

Al oír el llamado una segunda vez, Yoongi bajó al menor con cuidado y se apartó del mismo para abrir la puerta de una vez. No obstante, Jimin volvió a seguir sus labios como un cachorrito, logrando atraparlos y besarlos.

—Debo abrir — murmuró y besó su mejilla.

—No... — hizo un puchero y besó su hombro al abrazar su torso, impidiendo que se alejara de él.

Si Jimin en algún momento debía reconocer ser adicto a los labios de Min Yoongi, lo haría, porque sentía que lo era cada día que sus suaves belfos se rozaban y tocaban mientras que para el mayor besar los dulces labios de su chico era lo más increíble y maravilloso.

La puerta sonó una tercera vez.

—¿Quién es? — preguntó mientras Jimin, está vez, besaba su cuello con lentitud, logrando que Yoongi soltara un gruñido, posicionando una de sus manos en el trasero del menor y la otra en sus muslos, acariciando estos con cariño para luego atrapar su labios, donde Jimin ahogó su gemido entre besos, logrando que su camisa cayera al piso para que Yoongi tuviese acceso a su cuerpo entero. Succionó una parte de su clavícula del lado izquierdo haciéndole cosquillas. Jimin contuvo sus pequeñas risas dejando que marcara su piel una vez más, para luego volver a atrapar sus labios.

—Yoongi, Jimin ¿están ahí? — se oyó la voz del otro lado — Soy el manager — la voz se hizo presente una vez más — Estoy aquí para traer la comida — Yoongi se apartó del menor rápidamente, quién soltó un quejido al haber sido separado de sus labios muy rápido y brusco, al igual que del contacto de su cuerpo y manos. Jimin sujetó el torso del mayor con un puchero al haber sido arrebatado de sus encantadoras caricias. Ocultó su rostro en su cuello jugueteando y ahora él succionando y besando con fuerza éste, Yoongi gruñó levemente.

—Debo abrir, bebé — Jimin se apartó con una sonrisa victoriosa al ver la marca que había logrado dejar en su cuello. Soltó al mayor, dándole todo el acceso para que fuera hacia la puerta.

Yoongi colocó su playera, dejó un corto beso en sus labios y caminó hacia la puerta mientras Jimin volvía a colocar la camisa de su hyung, abotonando la misma. El mayor arregló su cabello y carraspeó, para así abrir la puerta.

El manager apareció frente a sus ojos con una bolsa plástica que llevaba cajas de comida, entregó éstas.

—Gracias — sonrió.

—¿Y Jimin?

—Oh, él está en el baño — mintió. No podía decir lo que pasaba entre ellos, nadie debía saberlo o el CEO se molestaría tanto con él.

—¿Puedes entregarle ésto? — extendió una tarjeta de acceso — Su habitación está habilitada, puede volver está noche, después de todo nos iremos en una semana.

—Le diré.

—Bueno, supongo que es todo — sonrió — Disfruten su comida — sólo asintió. Cerró la puerta y volvió con las cosas entre sus manos.

Guardó la tarjeta de la habitación de Jimin en su bolsillo y dejó las bolsas en la mesa que tenían, debido a que seguían compartiendo una suite.