[2] •Jimin, I miss u... || 윤민 (Yoonmin)

°080°

Llevaba sentado en esa cama por varios minutos, observando ambos dijes en su colgante con sus ojos llorosos. No había querido hablar ni mirar a nadie, no había salido de la habitación desde que llegaron hace dos días del extranjero, sin apetito, sólo estar recostado en la cama sumergido en sus pensamientos sobre todo lo que había ocurrido, llorando.

Para él, era inevitable no soltar sus lágrimas ante lo dolido que estaba con la idea de que quien amaba lo alejara lentamente de su vida con cada mentira y asunto que ocultaba. Comprendía que podía hacerlo, estaba en todo su derecho, pero de cierto modo quería pertenecer a su vida nuevamente, esa en donde se demostraban amor, eran felices y siempre solucionaban sus problemas juntos, se contaban cada mínimo detalle de lo que ocurría, ya sea malo o bueno, siempre se habían tenido para apoyarse y ayudarse en todo. Se suponía que... habia confianza entre ellos.

Ahora se hallaban heridos. Su corazón, sus sentimientos por Yoongi, su alma y su cuerpo dolían.

Trató de limpiar sus lágrimas por enésima vez pero fue imposible, sólo las dejó caer, no debía retener su consternación por más tiempo.

Guardó el colgante en una de sus cajas con cuidado, después de todo Yoongi se lo había regalado.

Salió de la habitación, hallándose con Jin y Taehyung, quiénes sin pensarlo dos veces tomaron su brazo y lo guiaron a la habitación de Jungkook, dejando al menor del grupo confuso al verlos sentarse en su cama, sólo hasta que vio a Jimin y su rostro decaído lleno de lágrimas, contando de inmediato a ambos mayores lo que había ocurrido hace dos días entre Yoongi y él.

—¿Eso hizo?

—Si...

—¿Adora también tiene ese colgante? — asintió. Yoongi ya no podía mentir más, había visto a Adora el día de ayer con el colgante, portandolo con orgullo en su cuello... — ¿Y qué hiciste con el tuyo?

—Me lo quité hace unos... minutos — confesó — Confíe en él ¿sabes? pero al parecer... los rumores son ciertos... — murmuró — Él y Adora llevan... una relación más... avanzada...

—Está vez si tendrá que escuchar. No lo dejaré pasar... — Jin se levantó de la cama, pero Jimin lo detuvo

—No lo hagas, hyung — pidió — Todo está hecho, nuestra relación es... — bajó la mirada —, parte del pasado... — sus palabras salieron en un hilo de voz.

—Jiminie... — ambos acariciaron su espalda tratando de reconfortarlo.

—¿Saben que es lo peor? — musitó cabizbajo. Taehyung y Jin lo miraron atentos mientras que Jungkook ocupaba su computadora escuchando la conversación de sus mayores — Sentí que era importante para él... — musitó — Y aún no lo entiendo ¿por qué me mintió? ¿por qué darme un colgante cuando otra persona lo tiene? Él no debería hacerlo... — sorbió su nariz — Entiendo que para él no signifique lo suficiente, que sólo sea un simple colgante que cientos de personas llevan, pero me lo dio para mi cumpleaños simbolizando lo importante que soy para su vida... — sorbió su nariz una vez más — Ahora solo me siento un idiota enamorado...  — murmuró — Sé que no todo es su culpa, pero... tú lo dijiste, hyung — habló hacia Jin — Me ilusioné tanto con volver a ser novios... — le dio la razón — Soy un tonto, confíe y le creí, siempre le entrego todo de mí, le hago saber de mis sentimientos constantemente, pero él sólo... — detuvo sus palabras debido a sus lágrimas, cubrió su rostro con ambas manos.

Taehyung y Jin sólo se miraron al verlo tan devastado.

—Creí que podríamos volver a ser una pareja, que estábamos sanando nuestros corazones... — sollozó — Me equivoqué tanto — soltó con dolor — Me esforcé por nada... — se cuestionó — Dios, soy un idiota... — Jungkook miró a sus mayores con tristeza — Ella ha estado ahí con él ¿por qué no admití de un inicio que son... novios y qué Yoongi olvidó lo que fuimos...?

Y así mismo las horas pasaron entre lágrimas y lamentos de Jimin mientras sus amigos lo animaban y trataban de reconfortar.

Para cuando la noche cayó y Yoongi llegó a casa, Jimin se levantó del sofá, debido a que había decidido salir de la habitación de Jungkook y hecho un desastre se encerró en su habitación, sin apetito ni energías de nuevo, desmoronado una vez más con la diferencia de que, está vez, no corría a verlo o tratar de hablarle, más bien ignoraba su presencia sin querer verlo en lo más mínimo.