EL ARTE DE AMARTE (CACHÉ)

Bogotá, Colombia

POV Poché

El estúpido sonido del despertador comenzó a sonar por quinta vez...

Sí, quinta vez.

No estaba en mis planes despertar a las seis de la mañana en lunes pero el maldito colegio me lo exigía.

¿Quién le dijo al hombre que los seres humanos necesitamos despertarnos a las seis de la mañana en lunes solo para ir al estúpido colegio?

¿Acaso no pudieron agregarle un día más al fin de semana y comenzar en martes?

Digo, así evitarían que las personas que asisten a los colegios lleguen malhumorados y con un sueño de los mil demonios.

Pero bueno, no podía hacer nada más que levantar mi redondo trasero de esa cama y darme prisa.

Hoy era mi primer día en la universidad y llegar tarde no era buena idea, siempre había que dar buena impresión los primeros días.

─¡Poché! ¿Quieres huevos o panqueques para el desayuno?─la voz de mi hermana menor al otro lado de la puerta retumbó en mis oídos sintiéndose como martillazos dentro de mi.─¡Poché! ¡Despiertaaaa!─seguía gritando como desesperada mi hermana.

¿Acaso conocía la palabra paciencia?

¿No?

Yo tampoco, para ser sincera, era la persona más impaciente del mundo.

─¡Huevos!─grité con las pocas ganas que tenía.

Al parecer mi hermana me escuchó a la perfección, escuché como iba bajando a pasos duros las escaleras.

El sonido del despertador seguía intensificando su sonido alrededor de mis oídos, estiré uno de mis brazos hasta alcanzar mi celular, presioné el botón de "detener" y volví a botar el celular en algún lugar de la cama.

─Genial...De vuelta al colegio, ¡Yupi!─me intenté motivarme a mí misma estirando mis brazos lo más que pude intentando relajar mí cuerpo.─Después de casi tres años.─susurré aquello último con temor en mis palabras.

Era cierto...Había dejado el colegio desde la muerte de mi madre. Todo había sucedido demasiado rápido, fue completamente inesperado a decir verdad.

El cáncer invadió la mayor parte de su cuerpo en tiempo record...Y no pudimos hacer absolutamente nada.

Especialmente yo no la había aprovechado lo suficiente.

Todos los días después de su muerte mis pensamientos me atormentaban, me recordaban día y noche el poco tiempo que estuve con ella.

Me había dedicado cien por ciento a mis coreografías, a mis propios bailes callejeros junto a mis amigos.

Probablemente era la peor hija del mundo.

Sí, estuve en depresión todo este tiempo...

No tenia ánimos para hacer algo, prácticamente pase un año entero en mi habitación viviendo mi duelo.

Los próximos dos años me la pasaba en campamentos, viajes y alguna que otra cosa que mi padre contrataba para que mi hermanita y yo nos distrajéramos un poco.

Valentina era el nombre de mi hermana, Juan Carlos era el nombre de mi padre, los tres éramos una familia muy unida y...Feliz dentro de lo que cabía.

Habíamos aprendido a superar poco a poco la ausencia de mi madre.

─¡Miren quien apareció! El pequeño bebé de la casa.─Juan Carlos mi padre me llamó por un gracioso apodo mientras tomaba asiento junto a él y Valentina.