EL ARTE DE AMARTE (CACHÉ)

Sueño profundo

POV Calle

Un paseo romántico, alejadas de todo y de todos en medio del mar...

Solo ella, yo, el sol, el mar...Y bueno, el personal del yate privado que mamá me había prestado.

De un momento a otro está loca y romántica idea se me había pasado por la cabeza incluso antes que mi madre descubriera mi relación amorosa con la paparazzi y claro que en cuanto le conté la idea que tenía después de la ultima cena que tuvimos con ella, aceptó sin ningún problema.

Era una verdadera fortuna tener mínimo el apoyo de uno de tus padres en esta situación, pero sobre todo era una fortuna tener una madre con un yate privado que pudieses utilizar para cursilerías para tu novia.

─¿Amor?─Poché me llamaba con inseguridad.─De verdad, me estas asustando e impacientando, ¿Ya me puedo quitar la venda?─la tenía tomada de la mano, no tenía por qué desconfiar, no era como si la fuera a secuestrar o hacer alguna maldad...

¿O sí?

─No seas impaciente niñita misteriosa.─la regañé ayudándola a meter sus pequeñas piernitas al yate, dimos unos pasos más y finamente nos detuvimos en la mera orilla del "pequeño" barco.─Okey, ya, ya llegamos, puedes quitarte eso.─

Estaba un poco nerviosa, quería que le gustara mi idea romántica, quería que no sintiera que esto era demasiado cursi para sus ojos, quería que no se sintiera en el Titanic.

Bueno si, pero antes de la desgracia, no después.

Poché abrió los ojos lo más que pudo, realmente estaba sorprendida o eso creía.

Se adentró en el yate con ayuda de uno de los trabajadores.

─¿Qué es todo esto amor?─Poché empezó a mirar cada rincón interno y externo del yate, yo venía como mosquito detrás de ella siguiéndola a todos lados.─Wow, wow, wow.─regresamos a la punta del yate, el capitán estaba esperando nuestras instrucciones dentro de la cabina.

Poché se veía espectacular, el sol brillando sobre su piel desnuda del bikini, eran la combinación perfecta.

─Es una sorpresa.─respondí lo que era obvio.─Tenia un plan lindo contigo y bueno, aquí estamos.─

Yo también traía un bikini un poco más alto que el de Poché, ella sonrió como una boba al observarme ya sin esa bata estorbosa.

─Te amo, me encanta, ¡Me encantaaa!─gritó abalanzándose sobre mí, mis brazos la sujetaron, di una vuelta completa sobre mi propio eje con ella encima y después la dejé caer dándole un tierno beso.

Levanté el pulgar indicándole al capitán que podíamos comenzar el viaje, el asintió y así empezó nuestro camino a nuestro propio mundo.

Lo primero que hicimos fue como siempre comer, no habíamos desayunado antes de irnos y sabía que Poché se ponía brava o simplemente comenzaba a alucinar como una loca si no tenía algo en su pequeña barriga.

Después de eso, al poco rato el yate se detuvo indicando la llegada a un lugar donde quería llegar junto con ella, un espacio en el mar donde el agua era tan cristalina que alcanzábamos a ver a los pequeños peces nadando felizmente debajo de nosotros.

─Wow ¡Amorrrr!─Poché gritaba emocionada.─¿Podemos nadar con ellos?─señaló a los pequeños pececitos, sus ojitos brillaban como cuando un pequeño niño veía su cono de helado favorito frente a sus ojos.─Espera no, olvídalo, nos puede comer un tiburón hambriento.─se volteó hacia mí con cara de pánico, me reí en su cara.

─Estas no son aguas para algún tipo de tiburón.─contesté segura, eso se lo había preguntado desde antes al capitán, sabía que esto le encantaría.─Claro que podemos nadar con ellos, para eso son los trajes de baño, así que...─me alejé un poco de ella.─Adiós perdedora.─comencé a correr hasta llegar a la orilla, ahí me aventé un tremendo clavado en forma de bolita.