Corbata roja

14.8K 816 266
                                    

POV Calle

La noche anterior había sido una de las mejores a lado de mis mejores amigos, incluso había sido emocionante y...

Diferente haber tenido ese enfrentamiento de baile con la paparazzi.

J Balvin era el dios del reggaetón, de eso no había dudas. Todo el concierto había sido un éxito rotundo.

─¡Buenos días Dany!─me saludó Elena con un fuerte beso en la mejilla.─Juliana está terminando su desayuno en el comedor.─indicó mi nana señalando el cuarto de la sala.

Le agradecí con un beso de vuelta y caminé hasta ahí.

Elena era una señora de sesenta años, que toda la vida ha estado para Juliana y para mí prácticamente. Se había convertido en una segunda madre para nosotras.

─Muero de hambre.─dije dejándome caer de un sentón sobre la silla del comedor, mi hermana sonrió al ver eso.─¡Que delicia!─me emocioné al ver el gran plato de huevos revueltos con unas cuantas verduras sobre él.

Mi hermana, Elena y yo terminamos nuestro desayuno conversando sobre lo nerviosa que estaba por la cena de esta noche, tenía miedo que papá hiciera trizas a Lucas y me quedara sin juguetito sexual todos los días.

Elena prepararía unos deliciosos camarones rellenos de queso y una ensalada dulce, por lo que tuvo que darse prisa e ir al supermercado a comprar lo que faltaba en el refrigerador.

Hice mi rutina de ejercicios de todos los fines de semana en el gimnasio del último piso de la casa que básicamente era mucho cardio y endurecimiento de glúteos.

Este lindo cuerpecito necesitaba trabajarse mucho si quería seguir siendo igual de sexy.

─¿Crees que debería usar la corbata azul o roja?─preguntó Lucas nervioso a través del teléfono.─Yo creo que la roja, combinaría más conmigo ¿No crees?─rodeé los ojos, llevábamos hablando más de dos horas sobre su maldito vestuario elegante que usaría el día de hoy.

Me importa una mierda la corbata que uses wey no mames, pensé.

─Sí, la roja.─contesté ignorándolo por completo. Estaba terminando de peinarme y este idiota no me dejaba hacerlo tranquilamente.

Solo tenía media hora para estar lista. Mi padre era muy impaciente y fue lo primero que le contextualice al pelinegro.

─Diablos, estoy tan jodidamente nervioso.─habló quejándose de el mismo.─Nunca me habían presentado a unos padres o algo por el estilo pero...─eso era cierto, el solo se acostaba con chicas una sola noche y las abandonaba al día siguiente.─Me gustabas físicamente desde hace un par de años y después de pasar la noche juntos y todos estos días me he dado cuenta que realmente me estás empezando a gustar más de lo que creí...─esas palabras me las había repetido mínimo unas tres veces.─Por ti eliminaría mis miedos.─

Mierda, aquí las cosas se ponían incomodas.

El pelinegro me gustaba, me gustaba físicamente y era divertido, pero su falta de inteligencia y sus gustos tan opuestos a los míos me generaban conflicto.

─Oh...Lucas, llegó mi padre, nos vemos en media hora.─mentí desviando el tema de conversación que prefería no tocar por ninguna razón. Germán había llegado hace más de dos horas.─No tardes por favor.─colgué.

Si bien, algo que había notado en el pelinegro es que era muy intenso, muy insistente, muy impulsivo y muy aventado...Y quizá podría decir que muy entregado.

Él podría querer una relación conmigo y quizá podría tenerla, pero el correría su propio riesgo porque...

Daniela Calle se maneja por relaciones abiertas, cero compromisos, cero celos, cero relaciones serias.

EL ARTE DE AMARTE (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora