EL ARTE DE AMARTE (CACHÉ)

¿Si o no?

POV Poché

Mi cuerpo temblaba.

Johann y Paula nos sostenían a Calle y a mi de las manos, ambos nos jalaban fuera del instituto.

Podía sentir mi cuerpo flotar, estar presente pero no sentir nada.

Actuaba por mecanismo, como si fuera un simple robot que intentaba sentir pero que no podía.

Me sentía drogada.

─¡Poché entra al auto!─pedía Johann a gritos. Gritos que parecían casi inaudibles, gritos que podía escuchar como si estuviesen muy lejos de mis oídos.

Esto tarde o temprano iba a pasar, pero nunca me imaginé que fuera de esta forma, tan pronto y tan público a la vez.

Siempre pensé que ambas se lo gritaríamos al mundo como cualquier persona; contándole a su familia lo que realmente es, lo que realmente le gusta, lo que realmente ama.

Sin sentir vergüenza, sin sentir miedo, sin sentir angustia en un entorno seguro.

Hice lo que Johann me pidió, Calle no soltaba mi mano en ningún momento.

Su tacto se sentía más que helado.

Condujo lo más rápido posible en cuanto todos nos montamos al auto de Calle, había personas todavía siguiéndonos, parecía una multitud del grupo contra homosexuales.

El grupo que originalmente había creado Johann en cuanto llegó a este instituto.

El grupo donde Johann era el líder.

El grupo donde extrañamente Johann no estaba en estos momentos intentando hacernos daño.

Podía escuchar que Johann y Paula discutían, Calle no paraba de llorar.

Esa fotografía plasmada en el periódico era más que evidente, más que fuerte para todos.

Estaba más que segura que todos los medios estaban hablando de esto en estos momentos. Que esa fotografía estaba siendo tendencia en Colombia o incluso en todo el mundo como lo había firmado Jennifer.

Calle era una figura pública y ahora lo era más gracias al torneo de golf ganado en Miami.

Dimos vuelta camino a la privada donde vivíamos y justo cuando lo hicimos, una multitud de periodistas y medios de comunicación de diferentes televisoras y radios ya estaban invadiendo la entrada.

─¡Puta madre!─gritó Johann golpeando el volante. Los medios escucharon el sonido del claxon y de inmediato se dirigieron a nosotros, rodearon el auto e intentaron ver dentro de el con miles de micrófonos y cámaras.

─No, no, no...─Daniela chillaba por lo bajo, estaba más que asustada.

Mucho más que yo.

Los guardias nos ayudaron a entrar con el auto dejando a un lado dicha prensa, cerraron las puertas y finalmente llegamos hasta nuestros hogares.

Pude visualizar el auto de mi padre aun en casa, pero también pude visualizar el auto de German y Juliana en la mansión Calle.

─¿Qué hacemos chicas?─preguntó Johann volteando para todos lados.─Mierda, lo sabía, lo sabía maldita sea.─golpeó nuevamente el volante del auto.─Sabía que ustedes eran algo, sabía que ustedes se gustaban, lo supe todo desde un inicio pero queria hacerme a la idea que nada de esto fuera verdad.─se giró hacia nosotras con lágrimas inundando sus ojos.

Nunca había visto a alguien tan machista como Johann llorando, se veía muy lastimado y dolido.

─Si lo sabias, ¿Qué haces aquí Johann?─atacó Calle con rabia.─Deberías estarnos golpeando, insultando o algo, no ayudándonos.─nuevamente mi novia se hizo bolita en su pedazo de asiento trasero.