Kevin

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POV Poché

Nunca antes había sentido tanta ternura por alguien, tantas ganas de besar a alguien, tantas ganas de estar con alguien, tantas ganas de perdonar a alguien.

Pero tampoco nunca antes había sentido tantas ganas de querer hacer sufrir un poquito a alguien, de querer hacerle sentir lo que yo sentí cuando esa persona me hizo daño.

Quizá no sea lo correcto, quizá estaba actuando igual que Daniela con su venganza estúpida, pero esto era necesario, necesitaba que ella misma se diera cuenta de sus errores y sus cagadas.

Era mentira que Mario estuviera esperándome después de mi encuentro con Daniela, quien realmente me esperaba en la parada de autobuses era Alejo.

Estaba más que feliz, contenta por darme cuenta que por primera vez en la vida de Daniela, esa chica había hecho algo por alguien, algo con sus propias manos, sacrificando su propio físico, su sus horas de dormir e incluso sacrificando su maldito ego y ese alguien era yo.

─¿Por qué mierda no te la cogiste en ese puto momento Poché?─Alejo preguntó exagerado moviendo sus manitas de forma extraña.─Esto es mejor que cualquier otro regalo caro.─eso lo tenía más que claro.

─Es muy pronto para perdonarla Alejo.─respondí caminando en medio del camino de piedras del parque.─Le tengo que dar su propio merecido.─ese parque me recordaba tanto a ella.

Aquí había sido el comienzo de todo.

─¿El sexo no es un buen castigo?─preguntó elevando una ceja.─Podrías azotarla, ahorcarla y torturarla, no sé, piénsalo.─me dio algunas ideas que sinceramente no sonaban nada mal, pero no, eso no...

No por ahora.

─No conozco a Calle en el ámbito sexual, pero estoy casi segura que eso en vez de ser una penitencia, será demasiado placentero para ella.─respondí con un poco de pena, no acostumbraba a hablar sobre sexo así como si fuese lo más natural del mundo.

Una chica virgen, pura y santa como yo le aterraban todavía un poco esos temas y más si se trataba de chica con chica.

─Y placentero para ti.─soltó el idiota pegando una risita nerviosa, levantó la mirada hacia enfrente y se percató de la persona que estábamos esperando.─¡Oh mira! Ahí está el, ¿Me veo bien?─preguntó deteniéndose un momento en el camino.

Acomodó su camisa y su pelo siendo cero disimulado.

─Te vez más que perfecto y estúpido bebé, perfecto para el.─contesté burlándome de mi mejor amigo.─¡Hola Kevin!─saludé al ex novio de Alejo, si algo debía admitir era que mi mejor amigo tenía muy buen gusto para los chicos, Kevin siempre me pareció un chico extremadamente guapo y atractivo.─Que gusto que estés de regreso, te hemos extrañado demasiado.─lo abracé y como de costumbre me cargó con sus dos musculoso brazos.

─Yo también te extrañé pequeñita.─besó mi mejilla y me bajó nuevamente al suelo.─¿Hemos? ¿Tu también me extrañaste niño de labios rosados?─esta vez se dirigió a mi mejor amigo quien tenía una sonrisa cero disimulada en el rostro expresando lo nervioso que estaba.

Siempre solía decirle "labios rosaditos" Kevin a Alejo ya que después de un beso apasionado entre ellos dos, automáticamente los labios de mi mejor amigo se coloraban como si se hubiera echado lápiz labial, una explicación rara y peculiar.

Pasamos a sentarnos debajo de la sombra de un gran árbol y procedí a sacar la comida de la mochila de Alejo, antes de venir hacia el parque decidió comprar diferentes tipos de frutas y comida japonesa, sabia lo mucho que le gustaba la comida japonesa al chico con barba.

EL ARTE DE AMARTE (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora