Vodka

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POV Calle

La semana fue demasiado larga y pesada para alguien como yo.

Prefería pasar todo el tiempo fuera de casa, con Lucas, Johann, Paula o en algún entrenamiento de futbol de los chicos.

En varias ocasiones me quedaba a dormir con Paula y cuando no era así, prefería llegar a media noche a casa, así me aseguraba que tanto Juliana como papá estuvieran dormidos.

Los evitaba a toda costa y no dejaba de pensar en la poca cosa que soy para ellos y el pésimo concepto en el que me tienen.

María José Garzón se había portado...Algo más "amable" de lo normal conmigo, o más bien, algo más estúpida y noble conmigo pero...Realmente se lo agradecía.

Sabía que ella había notado que algo me estaba pasando porque durante toda la semana había estado mirándome extraño, como si intentara leer mi mente, como si quisiera saber lo que estaba pensando, como si quisiera conocer algo más sobre mí y...

Eso era bastante raro.

Aunque quizá no era así, quizá solo era una maldita paparazzi queriéndose enterar de los chismes de las celebridades.

─¿Ya estás lista para mover tus grandes nalgas?─preguntó Paula al otro lado de la línea. Mi mejor amiga estaba más que emocionada por esta maldita fiesta.

Toda la semana me estuvo jodiendo para que fuéramos, yo no estaba de ánimos para fiestas pero...Al final como siempre me convenció de ir con el pretexto de distraerme.

Solo ella sabía lo que había pasado con mi padre y mi hermana, además de Johann.

─No lo sé Pau, mi muñeca...─iba a poner algún pretexto pero la morena me interrumpió.

─¿Tu mano está conectada a las nalgas?─preguntó haciéndome reír. Siempre tenía una respuesta para cualquier momento.─Vamos Calle, vamos a divertirnos, no te joderás más la mano te lo prometo.─Paula intentó darme ánimos.─Solo moverás tu trasero como solo tú sabes hacerlo.─

La odiaba porque solo ella tenía el poder de convencimiento sobre mí. Johann me ha intentado convencer en varias ocasiones de hacer algo pero muy pocas veces lo ha conseguido.

Terminé de colocar el brillo labial en mis recién inyectados labios y sonreí frente al espejo admirando lo linda que me veía esta noche.

Bajé las escaleras escuchando el auto de Lucas estacionarse y...Para mi puta desgracia, Germán y Juliana estaban en la sala conversando con un café en la mano.

¿Qué hacían ellos aquí un viernes por la noche?

Se suponía que esos dos abuelos toda la semana trabajaban hasta tarde, solo sábados y domingos eran libres para ellos.

─Daniela, tenemos que hablar.─la voz fuerte de Germán se escuchó como siempre potente y autoritaria. Seguí mi camino hasta la puerta de la entrada ignorando sus palabras.─¡Daniela Calle Soto! ¡Te estoy hablando maldita sea!─gritó aún más fuerte.

Estaba segura que sus gritos se habían escuchado hasta la avenida principal de Bogotá.

─Voy de salida, adiós.─contesté regalándoles una sonrisa hipócrita.

─Me importa un carajo si tienes que salir o no, los tres debemos hablar ya mismo.─respondió frio y Juliana lo miró regañándolo. Germán se relajó, apretó los ojos y los dientes.─Por favor.─

─Yo creo que no, después tal vez.─dije despidiéndome nuevamente con un movimiento de manos.

Los gritos nuevamente se escucharon detrás de mí, pero esta vez no detuve mis pasos, al contrario, los aceleré.

EL ARTE DE AMARTE (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora