Nuevo novio

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POV Calle

Habernos dado nuestro propio tiempo y espacio había sido lo mejor que pude haber hecho por Poché y por mí.

Al momento de buscar a Lalo en el campo por primera vez, intentó tomarme del cuello, lo cual era muy raro, pero al paso que los días y todas esas platicas, me contó toda la historia de Poché, Alejo y el en el pasado y ahí había entendido todo.

Lalo durante toda esa relación de amistad había sido el hermanito mayor de Poché y Alejo. Después surgió el inconveniente de Laura Villa, la mejor amiga de Poché y todo terminó. También me contó lo que había pasado la noche en la que Poché se había enterado de lo que había pasado en la fiesta de Johann cuando la encontró en la banca, después lo de su apartamento entre otras cosas.

Llegó el turno de contarle mi versión y mi verdad, lo que sentía por Lucas y lo que sentía por Poché, él se mantuvo en silencio tal y como yo lo había hecho en su momento, me escuchó hasta el final y finalmente me aconsejó.

Poché estaba terriblemente mal casi como yo, había estado bebiendo, jodiendo su vida tal y como yo lo había hecho después de la separación de mis padres.

Al final me armé de valor después de tanto, me presenté en ese dichoso bar donde celebraría su cumpleaños y aunque sin muchas esperanzas me decidí a luchar una vez más.

Todo había valido la pena.

Poché me perdonó, Poché regresó conmigo, Poché quería que lucháramos una vez más por nuestro amor y eso lo era todo...

A la mañana siguiente después de hacer el amor como unas locas enamoradas, nos despertamos con mucha pereza sintiéndonos todavía débiles y agotadas.

Era jueves, lo que significaba que Poché había elegido un pésimo día para celebrar su cumpleaños y lo que significaba que teníamos clases hoy.

─Tenemos que ir al colegio amor.─habló Poché todavía con voz ronca, estaba abrazada a ella.

Era mi posición favorita cuando de dormir se trataba con ella.

─No quiero, solo quiero quedarme así contigo.─me aferré más a su pequeño cuerpo pegando mi cara a su cuello.

─Calle, créeme que a mi también me encantaría, pero le prometí a mi padre que no faltaría más.─respondió haciéndome gruñir.

Nos quedamos unos minutos más así abrazadas, oler ese perfume de su cuello era otra de mis sensaciones favoritas en el mundo.

─Realmente te necesitaba.─confesé dejando un pico en dicha zona.─Necesitaba tus consejos, tus abrazos, tus besos y...─mi mano bajó hasta su nalga.─Tus lindas nalgas.─apreté su redondita nalga haciéndola pegar un pequeño salto.

─Calle...─me regañó sintiendo nuevamente los escalofríos.

─Lo siento, necesitaba apretarlas.─confesé levantando los hombros.─Vamos a ducharnos, te prestaré ropa.─con cero ganas me levanté de la cama por fin dejándola ahí tumbada con carita de marmota arruchada.

─Báñate tu primero, no quiero tener ningún tipo de tentación.─me miró de arriba hacia abajo.─Llamaré a mi padre y le explicaré que estoy aquí contigo.─tomó su celular y continuó con sus nalgas pegadas al colchón.

Asentí sin muchas ganas y finalmente me di la ducha que tanto necesitaba. Esa ducha me relajó, me hizo explotar más mis emociones, me hizo sentir liberada.

Poché pasó a hacer lo mismo después de mi, me cambié y después de tanto tiempo regresó la Daniela Calle delicada y femenina de todos los días. El maquillaje era una parte importante de mí, cuando no lo hacía era obvio que algo estaba mal.

EL ARTE DE AMARTE (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora