Tengo miedo

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POV Poché

Conocía a ese chico, lo conocía no a la perfección pero si lo suficiente como para tener cierto miedo.

Ese chico era un completo manipulador, un tipo que jugaba con las mujeres.

Lalo era de lo peor.

Y no era que desconfiara de Daniela o que no confiara en mi o que sintiera esos celos tan enfermos que casi nunca sentía sino que claro que era un chico muy atractivo y un completo casanova.

─Poché, ¿Estás segura que no quieres practicar un poco?─era la tercera vez que Lalo me hacia la misma maldita pregunta.

─Ya te dije que no.─respondí cruzándome de brazos. Estaba sentada en las bancas de descanso para golfistas, debajo de la sombra.─Prefiero que ustedes dos se den prisa para que salgamos lo más pronto posible.─le sonreí hipócritamente.

Calle me regaló una mirada de desaprobación, estaba segura que pensaba que estaba celosa pero no era así, no aun.

La práctica se extendió una hora más de lo esperado, Calle y ese idiota se estaban conociendo, interactuando y hablando cosas irrelevantes, externas al golf.

Dieron alrededor de las ocho de la noche, todo estaba medio oscuro gracias a los faros altos que nos alumbraban y nosotros apenas íbamos saliendo del campo junto a Lalo. Tenía tanta hambre que podía comerme una vaca entera sin problema alguno.

─Eres una excelente jugadora Daniela, de verdad me dejaste sorprendido.─exclamó el castaño secándose el sudor de la cabeza con una toalla.

─Gracias Lalo, sería un pecado no serlo teniendo a mi padre como campeón mundial y dueño de este maravilloso campo.─respondió Daniela señalando la amplitud de todo el campo.

¿Daniela? ¿Lalo?

¡Vaya! Que confiancita se agarraron este par en tan solo unas horas para llamarse ya por sus nombres.

La conversación se volvió a extender un par de minutos hasta que llegó John el señor de la administración del campo e interrumpió la conversación. Lalo tenía que hacer su corte, ya era hora de salida para los entrenadores.

El chico comenzó a despedirse de la modelo, le dio algunos tips de yoga para relajar los brazos o algo por el estilo y segundos después ambos estrecharon manos.

─Nos vemos mañana linda, descansa y...─terminó de decir el chico llevando nuevamente la mano de la modelo a sus labios.─Ten una bonita noche.─besó su mano como todo un caballero estúpido y después desapareció de nuestra vista.

Suspiré intentando relajarme, Lalo le había dicho "linda" a mí...Amiga.

Era obvio que Calle era linda, era hermosa, preciosa, PERFECTA.

─¿Te parece que vayamos a cenar esa comida vegetariana que tanto te gusta amor?─Calle me preguntó guardando su botella de agua en su pequeña maleta, esta vez habíamos dejado los palos de golf dentro de una sala especial donde los Calle guardaban todas sus cosas.

─Ammm si.─hablé dudosa rascándome la cabeza. Daniela tomó mi mano nuevamente, entrelazó nuestros dedos y empezó a caminar conmigo hacia su nuevo auto.

Me abrió la puerta del copiloto como si nada hubiera pasado, le agradecí por hacerlo y rápidamente ella se montó en el lado del piloto.

Comenzó a conducir sin poner la radio, sin poner su celular, sin nada que hiciera algún tipo de ruido, lo único que se escuchaba eran los sonidos de los autos junto a nosotros, las llantas pisando piedras y personas insultándose con gritos.

EL ARTE DE AMARTE (CACHÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora